_
_
_
_
LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El problema no eres tú

“Y hoy es lo que pido, que creamos en nosotros como generación. Luchar para que otros hereden las conquistas de nuestra causa”

Javier Guardiola
Madrid -
Una joven pasa la cuarentena estudiando
Una joven pasa la cuarentena estudiandoMonica Torres

Nuestra vida está influida por preguntas. ¿Podré conseguir trabajo? ¿Cuánto tiempo aguantaré con un salario que no me da para vivir? ¿Es suficiente todo lo que hago? Describen la continua inseguridad con la que se va a dormir una generación entera. La asfixia de los mejores anhelos de la juventud, de la eterna crisis y de los futuros inciertos.

No es la falta de capacidad lo que limitó a nuestra generación, sino la falta de oportunidades. En la anterior crisis financiera se decidieron hacer políticas de austeridad que nos dejaron atrás. Nos llaman la generación perdida, pero no estamos perdidos. Sabemos qué queremos, tenemos principios y mucha formación. Realmente somos una generación olvidada.

En Madrid, en los últimos años, la emancipación es impensable, y la pobreza juvenil, junto a la precariedad, ha ido en aumento. Es decir, quienes deben sustentar los cimientos sociales del presente y del futuro se encuentran en absoluta vulnerabilidad, viendo condicionadas sus decisiones y determinando la desigualdad futura. Nos convierten en presos de nuestro tiempo, porque la pobreza encadena.

Para la juventud, el ascensor social y los puentes intergeneracionales están rotos. No solo buscamos la emancipación material de una vivienda. Aspiramos a la emancipación de pensamiento y la de decidir nuestro camino. La política debe situar a la persona como fin de todo debate.

Hay un mal que habita en silencio: las enfermedades del alma. Esto es la angustia por el futuro, la frustración por las esperanzas creadas o la depresión por el fracaso. Nuestra resiliencia como generación, y la capacidad de superar comúnmente la adversidad, será el mayor desafío que tengamos. La valentía, solidaridad y espontaneidad de jóvenes corrientes y anónimos, en distintas partes del mundo y momentos de la historia, que han soñado y luchado por una vida diferente, nos animan a pensar que podemos tener un futuro mejor.

Thomas Paine hablaba de que cada generación tenía el derecho de rehacer sus instituciones, y es que la democracia también debe ser generacional. En suma, tener la oportunidad para escribir la historia.

Corremos el gran peligro de perder la visión de conjunto: la idea de la responsabilidad colectiva frente a las generaciones futuras. No podemos centrarnos solo en las crisis y perder el horizonte, porque pasan los años y hay una generación laminada.

Y hoy es lo que pido, que creamos en nosotros como generación. Luchar para que otros hereden las conquistas de nuestra causa. Vendrán muchos titulares sobre nuestro futuro. Pero el futuro no existe, se crea. Os llamo a decirle a toda la juventud que el problema no eres tú, es la falta de oportunidades, la desigualdad creciente, la globalización sin derechos y la deshumanización de la vida. El problema no eres tú, el problema es el sistema que te ignora.

Javier Guardiola es diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid y secretario general de las Juventudes Socialistas de Madrid.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_