Comida y paseo por las leyendas de Hortaleza
Muchos de los migrantes españoles que pasaban por ahí rumbo a Madrid en busca de porvenir decidían quedarse seducidos por los huertos, la ganadería, los paisajes y sus gentes
En un claro de edificios de diferentes alturas y formas del barrio madrileño de Pinar del Rey está el origen de Hortaleza. O lo que queda de esta villa centenaria absorbida por la ciudad, al noroeste, a mediados del siglo XX. Un refugio verde con zona de parque infantil, árboles, arbustos y pastos jaspeados de esas florecitas amarillas despelucadas que tienen un nombre en cada país, indeseadas en cultivos y jardines, pero embellecedoras en este rincón.
Una puerta ornamental de piedra del siglo XVIII, reconstruida en 1894, está en medio del parque. Al fondo, un silo poligonal de unos 25 metros de altura reconvertido en espacio cultural con salas de exposiciones y un mirador desde donde se divisan los cuatro puntos cardinales. A sus pies, unas antiguas caballerizas habilitadas para la Biblioteca Hortaleza de la Salud.
Son memorias compartidas por su bibliotecario, Juan Jiménez Mancha. Todo lo que sabe de Hortaleza lo convierte en un rosario de relatos. Su voz se expande por esta antigua finca de recreo de los Duques de Frías que a finales del siglo XIX el jurista Pedro Tobar convirtió en instalaciones agrícolas e industriales. Hasta que en los años veinte del siglo pasado todo empezó a cambiar.
Muchos de los migrantes españoles que pasaban por ahí rumbo a Madrid en busca de porvenir decidían quedarse seducidos por los huertos, la ganadería, los paisajes y sus gentes.
Los vestigios de la Hortaleza antigua están esparcidos y casi camuflados por el Distrito, aclara Juan Jiménez Mancha. Los alrededores del Parque son un archipiélago de islas-manzanas separadas por diferentes mares según el nombre de las calles: Mar de Bering, Mar Caspio, Mar de Japón, Mar Menor, Mar Negro, Mar de Aral, Mar Amarillo, Mar Báltico, Mar de Omán, Mar Mediterráneo…
A la salida occidental del parque está el Mar de las Antillas que desemboca en el Mar Caspio, frente al Parque Isabel Clara Eugenia de estilo Romántico en cuyo interior está la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM). Es una construcción rodeada de leyenda. Sobre su diseño y/o construcción late la sombra de Albert Speer, el arquitecto de Adolf Hitler y ministro de armamento y Producción de Guerra del Tercer Reich: es un pequeño teatro de planta oval con un pórtico de 35 columnas dóricas de inspiración neoclasicista de piedra blanquísima. Aunque empezado en 1943 y su diseño, oficialmente, se atribuye a Navarro Sanjurjo, hasta uno de los guardias de seguridad habla de la leyenda. No solo eso: cree que debajo del bosque frente a la entrada “hay hueco que durante la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial sirvió para guardar armamento. ¡Eso dicen!”.
A esa hora lo único que suena son las notas díscolas del piano al que hace mantenimiento un hombre en el pórtico de la entrada principal. Lo afina para la actuación de la tarde con público sentado entre los árboles y con la distancia de seguridad por la covid-19. El mismo escenario de estos atardeceres de agosto en el que actuará este sábado 15 y domingo 16, bajo el programa Teatralia Circus, la compañía Nueveuno con la obra Sinergia Street.
Bajando por el Mar Caspio, hacia el oriente, se habla de otra leyenda del Distrito, está contemporánea y popular: la de Luis Aragonés, el llamado “Sabio de Hortaleza”, el entrenador de fútbol. Sus ecos están en Casa Florencio que él visitaba, donde ofrecen cañas, meriendas, comidas, cenas, aperitivos, charlas…
Dos calles más allá el Mar Caspio se convierte en Mar de Bering. Destaca la iglesia de San Matías, de estilo neomudéjar, levantada en 1877 sobre la que se derrumbó en 1850, frente a una pequeña plaza sombreada de árboles.
A su alrededor, varias casas bajas bicolores con teja de barro supervivientes de la antigua villa. Detrás, el Mar de Omán que conecta con el Mar Adriático en cuyo costado está el Cementerio Sacramental de Hortaleza con la ermita de Nuestra Señora de la Soledad. Al sur del Mar Adriático, cerca de la glorieta del Mar de Cristal, está el Parque Alfredo Kraus.
Juan Jiménez Mancha se despide: sube por el Mar Adriático y empieza a desandar otros mares que lo lleven a su Biblioteca, a los pies del silo donde se divisa Madrid, incluida una de las zonas más modernas al otro lado de la Castellana donde antes solo había naturaleza.
Datos de interés
Libros: Más de cien años de historia de Hortaleza, de Aquiles Obispo.
Transporte: Líneas de metro 4 y 8
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