Una comunidad preparada para el coronavirus: “Los venezolanos ya hemos vivido esto antes”
Los inmigrantes del país sudaméricano viven con cierta familiaridad el aislamiento en casa o las colas en los supermercados
Para la gran mayoría de españoles las cuarentenas o las colas en los supermercados causadas por el nuevo coronavirus son un acontecimiento inédito. Pero para los inmigrantes venezolanos esta situación trae recuerdos desagradables de algo ya vivido.
“Es un déjà vu permanente”, dice Jacqueline Rivas, de 58 años, consultora política venezolana que lleva cuatro años en Madrid. “Cuando se presentaron las primeras imágenes que nos llegaban de las filas en los supermercados o alguna pelea por el papel toilet pensé ya nosotros llegamos a eso con 10 o 15 años de adelanto”.
Es una sensación compartida por muchos, aunque claro, salvando las distancias ya que el caos venezolano es de una dimensión mucho mayor. En redes sociales circulan mensajes que hacen comparaciones con el drama venezolano.
“Supermercados vacíos. Gente paranoica. Miedo de salir a la calle. Cero conciertos. Jornadas deportivas nulas. Histeria colectiva. El coronavirus le mostró al mundo lo que es vivir en el chavismo”, dice uno de los mensajes.
En Venezuela el enemigo era la delincuencia, mientras que ahora es una amenaza invisible. Los venezolanos redujeron al mínimo su tiempo de ocio y se acostumbraron a vivir en casa. Después de las seis de la tarde, cuando anochecía, las calles de muchos ciudades eran un territorio desolador. Si se cruzaban con un policía les preguntaban adónde van porque no es normal ver a gente caminando de noche.
Durante el día, la tarea principal de muchos era buscar alimentos que escaseaban. Las alarmas surgían en en grupos de WhatsApp o por Twitter. Alguien avisaba de que en cierto supermercado había un producto que escaseaba como la leche o la harina de maíz (harina PAN). En Madrid estos días se han vivido situaciones semejantes, con escasez de rollos de papel higiénico o colas ante los estancos para comprar tabaco.
Para un español, acostumbrado a la vida en la calle, pasar tanto tiempo en casa es desesperante, pero por esta experiencia, algunos venezolanos sienten que ya están entrenados.
“Somos uno de los colectivos que con más tranquilidad lo está viviendo, dice Rivas. “Ya hemos vivido esto. Ya estamos vacunados”.
Pero la angustia por la incertidumbre de esta situación también les hace daño. En España había el 1 de julio 344.779 personas nacidas en Venezuela y la región de Madrid, con casi 100.000 es el principal hogar de la comunidad. Han llegado a España con la esperanza de encontrar un país ordenado donde comenzar de nuevo y de repente su proyecto se interrumpe. Muchos tienen una situación económica muy frágil.
“Yo el miedo que tengo es a que se retrasen los planes, que no pueda entrar en la universidad y tenga que esperar más tiempo”, dice Santiago de Viana, de 22 años, que se prepara para los exámenes de selectividad.
Todos temen unas consecuencias económicas que pueden ser devastadoras. “Hay mucho miedo por el daño que esto va a suponer para España y también por saber si el sistema sanitario va a sostenerse”, dice Miguel Henrique Otero, el editor del principal diario de Venezuela, El Nacional, que dirige el periódico desde Madrid desde que se exilió hace seis años.
“Si hay solo diez lugares para terapia intensiva y llegan 20 personas tienen que escoger entre salvar a unos u a otros. La realidad es que en Venezuela ya hemos visto eso. No sabes si te van a rechazar”, añade Otero.
Una buena noticia para los venezolanos en España la dio este domingo el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, que anunció en rueda de prensa que serán contratados médicos extranjeros que aún no hayan homologado su título en España. Es una de las reclamaciones que antes de esta crisis hacían los representantes de la comunidad en España, dice el delegado de la oposición Antonio Ecarri.
Hay alrededor de 5.000 médicos venezolanos en España y unos 2.000 esperan homologación, según la Asociación de Médicos Venezolanos en España AMEVESP. El retraso burocrático hace que muchos esperen más de un año para validar sus títulos.
El pánico a enfermedades contagiosas es algo que también han conocido. En Venezuela han reaparecido en los últimos años enfermedades que se creían erradicadas, como el sarampión o la difteria.
A pesar del miedo, los venezolanos en Madrid dan las gracias por encontrarse en un país donde la Sanidad funciona relativamente bien. Muchos tienen más temor a que contraigan el virus sus familiares en Venezuela, donde este fin de semana fueron confirmados los dos primeros casos. “Mejor que te agarre acá”, dice Christian Sanguino, de 32 años, un carnicero en el Mercado de Chamberí, en Madrid. “En Venezuela es prácticamente una pena de muerte”.
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