Cine clásico e independiente para ver este mes en Madrid

El actor Brays Efe selecciona algunos títulos que las salas no comerciales de Madrid programan a lo largo del mes, de un cuento extraterrestre con Scarlett Johansson a cine de ‘dos amigas’ como género a descubrir

'Las margaritas' (imagen superior). 'Haz lo que debas' (izquierda) y 'Under the Skin' (derecha), tres de las recomendaciones del mes.

Brays Efe

Madrid - 02 jul 2020 - 10:37CEST

Las calles de Madrid comienzan un año más a llenarse del calor que anuncia verano. Y el día más caluroso del año en una calle de Bedford-Stuyvesant, que pertenece al barrio neoyorquino de Brooklyn, sirve a Spike Lee para hablar de las tensiones raciales de la comunidad donde creció en Haz lo que debas (1989). La película es considerada una obra fundamental del cine estadounidense y sigue absolutamente vigente hoy en día, no sólo por la maestría de Lee como guionista y director, sino también porque las cosas han cambiado poco. Y es que el calor no es el único eco que vais a encontrar con el presente. El relato grita los nombres de Michael Stewart, Eleanor Bumpers o Tawana Brawley, víctimas negras de la violencia policial. Son nombres de una lista demasiado larga y triste a la que se suman este año George Floyd o Breonna Taylor.

Una de las claves de la película es la precisión con la que Lee analiza las relaciones de poder y cómo juega con los estereotipos raciales. Familias italoamericanas, latinas, negras y coreanas se entremezclan e interactúan, y todos los personajes son en un momento agresores y en otro agredidos. Se muestra cómo el racismo empapa todos los estratos de la vida, de lo íntimo a lo público, y cómo se manifiesta la violencia, de los gestos pequeños… a la muerte. Y además nos permite identificar algunas de nuestras actitudes y privilegios y verlos desde fuera en una historia que no parece en ningún momento moralizante, sino una experiencia cinematográfica.

Porque todo su mensaje va envuelto en una estética fresca y urbana, llena de música y personalidad… todo esto late desde los títulos de crédito iniciales, con Rosie Perez bailando al ritmo de Fight the power. El reparto mezcla caras que todos conocemos, actores nuevos y gente del barrio. Danny Aiello da vida a Sal (Robert de Niro rechazó el papel), el dueño de la pizzería donde Mookie (Spike Lee) trabaja como repartidor. Aiello estuvo a punto de rechazarlo también porque el personaje de pizzero italoamericano le resultaba demasiado estereotipado. Curiosamente, es el único papel por el que el actor ha estado nominado al Oscar. No se puede escupir al cielo. Una errata ha querido que, como en un haiku triste, el programa de Sala Equis, donde se podrá ver la película, la haya titulado como Haz lo que puedas.

Danny Aiello es también el marido desagradable y violento del personaje de Mia Farrow en La rosa púrpura de El Cairo (1985), de Woody Allen. Una de las secciones del programa del Cine Doré este mes es Hacia la felicidad y, a pesar de la tristeza que la historia tiene por momentos se entiende bien a qué felicidad se refiere, porque es una carta de amor a las historias como salvavidas.

Repasar la filmografía de Allen es también repasar algunos de los mejores trabajos de los directores de fotografía más relevantes de la historia del cine: Carlo di Palma teniendo una premonición del Dogma 95 en Maridos y Mujeres (1992), o el poderosísimo blanco y negro de Sven Nykvist para Celebrity (1998). En la cinta que proyecta la sede de la Filmoteca Española, el responsable es Gordon Willis, que ya pertenecía a la lista de personas a las que debemos dar las gracias por ser el director de fotografía de El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972), una de las cumbres estéticas por acuerdo popular del siglo XX. En La rosa púrpura de El Cairo, su trabajo está a la altura. Y, aceptando que alguien me mire mal para siempre, diré que en otra de Woody Allen, Interiores (1992), es incluso superior.

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Quizá una de las cumbres estéticas cinematográficas del siglo XXI es el cuento filosófico árido de Jonathan Glazer: Under the skin (2013), que podemos ver este mes en el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes (CBA). Scarlett Johansson interpreta a un alien que toma forma femenina y se dedica a capturar hombres en las highlands escocesas. Para ella todos los habitantes de la Tierra somos iguales, como hormigas, hasta que su encuentro con un hombre desfigurado le hace comprender que las personas son diferentes, y empezará a experimentar lo que significa ser humano. La película tiene cierta gloria millennial, puesto que el meme de Scarlett cayendo es una fotografía de este rodaje, y con eso nos podríamos conformar.

Pero las imágenes de la cinta son increíbles, tanto el mundo real como el mundo digital que entremezcla, y es además una reflexión a la vez nihilista y poética de los entresijos de vivir. Un agradecimiento siempre eterno al Festival de Sitges, por permitir con su programación que veamos películas como esta en salas llenas con pantallas gigantes. Under the Skin tardó seis años en estrenarse en salas comerciales en España, pero unos cuantos pudieron verla mucho antes en el certamen barcelonés.

En La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956), la amenaza extraterrestre aparece en forma de vainas. Little Joe (2019), de la austriaca Jessica Hausner, estuvo en la sección oficial del último Cannes (hasta el momento) con una versión similar de la historia, pero con plantas modificadas genéticamente como protagonistas. La actriz Emily Beecham ganó allí el premio a la mejor interpretación femenina. Acaba de estrenarse en salas de cine en versión original, pero también puede verse a lo largo del mes en el Cine Estudio del CBA.

Little Joe es una flor roja ostentosa que recompensa tus cuidados con un olor agradable y unas esporas que, supuestamente, te hacen más feliz, aunque la barrera entre la felicidad y la indiferencia parece demasiado ligera. Lo que en la película de Don Siegel era una crítica al comunismo, en la de Hausner es un retrato del mundo digital en el que la expresión de las emociones suena tan construida como una disculpa pública en Instagram y, a la vez, es el reflejo de un mundo corporativo y rígido en el que ocultar los problemas parece lo mismo que hacerlos desaparecer.

Las margaritas (1966), de Vera Chytilová, es una de las películas más especiales que he visto. Sus dos protagonistas, Marie y Marie, ante la evidencia de que el mundo está corrupto, deciden rebelarse contra él. Pertenece a lo que podría llamarse el género “dos amigas”: Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991), Cuatro aventuras de Reinette y Mirabelle (Éric Rohmer, 1987), Romy y Michele (David Mirkin, 1997), Celine y Julia van en barco (Jacques Rivette, 1974)...

La de Chytilová es una joya experimental; una sucesión de situaciones dadaístas, filmadas y editadas de modos muy diversos, llenas de humor. La cineasta es un nombre clave de la Nueva Ola Checoslovaca, un movimiento cinematográfico interesantísimo que explotó en la década de los 60 y que se caracteriza por la innovación técnica y la rotura con el realismo ruso. Otros autores relevantes son Milos Forman, que llegaría a Hollywood donde dirigió, por ejemplo, Amadeus (1982); y Jaromil Jires, mucho menos conocido pero con un par de joyas impresionantes. Las margaritas tiene un potente mensaje feminista y contracultural, pero su desarrollo es tan luminoso que cuando años después fue censurada la explicación oficial fue que en la película se mostraba demasiada comida malgastada, ya que Marie y Marie destruyen juntas un banquete gigante. Una imagen poderosa que se ha quedado siempre conmigo, y que se podrá quedar con vosotros si vais a verla a la pantalla del Cine Doré, detrás de su telón azul.