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En busca del indeciso | 3. Meryl Streep también dudó

Francisco disfruta de los placeres que le ofrece Torrevieja mientras medita a qué parte de la derecha va a votar. Pero el cara a cara entre Sánchez y Feijóo termina de decantar su decisión hacia el hombre “tranquilo”

Francisco García, votante de Torrevieja.
Francisco García, votante de Torrevieja.Álvaro García
Jacobo García
Indecisos B - Torrevieja

Torrevieja (Alicante)

Visitamos Torrevieja, uno de los puntos de referencia del turismo y uno de los centros de ocio veraniegos favoritos de la tercera edad, el grupo de votantes que tiene (en general) más claro el sentido de su voto.

Una de las escenas de indecisión más conocidas de la historia del cine es el momento en el que Meryl Streep, enamorada de un fotógrafo de National Geographic de visita en la ciudad, duda entre ir tras él y abandonar a su marido o quedarse con su vida y su familia. Clint Eastwood, protagonista y director de la película, dedica los últimos minutos de Los Puentes de Madison a enfocar la mano de Streep agarrando la manija del coche. Durante el tiempo que tarda un semáforo en cambiar de color, Streep duda entre quedarse o abrir la puerta del coche y salir corriendo. Cuando Eastwood se pierde entre el tráfico, bajo la lluvia, ella se rompe por dentro. En el asiento de al lado, su marido maldice y toca el claxon al resto de vehículos.

En el cine la duda se explica muy mal. No es suficiente con rascarse la cabeza o frotarse la barbilla, por eso hace falta una manija. En Torrevieja, es suficiente un banco en el paseo Vistalegre en el que corra la brisa para repensarse. Pasadas las diez de la noche y sin bajar de 30 grados, Francisco García y Teresa Flores, de 79 años, ven la vida pasar en esta ciudad de 90.000 habitantes, 55% de ellos de origen español y 45% extranjeros, que parecen haberse citado en este punto a la misma hora que nosotros.

Francisco y Tere descansan con unas chufas en la mano después de un intenso día en el Centro Municipal de Ocio.

― ¡Cómo! ¿No lo conocen?

Francisco acude cada día a jugar a la petanca o al dominó y a hacer lo que más le gusta durante horas: bailar. Puntualmente, a las cinco de la tarde, no se pierde una vuelta, un trompo o un giro sentido del reloj al ritmo del pinchadiscos. Rock, salsa, merengue, cumbia, bachata, fox, twist… Le da lo mismo. Nunca falla con sus amigos en la discoteca del Centro Municipal de Ocio, que aquí todos conocen como la “macro”, que eso en Torrevieja son palabras mayores.

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Francisco pertenece a los casi ocho millones de españoles que al comenzar la campaña no habían decidido su voto. Se identifica con la derecha, pero duda entre apoyar por primera vez a Vox o seguir votando, “como toda la vida”, al Partido Popular. De Vox le gusta la “fuerza” que transmite Abascal y la sensación de que viene “a cambiarlo todo”. Aunque “a veces se pasa”, dice como quien compró un perro para vigilar la casa y ahora no lo puede controlar.

El lunes del debate, sin embargo, Francisco tuvo su ‘momento manija’ durante el cara a cara entre Sánchez y Feijóo. Convencido de que Feijóo había estado “muy bien”, al día siguiente decidió que no se bajaba del vehículo y seguiría junto a su aburrido marido cuando el semáforo se pusiera en verde. Había decidido volver a votar al Partido Popular. “Lo vi seguro en el debate. Me convenció porque a mí me gusta la política tranquila. Es lo que más me gusta de él, que es un político sosegado”.

Según la última encuesta del CIS, la mayor parte de los indecisos, cuatro de cada diez, dudan entre PSOE o Sumar. Dos de cada diez entre el PP o Vox, (entre los que está Francisco) y uno de cada diez entre el PSOE y el PP. Cuando el CIS preguntó a los entrevistados qué votaron hace cuatro años y qué harán en estas elecciones, un 10% de los votantes del PP dijo que se pasarán a Vox y un 20% de Vox al PP, que gana apoyos por la derecha.

A Francisco, uno de los problemas que más le preocupa es la okupación. “Vendí el piso en Fuenlabrada por miedo a que se me metiera alguien y me lo ocupara”. Otra de las cosas que más le molestan es lo que él considera agravios a España: “Que quemen la bandera o que no la pongan”.

Aunque todo apuntaba hace unos días a que votaría a Vox, el debate televisivo lo decantó por el hombre “tranquilo”, la palabra que más repite en esta era punk. “Y también me gustó que mencionara que mejorará la calidad de los servicios públicos”, añade. Francisco entiende que Feijóo se refiere a la “macro”, la discoteca del Centro de Ocio.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.

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