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Salvador Illa apuesta por un Gobierno en minoría del PSC en Cataluña

El candidato y primer secretario de los socialistas catalanes está decidido a gobernar en solitario y sin los comunes y aplicar la geometría variable

El candidato a la Generalitat por el PSC, Salvador Illa, vencedor en las elecciones catalanas celebradas ayer, es aplaudido por su compañeros. EFE/Alberto EstévezFoto: ALBERTO ESTÉVEZ (EFE) | Vídeo: EPV
Àngels Piñol

La dirección del Partit dels Socialistes apuesta por intentar formar un gobierno en solitario si es finalmente Salvador Illa es investido president de la Generalitat. Con esta estrategia, el partido que ganó las elecciones en Cataluña el pasado domingo pretende gobernar, al menos en una primera fase, sin incluir en su gabinete a los comunes de Jéssica Albiach, que se han ofrecido a formar parte de ese eventual ejecutivo para reforzar las políticas de izquierdas. La estrategia, según explican fuentes de la cúpula del partido, supone aparcar la reedición de un ejecutivo tripartito como el que gobernó Cataluña hace 20 años formado por socialistas, ERC e Iniciativa, uno de los partidos antecesores de los comunes. Los republicanos, ya habían decidido ir a la oposición antes de las dimisiones en su cúpula. La idea con la que trabaja la cúpula del PSC es comenzar la legislatura con un gobierno en minoría para, más adelante, analizar si procede incorporar a otros partidos. El primer pulso para dilucidar cómo se encarrila la negociación de la investidura será la formación de la Mesa del Parlament, pero ello no se visualizará hasta justo después de las elecciones europeas previstas para el 9 de junio.

Tras la ejecutiva del PSC del pasado lunes, Núria Parlon, portavoz del partido, ya dio pistas sobre los planes de la formación al apuntar que ésta debía determinar el futuro de Cataluña “pactando con fuerzas progresistas” o bien “gobernando probablemente en minoría con acuerdos puntuales”. Miembros del partido sostenían entonces que una posibilidad era incluir en ese ejecutivo a los comunes, aunque esa opción ha sido descartada. La apuesta es un portazo a la propuesta de Albiach, que desde la misma noche electoral llamó a reeditar el gobierno a tres, que sumaría 68 escaños, justos los de la mayoría absoluta.

El 12-M fue aciago para la coalición de izquierdas. Su rechazo al megacasino del Hard Rock (Tarragona) forzó la caída de los presupuestos y el adelanto electoral y han pasado de ocho a seis escaños. Alícia Romero, hasta ahora portavoz del Parlament, dijo este martes en TVE que para el PSC sería “mucho mejor” gobernar en solitario, pero ha deslizado que son “realistas” y que saben que “es difícil”. El principal escollo es convencer a ERC de que, pese a sus malos resultados, una situación de bloqueo y una eventual repetición electoral sería peor para sus intereses. En el caso de los comunes, su propuesta sigue siendo entrar en el Govern pero su portavoz Joan Mena apuntó este lunes que querían priorizar un acuerdo sobre los contenido y que es evidente que puede haber diferentes fórmulas de colaboración.

Con el 28% de los votos, los socialistas alcanzaron en Cataluña una victoria contundente de 42 diputados, siete más que Junts (35) , la segunda fuerza política, y 22 más que ERC (20). Pese a ello, los socialistas están muy lejos de la mayoría absoluta y necesitan el voto de una de esas dos fuerzas para la investidura, el verdadero caballo de la batalla de la negociación. Todas sus esperanzas están puestas en los republicanos. La dimisión del presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, y los anuncios de Oriol Junqueras y Marta Rovira de que dejarán sus cargos, el primero al menos de forma temporal, imprimen todavía más incertidumbre sobre la decisión final de los republicanos, que celebrarán un congreso extraordinario el próximo 30 de noviembre.

De izquierda a derecha, Gabriel Rufían, el president Pere Aragonès y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, la noche electoral.
De izquierda a derecha, Gabriel Rufían, el president Pere Aragonès y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, la noche electoral.Alberto Paredes (Europa Press)

Hasta ahora, la dirección socialista intuía, con las máximas reservas, que ERC acabará votando a Illa. No le daba tampoco ningún recorrido a la fórmula ideada por Carles Puigdemont de recabar los votos de los republicanos para intentar su investidura cuando además no suman. Esa era al menos la impresión dominante en el PSC tras la carta publicada el martes por Oriol Junqueras, que presidirá ERC hasta después de las elecciones europeas, que reitera que irán a la oposición, que no atenderán los cantos de sirena del expresident y que usarán sus votos de forma “constructiva”. La formación republicana, sin embargo, está sumida a la máxima presión y en una crisis profunda. Por ahora, pesos pesados del partido como el consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, o el exportavoz de ERC, Joan Tardà, abogan por rechazar la repetición electoral.

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A la espera de la decisión de ERC, los socialistas han arrancado los contactos con la certeza de que gobernar en solitario, con independientes que puedan aportar transversalidad, les comportará más ventajas que inconvenientes. Con un hemiciclo de 135 escaños, Esquerra ha pasado estos dos últimos años un calvario gobernando solo con 33 tras la salida de Junts del Ejecutivo. El PSC cree que la situación no es comparable porque estará en disposición de articular varias mayorías absolutas alrededor de su eje: la que tiene a su izquierda, con ERC y comunes y la que puede trenzar a su derecha con Junts, con quien comparte buena parte de su modelo socioeconómico. Incluso podría formar otra fuera de toda ecuación con PP y Vox, aunque ha descartado cualquier negociación con la extrema derecha.

En cualquier caso, los asuntos más relevantes de este mandato han evocado la sociovergencia, nombre con el que se conoce en Cataluña un acuerdo entre socialistas y los herederos de Convergència, ahora dentro de Junts. PSC y los de Carles Puigdemont han calcado su posición en muchos proyectos: la ampliación del aeropuerto de El Prat; el apoyo al megacasino de Tarragona o el trazado de autovías de circunvalación como la B-40. ERC dribló la ampliación del aeropuerto, pero a los otros dos llegó arrastrando los pies para salvar los presupuestos. Sin los comunes en el gabinete, el PSC se ahorraría diferencias y posibles conflictos que ya se han visto reflejados en este mandato, con los de Jéssica Albiach señalándoles por asumir políticas de derechas.

La campaña de las europeas dilatará los posibles acuerdos y el preludio será cómo queda la Mesa del Parlament, prevista como máximo para el día 10. El nombre del presidente o presidenta y su color político dará muchas pistas sobre el acuerdo final. El PSC quiere garantizarse la mayoría también a dos bandas, con Junts pero también con la izquierda. El PP ya ha avisado que le corresponde una silla de ese órgano.

Illa no hace declaraciones desde la noche electoral pero este miércoles envió una carta a la militancia en la que sostiene que la nueva etapa en Cataluña debe ser sinónimo de “estabilidad, diálogo y progreso”. “Una Cataluña, la que se pone en marcha, sin bandos ni bloques”, subraya. El líder del PSC ha achacado el triunfo entre múltiples factores a las políticas del Gobierno y la “apuesta firme” de Pedro Sánchez por “el dialogo y la convivencia”. “Quiero agradecer profundamente la complicidad del conjunto del socialismo español con Catalunya y la ciudadanía”, ha remarcado. La carta anuncia el mitin que Sánchez ofrecerá este sábado en Barcelona, que se adivina como el pistoletazo de salida de la campaña de las europeas.

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