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El pueblo con menos territorio de España se llena de ‘paracaidistas’ para las elecciones

Llocnou de la Corona (Valencia) concentra en apenas 12.000 metros cuadrados 90 vecinos con derecho al voto y 27 candidatos de cinco partidos distintos

Vecinos de Llocnou de la Corona, un pueblo más pequeño de España en extensión y que concentra cinco candidaturas.
Vecinos de Llocnou de la Corona, un pueblo más pequeño de España en extensión y que concentra cinco candidaturas.Mònica Torres

Cuesta encontrar gente en sus calles, pero Llocnou de la Corona es un pueblo fascinante. Entre otras cosas, porque es menguante. Una reciente revisión cartográfica rebajó su extensión de 0,4 kilómetros cuadrados a 0,012 kilómetros cuadrados y eso le convirtió desde el pasado 1 de enero en el municipio más pequeño de España. Esta localidad de Valencia, un poco mayor que un campo de fútbol, tiene actualmente 124 vecinos de los que 90 están llamados a las urnas el 28 de mayo para elegir alcalde. Tendrán donde escoger, porque hay cinco listas con un total de 27 candidatos, muchos de ellos cuneros o paracaidistas es decir, sin una vinculación con el pueblo.

Enclavado entre una destartalada sucesión de polígonos industriales dominados por Ikea y los municipios de Alfafar y Sedaví, Llocnou (o Poblenou, porque tiene dos nombres y sus vecinos hablan de uno o de otro según les da) es un bonito remanso de paz. Apenas cinco o seis calles peatonalizadas con bastantes casas antiguas restauradas. Hay una farmacia (la única tienda abierta al público) y una plaza Mayor evidentemente no muy grande. Un cartel prohíbe jugar a la pelota, igual porque han perdido la costumbre. “Antes había un horno y a la escuela venían muchos niños de los pueblos de al lado”, cuenta orgullosa Pepi, una vecina. Más allá de una pancarta y un puñado de carteles no hay ambiente electoral, asegura. “Somos pocos. Aquí casi se sabe lo que vota cada uno. Si nos pusiéramos de acuerdo el día de las elecciones, podríamos estar todos comiendo en casa, pero hay que esperar hasta las 20 porque siempre falta alguien”, explica divertida. Con ella va Fili, de Filiberto, que hace dos legislaturas fue concejal por el PP. “Hay faena, no te creas. Los vecinos te cuentan los problemas que tienen e intentas arreglarlos. Ahora en época electoral también me tocaba ir a por las papeletas”, recuerda.

Paqui Llopis es la actual alcaldesa por el Partido Popular y asegura que el cargo es lo mejor que le podía haber pasado nunca. Nacida, crecida y vecina actual del pueblo, está especialmente orgullosa de la peatonalización. “Con la pandemia hemos estado bastante empastrados [liados]”, afirma. Aspira a que del centro médico de Alfafar vengan dos o tres veces por semana “a ver a los abuelos” y que así se eviten tener que ir al ambulatorio. “Es que no está cerca”, remarca.

Por la plaza anda Lolín (Alapont), que es la candidata del PSPV-PSOE y que va cargada con el carro de la compra. Explica que hará campaña puerta a puerta, pero de verdad, es decir, llamando al timbre de cada vecino. “Como estoy jubilada, ahora tengo tiempo de hablar con ellos y ver lo que necesitan”, apunta. Uno de sus proyectos estrella es un centro social en el que se encuentren los vecinos. “Es que esto está desierto. Yo me acuerdo cuando venía a ver a mi abuela y todo era gente por la calle”, asegura. Durante décadas, sus vecinos vivieron del campo, después de la industria auxiliar del mueble, de la que apenas queda rastro. Ahora cada uno trabaja de una cosa distinta, porque es un pueblo dormitorio.

Una calle de Llocnou de la Corona, junto a Valencia.
Una calle de Llocnou de la Corona, junto a Valencia. Mònica Torres

El colegio cierra la plaza por un lado y por el otro, la iglesia, que fue el origen de todo. En 1676 unos monjes desterrados de un convento levantaron otro aquí y de las barracas que se fueron instalando a su alrededor se creó el pueblo, reconocido como tal desde el siglo XIX. Enfrente de la plaza está el edificio del Ayuntamiento, que es también casa de la cultura y del jubilado. Tiene dos funcionarios que aseguran que nadie se imagina los papeles que generan cien vecinos. En su fachada una pantalla gigante informa del tiempo que hace y repite casi en bucle el vídeo de un informativo nacional coronándole como el pueblo más pequeño.

Llocnou es territorio bipartidista. Gobernó el PSPV-PSOE desde 1979 hasta 2008 y desde entonces, salvo un año en que la vara volvió a ser socialista, está en manos del PP. Desde ambos partidos lo remarcan y aseguran no conocer al resto de los candidatos. Pero los paracaidistas no han caído del cielo por las bondades del pueblo. La razón es que los votos de las municipales sirven también para configurar las diputaciones. En las elecciones locales de 2019, el PP ganó aquí con holgura, 42 votos, frente a los 27 socialistas, y solo hubo cuatro votos a otros partidos. Pero unas semanas antes, en las autonómicas, el panorama fue bien distinto. El PSPV-PSOE se llevó 21 votos, el PP 19, Ciudadanos 9, Vox 8, Compromís 7 y Unides Podem EU sumó cuatro. Ahí hay donde pescar. Por esa posibilidad de arrastrar votos para la Diputación de Valencia, Vox, Compromís y Pel Dret también han presentado listas.

Ha sido esta una legislatura movida en Llocnou, aunque parezca raro viendo el pausado ritmo de sus calles. Se murió el Tío Amadeo, que iba arriba y abajo con su seiscientos y fue su alcalde durante casi 20 años. Se han instalado en el pueblo algunas familias con hijos, lo que siempre es motivo de alegría. Un fin de semana tuvieron lío por la noche. Conscientes de que el pueblo no tiene policía local que les pueda multar con agilidad, los jóvenes de los pueblos cercanos hicieron botellón en la plaza. Como no hay ni un agente propio por falta de presupuesto, tampoco se puede llegar a un acuerdo con Alfafar o Sedaví para que patrullen los suyos y todo queda en manos de la Guardia Civil. En cambio, en materia de limpieza sí que hay alianzas. “De vaciar las papeleras nos encargamos nosotros. De barrer me han dicho que se encarga el propio Ayuntamiento”, cuenta una operaria de Alfafar. El presupuesto da para lo que da. Ni la alcaldesa ni ningún concejal tienen dedicación exclusiva y solo cobran 50 euros por asistencia a cada sesión. Pero aun así habrá cinco candidaturas.

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