La fiscalía pide 210 años de prisión y 4.300 millones en multas a los acusados por el alijo de coca del ‘Titán’
El juicio, con 21 acusados y un fugitivo que se hizo pasar por muerto, confirma el regreso a primera línea de viejas guardias del narcotráfico
Después de la fuga de uno de los acusados y el aplazamiento de la vista que inicialmente estaba prevista para febrero, arranca este lunes en la Audiencia de Pontevedra el juicio por el alijo de 1,7 toneladas de cocaína apresadas a bordo del remolcador Titán Tercero, en agosto de 2018. La fiscalía solicita para los 21 acusados condenas que suman 210 años de prisión y 4.300 millones en multas.
El narcotraficante Paul Wouter será el gran ausente en el banquillo, después de fingir su muerte y ser pillado con una doble identidad. Esta ausencia podría trastocar los términos de la acusación y apuntalar la estrategia de la defensa de algunos imputados que han tenido más vinculación con Wouter, al que la fiscalía pide 14 años de cárcel y 340 millones de euros en multas.
Este residente en Marbella, nacido en Guyana, que se movía en avión privado para atender sus negocios de importación de mariscos en Marruecos y Dubai, era en realidad el exmilitar Sergio Roberto de Carvalho, nacido en 1958 y en busca y captura por narcotráfico y blanqueo de dinero desde 2009. El pasado verano el tribunal le dio por muerto, cuando estaba en libertad bajo fianza de 200.000 euros y la Fiscalía acababa de formalizar su acusación contra él. Los jueces consideraron válido el parte de defunción por infarto y la incineración del cuerpo de Wouter al día siguiente, que certificó un médico de una costosa clínica de estética de Marbella donde dos años antes había sido detenido como implicado en la operación del Titán.
Cuando las diligencias referidas a Wouter estaban ya archivadas por fallecimiento, el capo resucitó. Entonces, llegó al juzgado una comunicación judicial de Curitiba (Estado de Paraná, en Brasil) en la que se informaba de su falsa identidad. Además, alertaba de que había indicios de que este polifacético empresario seguía vivo, utilizando su verdadera identidad, ya que las huellas dactilares de ambos personajes coincidían.
También conocido en los ámbitos militares como Mayor Carvalho, figura en numerosas requisitorias de su país por decenas de operaciones de narcotráfico. La Interpol le busca ahora como responsable de introducir medio centenar de toneladas de cocaína en Europa. Desde Marbella movía parte de los cargamentos y hacía gala de sus buenos contactos con carteles sudamericanos que le proveían de la droga. En uno de estos envíos entró en contacto con transportistas gallegos con los que mantuvo una estrecha relación, viajando a Pontevedra en varias ocasiones.
El transporte de cocaína del Titán arrancó en enero de 2017. Por las conversaciones intervenidas y las reuniones celebradas por los implicados, el capo Manuel Charlín y su hijo Melchor habían participado en los preparativos para coordinar el envío de la droga desde Sudamérica. Pero la entrada de otros acusados relegó a Los Charlines, cuya situación económica era precaria, y quedaron fuera de la investigación.
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