El rastrillo más famoso de Madrid, rifa virtual en tiempos de pandemia
La asociación Nuevo Futuro, que tiene pisos de acogida para más de 100 menores en la Comunidad, busca recuperar sus ingresos a través de una enorme subasta solidaria
Cuando el coronavirus empezó a apretar y las cuentas bancarias a aflojar, a muchos les temblaron las rodillas. Sobre todo si, más que ellos, quienes estaban a su cargo se llevaban la peor parte. Como los 104 chavales que acoge la Asociación Nuevo Futuro en Madrid (y que en toda España son más de 800), que en cuanto llegó la pandemia vieron sus hogares amenazados por la falta de fondos.
Nuevo Futuro es conocida por su glamuroso y popular rastrillo, que se organiza desde hace más de medio siglo, noviembre tras noviembre, en la Casa de Campo. Por sus más de 60 puestos pasan nobles apellidos y poderosos benefactores que ayudan no solo a que se mantenga esa cita social y prenavideña, sino a algo que no tantos saben: mantener abiertos un centenar de hogares en toda España que dan cabida, cada uno, a nueve menores de entre 6 y 18 años. Más del 30% de los ingresos que necesitan vienen de esos actos benéficos. Actos que, ahora, están en pausa... en lo físico. Que no en lo virtual.
“En España y en Madrid somos la entidad que mayor número de menores en acogimiento residencial del sistema de protección”, explica “con los sentimientos a flor de piel” Miriam Poole, de 60 años, doctora en Psicología y directora de Nuevo Futuro desde hace nueve años. Cuenta que, desde que se creó, la Asociación siempre ha apostado por un modelo de acogimiento en hogares, con educadores, “en pisos de distintos barrios, totalmente integrados, haciendo vida como en cualquier comunidad”. Es decir: ser familia. “Esta atención es más complicada y económicamente mucho más cara: un 70% de ingresos públicos y el otro 30% de nuestros eventos, nuestro famoso rastrillo”, cuenta. Un modelo que cuesta 100 euros por niño al día. Es decir, cada piso cuesta unos 320.000 euros anuales.
Y se les encendió la bombilla. Con las marcas deseosas de ayudar y el rastrillo paralizado, nada mejor que Internet y una rifa. Lo clásico traído al hoy. Muy del estilo de esta ONG, que se reconoce “austera”, pero necesitada. “En Madrid los eventos hasta octubre se han pospuesto, el nuestro es en noviembre... Va a ser muy difícil”, reconoce Poole. Y de ahí, este método. “Todas las ONG estamos pidiendo ayuda, así que estamos impresionados", explica acerca de la respuesta. Además de su clásica cita de otoño, tenían otro evento en mayo. También parado. Esto es algo así como un sustitutivo. “Con esta rifa queríamos que nos ayudaran porque estamos en una situación difícil”, reconoce la psicóloga. En 48 horas lo montaron todo. Buscan 30.000 euros. Solo el primer día recaudaron 12.000.
Hubo otra sacudida para buscar una salida en tiempos de pandemia: el fallecimiento de su vicepresidenta, Marta Herrero, a los 72 años y a causa del coronavirus. “Conocía todos los hogares, a todos los niños. Ha sido traumático, en la oficina y en todos los hogares. Ha sido una pérdida dolorosa y un revulsivo. Fue una pionera, una mujer que se ha esforzado como la que más, la que ha traído a todo el mundo a Nuevo Futuro... Esto nos ha unido más y nos ha hecho más conscientes de nuestra labor", la recuerda Poole con cariño.
Más de 30 marcas de moda, belleza, gastronomía gourmet, hoteles, cerámica, peluquería... se han volcado con ellos. “A algunas las hemos contactado y otras han venido a nosotros, gente que nos conocía. Se han ido moviendo entre ellas, en una bola cada vez más grande. Estas cosas tan bonitas en esta época... te llegan, te tocan”. A través de la plataforma iHelp han puesto en venta las papeletas, a 15 euros cada una. “A cada cual le toca una cosa del sorteo”, explica Poole. Alfombras, bolsos, velas, pendientes, tartas, incluso robots aspiradores o esculturas. Casi 60 objetos Y su departamento de coordinación va organizando todo lo que llega en su oficina de Bretón de los Herreros, 57. Todos los jugosos regalos que saldrán a partir del día 1 de mayo, cuando se conozca el resultado de la rifa.
“Con Nuevo Futuro hemos colaborado muchas veces en el rastrillo y el año pasado en su evento de mayo, en el que donamos todo lo que vendimos. Nos conocemos desde hace tiempo”, cuenta Cristina Montero, fundadora junto a su hermana Alejandra de la firma de alfombras Kilombo Home. “Cedemos stock, colecciones anteriores y algunas alfombras para que la puedan sortear. En este caso, hemos donado una de tamaño grande", relata sobre una pieza que, aunque ya es de una colección pasada, alcanzaba un precio de 595 euros. “A ellos les viene muy bien, tú ayudas y si lo enfocas como marca te viene bien. Cuando ta llaman no lo haces por eso, obviamente pero al final estás en las redes sociales, se mueve tu nombre...”, reconoce Montero.
A través de Kilombo llegó hasta Nuevo Futuro la firma Mércules, de Mercedes Gallego. Ella ya organizó una rifa solidaria que recaudó más de 10.000 euros, pero quiere seguir contribuyendo. “Me escribieron y les dije que lo que necesitaran, las veces que necesitaran...”, relata Gallego, que ha cedido uno de sus bolsos de piel, un Carpenter valorado en 280 euros. “Parece que ha decaído un poco el tema ayuda, donación, y la gente se está empezando a deshumanizar. Queremos darle una vuelta. La posguerra va a ser dura”, se entristece la diseñadora.
Los chicos de los hogares tampoco se quedan al margen. Ellos, con todas sus dificultades, también colaboran. “Los menores por suerte están menos afectados, pero si profundizas, dejar sus ámbitos de socialización les causa un gran daño emocional. Así que están todos animándonos, grabando vídeos de apoyo a otros niños, poniendo mensajes en los balcones. ¡Incluso en dos hogares los niños están haciendo batas y sus propias mascarillas"”, cuenta orgullosa Poole, que sabe que el glamur de un nombre no tiene por qué estar opuesto al esfuerzo.
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