Centinelas de los microbios
El Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria vela porque las enfermedades no se extiendan entre los animales y no lleguen a las personas
Al otro lado del cristal, en el laboratorio de alta seguridad biológica, la investigadora tiene el pelo verde, de un color parecido al cultivo de micobacterias que maneja en un tubo de ensayo. No es un extraño contagio capilar, es un tinte a la moda. En cualquier caso, en este laboratorio hay fuertes medidas para que no se produzcan contagios, ni ningún patógeno potencialmente letal se escape.
En el Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (Visavet) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) hay laboratorios de bioseguridad de nivel 3 en una escala de 4 (la que se reserva para virus muy peligrosos como el Ébola o la viruela). Estas salas tienen presión negativa, de modo que nada sale espontáneamente de ellas por el aire, todo el instrumental se esteriliza, así como el agua utilizada y los desechos. Los científicos que las transitan, especialmente entrenados, tienen que usar una vestimenta especial, gafas de protección, guantes y, antes de salir, desnudarse y ducharse. No hay que olvidarse de escupir y sonarse los mocos.
Eso no es todo: las cámaras están ojo avizor y unas pantallas en los pasillos indican donde está cada profesional en cada momento. Para pasar de unas zonas a otras hay que tener una autorización específica. Todo bajo control para tener a raya a la amenaza invisible en forma de microorganismo. “En bioseguridad no te puedes relajar”, dice la veterinaria Lucía de Juan, directora del centro.
Además de contaminar nuestros alimentos, las enfermedades en los animales pueden afectar a las explotaciones ganaderas, generando grandes pérdidas económicasLucía de Juan, veterinaria
¿Para qué sirve todo esto? “Vigilamos a los diferentes grupos de animales que hay en el país, para saber siempre cuál es su estado sanitario”, continua la directora, “esta vigilancia, enfocada a la prevención, se hace a nivel de explotación, de matadero y también estamos al tanto de los alimentos que llegan al supermercado: ya sean pechugas de pollo, huevos, carne de cerdo, etc”. En efecto, en algunos de los laboratorios se ven muchas docenas de huevos, y no son para hacer tortillas: cada lunes van a la compra y chequean los diferentes productos. Así se evita, por ejemplo, la aparición de enfermedades como la salmonelosis o infecciones por Escherichia coli o Campylobacter. Lo llaman from the farm to the fork (de la granja a la mesa).
“Además de contaminar nuestros alimentos, las enfermedades en los animales pueden afectar a las explotaciones ganaderas, generando grandes pérdidas económicas”, explica De Juan. Un ejemplo es la peste porcina africana, que vigilan aquí y que no se encuentra en España, pero que podría ser muy dañina dada la alta población de cerdos en el territorio y la afición nacional al jamón. Un reservorio de la enfermedad son los jabalíes, así que cualquier ejemplar encontrado muerto se analiza con interés.
Visavet es laboratorio de referencia de la Unión Europa y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) en bacterias como las de la tuberculosis bovina o virus como la citada peste porcina africana o la peste equina. En algunos de sus departamentos estudian enfermedades desatendidas (fiebre Q, fiebres de Malta, leishmaniosis) o las lesiones que las enfermedades causan en la anatomía de los animales. También pueden los microorganismos saltar al ser humano en el proceso llamado zoonosis que ahora conocemos tan bien gracias al coronavirus del que se ha sopesado que saltara del murciélago al hombre a través del pangolín.
Igual que te infectas de un humano, te puede infectar de un animal. El riesgo cero no existeJulio Álvarez, jefe de Epidemiólogía
“Las zoonosis son inevitables en un mundo en el que estamos en contacto con animales de un modo u otro: seguimos basados en la agricultura y la ganadería”, explica Julio Álvarez, jefe de Epidemiología, “es algo natural. Igual que te infectas de un humano, te puede infectar de un animal. El riesgo cero no existe”. Lo importante es, dado el caso, tener el máximo de información para tomar las mejores decisiones. Aquí han analizado 25.000 muestras de la covid-19, procedentes de residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid. En otras emergencias también han actuado: en 2001 buscaron en antrax que llegaba por cartas postales, en 2010 la Leishmania en liebres madrileñas y en 2014 un equipo de Visavet se ocupó de intervenir en el piso de la enfermera infectada de Ébola y del polémico sacrificio del perro Exkalibur.
“Los veterinarios también tenemos mucho que decir en materia de pandemias”, explica Álvarez, “de hecho, más que con individuos trabajamos con poblaciones, de modo que nos resulta natural aplicar conceptos de epidemiología”. Además de todo el cacharreo de laboratorio que se respira en Visavet, Álvarez trabaja con ordenadores: analizando los datos disponibles con técnicas de big data para “ordeñarlos” al máximo y de manera creativa. Así se generan hipótesis que luego se comprueban en los laboratorios.
En algunos de sus departamentos estudian enfermedades desatendidas (fiebre Q, fiebres de Malta, leishmaniosis) o las lesiones que las enfermedades causan en la anatomía de los animales
La resistencia a antibióticos es uno de sus campos de trabajo. Los antibióticos que tenemos están dejando de ser útiles contra muchas bacterias que mutan haciéndose resistentes, lo que nos deja indefensos a los animales (humanos o no). “Los datos recogidos a este respecto suelen tratarse de manera clásica, pero con otras técnicas más imaginativas podemos sacarles mucho más jugo”, explica el científico.
Todo está conectado: según resaltan en este centro, es importante el concepto de One Health: una única salud para las personas, los animales y el medioambiente. Parece evidente pero no se acaba de entender del todo. “Aunque se hable mucho de One Heath, luego no se tiene tan en cuenta como se debería”, concluye Álvarez.
Ambulancia para animales
Hay en Madrid una ambulancia que recoge animales “desamparados” en la vía pública. Es un servicio del Ayuntamiento que se realiza desde Visavet: el Servicio Veterinario de Urgencia de Madrid (SEVEMUR). Y es una frecuente fuente de anécdotas: una vez apareció un caballo por la autopista M-40. No es raro que se ocupen de jabalíes o que aparezcan animales extraviados cerca de poblados informales que hay en el extrarradio. Se dan casos del llamado Síndrome de Noe: personas que acumulan animales en exceso, muchas veces sin darles las atenciones adecuadas. Trabajan 24 horas al día, todos los días del año. Los animales recogidos son llevados al Centro de Protección Animal. Además de por el bienestar animal, este servicio sirve para estudios epidemiológicos de sus enfermedades.
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