La noche dramática que temía el PP de Galicia este domingo acabó en un estallido de euforia. “Susto o muerte”, murmuraban en el cierre de campaña algunos de los que han seguido de cerca al equipo de Alfonso Rueda al ser preguntados por la jornada electoral. Pero ni una cosa ni la otra. Desde el principio del recuento, el alivio se extendió entre los populares concentrados en un hotel de Santiago cercano a su sede. Con el 100% de las papeletas escrutadas, las urnas no solo brindaron a Alfonso Rueda su primera mayoría absoluta —la quinta consecutiva para su partido— sino que lo hicieron otorgándole el respiro de un cómodo margen. Sin susto ni muerte.

A las 20.20 comparecía la secretaria general del PP de Galicia, Paula Prado, y lanzaba las primeras señales de victoria. Prado expresó su “gran confianza” en revalidar el Gobierno después de una “magnífica campaña” en la que Rueda, subrayó, “se dejó la piel”. A pocos metros, los camareros empezaron a desplegar las bandejas con las copas y los vasos de la fiesta. Y poco después llegó el candidato para disfrutar de la noche con su equipo.

El avance del escrutinio evaporó de un plumazo las angustias de dirigentes y militantes. Los populares retienen la mayoría absoluta —fijada en 38 escaños— con un holgado margen de dos diputados: logran 40, aunque pierden dos respecto a la marca de 42 escaños que les dejó Feijóo en 2020. La entrada de Democracia Ourensana no les heló tampoco la sonrisa.

Rueda fue recibido por una muchedumbre de militantes y cargos del PP gallego al grito de “¡presidente, presidente!”. Antes de dirigirse a ellos, se fundió en un emocionado abrazo con su secretaria general y después con su madre, su esposa y sus dos hijas. “Seré el presidente de todos y todas sin distinción”, también “para los que no me votaron”, proclamó. Prometió “hacer lo posible” para “estar a la altura de Galicia”. “Galicia le ha mandado un mensaje a España, sin ninguna duda”, advirtió. “Aquí no queremos chantajes, ni hacerlos ni estar sometidos a ellos. No queremos privilegios ni para nosotros ni para los demás”.

En Madrid, Feijóo llegó en torno a las nueve de la noche a la sede nacional del PP tras pasar la mañana en Galicia. El líder del Partido Popular siguió el escrutinio con miembros del comité de dirección en la séptima planta del edificio de la calle de Génova, donde el ambiente se tornó en alivio y alegría cuando el porcentaje escrutado era ya definitorio, y después de las dudas iniciales. Feijóo felicitó a Rueda por videoconferencia junto a los suyos. Después, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, compareció en rueda de prensa para valorar los resultados y utilizó la victoria para cargar contra el Gobierno de Pedro Sánchez. “España se jugaba mucho en Galicia y los gallegos han sabido responder lanzando un mensaje muy claro y muy rotundo: entre muros o puentes, han elegido puentes”, afirmó Gamarra.

Para la secretaria general de los populares, la quinta mayoría absoluta de Rueda supone el “primer mensaje” del “ciclo electoral” de este 2024 —con la mirada puesta en los comicios vascos y europeos—, contra la acción del presidente del Gobierno. “Tiene la primera prueba de qué opinan una parte de los españoles”, añadió Gamarra sobre si la amnistía ha influido o no en las urnas autonómicas a la Xunta. Y aseguró que el PP va a seguir ejerciendo una “oposición firme” a la medida de gracia a los encausados por el procés a pesar del giro en el discurso de la dirección del PP, que se abrió hace una semana a un indulto condicionado a Carles Puigdemont y admitió que valoraron la amnistía durante 24 horas. “El Partido Popular va a seguir trabajando porque hay alternativa”, insistió ante unas eventuales elecciones generales en las que aseguró que Feijóo conseguiría gobernar. Gamarrá soslayó además que el liderazgo del jefe del partido sale efectivamente reforzado después de plantear el 18-F como un plebiscito al Ejecutivo central. Feijóo se desplazará este lunes nuevamente a Galicia para participar en la junta directiva regional del PP gallego junto a Rueda.

Cosechadora de votos del PP

La cosechadora de votos del PP, la máquina electoral más eficaz de la derecha española, ha sido implacable una vez más. Pese a todas las dificultades, con un nuevo candidato poco consolidado y un BNG enfrente que no ha dejado de crecer en las encuestas, el partido de Rueda ha subido en votos con respecto a las últimas elecciones que encabezó Feijóo. En la provincia de Ourense, los populares han resistido la ausencia de la familia Baltar y la embestida de Democracia Ourensana. Es la fuerza más votada en todas las comarcas de Galicia y solo ha cedido el primer puesto en 17 ayuntamientos.

Los populares gallegos acaban de superar 15 días muy complicados, con las encuestas detectando su continuo retroceso y colocándolos en el filo de perder la Xunta. Los últimos nueve meses los han vivido además montados en una montaña rusa. En mayo vieron en la marea azul que tiñó España en los comicios municipales una garantía de repetir por quinta vez consecutiva al frente de la Xunta. El bajón llegó con el fracaso de Feijóo en las generales del 23-J —ganó pero no pudo gobernar—, pero las protestas contra el Gobierno de Pedro Sánchez por la amnistía a los encausados del procés independentista catalán les volvieron a dar aire. Justo antes de las Navidades, Rueda decidió adelantar las elecciones a febrero y hacerlas coincidir con el debate de la ley que regulará esta medida de gracia. Fue la primera señal de que esta batalla electoral en Galicia iba a ser diferente a las cuatro anteriores en las que Feijóo cosechó victorias incontestables.

Las campañas de baja intensidad y centradas en asuntos autonómicos fueron la especialidad del infalible Feijóo y le permitieron desactivar la amenaza de otros competidores de la derecha como Ciudadanos o Vox. Rueda, sin embargo, se arriesgó con una estrategia de corte nacional, más propicia para la carrera presidencial de Feijóo pero con inciertos réditos electorales en Galicia. Señaló como su enemigo a batir al socialista Pedro Sánchez y, a coro con su mentor, se entregó a la amnistía. Todo cambió a partir del debate de TVG, el único que ha aceptado Rueda. Al candidato del PP se le vio poco suelto, adormecido y eclipsado por la nacionalista Ana Pontón, más experta y hábil en estos duelos televisivos. Pontón se alzó como vencedora en la mayoría de sondeos y el discurso del PP dio entonces un giro.

La nacionalista se convirtió en la diana de todos los ataques de los populares, que hasta el último día la acusaron de ser una radical independentista con piel de cordero. Justo una semana antes de las votaciones, el PP se metió un gol en propia meta que dejó al partido en shock: un alto dirigente reveló en un encuentro con periodistas en Lugo que la dirección del partido estaba dispuesta a conceder en el futuro un indulto condicionado a Carles Puigdemont y otros líderes independentistas. Finalmente, sin embargo, la formidable resistencia electoral del PP gallego ha podido con todo.

Como “dos soldados de infantería”, en palabras de Rueda, el líder del PP y el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy han pateado Galicia en apoyo de su candidato. Esta comunidad no es solo la cuna del fundador del partido, Manuel Fraga, sino el territorio que más fiel ha sido al PP en España a la hora de elegir el Gobierno autonómico. Ha gobernado la Xunta 36 de los 42 años de autonomía. Y tiene otros cuatro por delante.