Vilanova de Arousa, todo un pueblo convertido en detective: “Hay que atrapar a los que atacaron la casa del alcalde”
El regidor exhibe en el Ayuntamiento el vídeo de dos personas enmascaradas lanzando un artefacto incendiario a su vivienda. Pide colaboración ciudadana para identificarlas por la ropa
Como si de un estreno cinematográfico se tratara, decenas de vecinos se han congregado este viernes dentro y fuera del edificio consistorial de Vilanova de Arousa (Pontevedra). Respondían a la llamada del alcalde, el popular Gonzalo Durán, para que vieran en una pantalla municipal las imágenes que grabó la cámara de seguridad de su casa hace 15 meses. Muestran el momento en el que una pareja, un hombre y una mujer, lanza por una ventana una maceta con gasolina y pastillas para prenderle fuego a la vivienda. Durán, que atribuye un móvil político al ataque, decidió implicar a los habitantes del pueblo para que colaboren y aporten pistas que ayuden a identificar a los autores del “atentado”, como él lo califica, después de que la Guardia Civil haya archivado la denuncia que interpuso el 13 de septiembre de 2021. El instituto armado alega que no ha podido dar con los atacantes.
El detonante del insólito episodio en este pueblo de 10.000 habitantes ha sido otro sabotaje similar ocurrido hace una semana, cuando un hombre de complexión similar a la del vídeo de la casa intentó quemar el coche del regidor también con un artefacto incendiario. Otra cámara de seguridad lo grabó perpetrando la fechoría. Era la noche de Reyes y fue una pareja de la Guardia Civil que patrullaba la zona la que evitó que el coche del alcalde ardiera. El Mercedes de Durán estaba aparcado delante de un taller a la espera de que llegara una pieza de repuesto. Al observar fuego, los agentes actuaron rápidamente para evitar que se propagara.
Dos días después de este segundo ataque a una propiedad suya, Durán anunció que emitiría en el Ayuntamiento el vídeo de la cámara de seguridad de su casa que grabó a los atacantes hace 15 meses. Está convencido de que son los mismos y considera que la Guardia Civil no ha puesto suficiente interés en resolver el asunto. “Hay que ayudar a atrapar a estos dos delincuentes que fueron a quemar la casa del alcalde”, comenta Dolores, una sexagenaria que acaba de llegar en bicicleta con una amiga para ver las imágenes en la pantalla colocada delante del Ayuntamiento. “Vamos a ver si los conocemos, pero no lo creo porque dicen que van con la cara tapada”, añade.
Es la hora de la convocatoria, 11 de la mañana, y el pueblo está bullicioso por el mercadillo situado justo enfrente. Un grupo mayoritariamente de mujeres está esperando que se emitan las imágenes, mientras hablan del acontecimiento. “Esto no sé si va a servir de algo. Además, si alguien los reconoce tendrá que ser la policía la que tiene que detenerlos, para eso cobran un sueldo. No vamos a ir nosotros corriendo detrás de ellos”, apunta Amelia. “Esta gente anda suelta, haciendo daño, y es muy raro que no haya huellas ni nada para que los puedan atrapar después de tanto tiempo”, interviene otra vecina de Vilanova. Al grupo se une Ángel, otro candidato a detective que después de saludar con un “buenos días a todos” y anunciar que ya va a empezar la sesión de vídeo, comenta: “Un cafecito caliente nos venía bien a estas horas, el Ayuntamiento es rico y se lo puede permitir”.
Dentro, en un salón de plenos abarrotado de prensa y público, el alcalde presenta la prueba documental de tres minutos de duración, que también será difundida en las redes sociales. Mientras, comenta detalles de la vestimenta de los autores, principalmente sobre la sudadera de la mujer, que en su opinión son importantes para identificarlos. En las imágenes, captadas sobre las 5.30 de la madrugada, se aprecia a un hombre y a una mujer de mediana edad, con viseras y mascarillas, mientras caminan por las inmediaciones de la vivienda familiar de Gonzalo Durán. Observan la fachada y tiran unos ladrillos contra la ventana. Regresan al cabo de cuatro minutos. El hombre lleva en las manos el artefacto ya encendido y lo lanza por la ventana que previamente había roto. Luego, ambos echan a correr.
Durán ha insistido en el móvil político de ambos sabotajes y está convencido de que estas personas son del pueblo. Esgrime que la sudadera que llevaba puesta la mujer es de “una marca conocida pero poco corriente, por lo que alguien seguro que pudo verla con esta prenda en algún momento y podría reconocerla”. “Todos los detalles son importantes, puede que por su forma de caminar resulten fácilmente reconocibles. Este pueblo es pequeño y todos nos conocemos”, incide.
El regidor ha facilitado una cuenta de correo electrónico (ciudadanavilanova@gmail.com) para que “cualquier vecino que quiera aportar datos sobre estas personas puedan hacerlo con absolutas garantías de confidencialidad”. “Yo personalmente me haré cargo de este tema y agradezco la colaboración vecinal”, aseguró. “Estos individuos pueden repetir estos actos con total impunidad”. Durán ha encargado las pesquisas a una empresa privada de peritos.
“Odio patológico”
Durán, también ha insistido en que detrás del ataque contra su casa y su coche están las mismas personas. “Tienen contra mí un odio patológico”, afirma. A su juicio, los hechos son un claro delito de atentado y no de daños: “De hecho, cuando puse la denuncia, los agentes estuvieron de acuerdo en tipificarlo así, pero el juzgado consideró que lanzar una maceta en llamas a mi casa, no lo es. Y menos mal que cayó sobre el suelo y no encima de un colchón o una cortina”.
Sobre la investigación, el alcalde destaca que su abogado pidió hace cuatro meses las diligencias del caso sin obtener respuesta hasta hace solo unos días. “Tuvo que pasar el episodio del coche para que esta semana se las entregaran”, recrimina Durán. “Toda la información obtenida a través de la colaboración ciudadana se la entregaremos a las fuerzas de seguridad para que reabran la investigación, interroguen a los presuntos autores y los pongan a disposición judicial”.
Sobre la identidad de los agresores, el regidor se muestra convencido de que “son del pueblo y están campando a sus anchas”. Para Durán, la prueba es que apenas pasaron cinco minutos desde el primer lanzamiento de piedras y la segunda aparición, ya con la maceta en llamas: “A las 5.30 horas de la madrugada no fueron a comprar las pastillas incendiarias a una tienda. Eso delata que las tenían cerca”.
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