Checo Pérez se queda lejos de la fiesta y la gloria en el Gran Premio de Las Vegas

Todo lo que quiere Checo Pérez es que la temporada termine, encontrar un poco de sosiego o una alegría de última hora. Pero no ha habido nada de eso. En el paraíso del juego de Las Vegas hubo poca fortuna para él. Volvió a sufrir por alcanzar un punto, a pasarla mal en la clasificación del sábado y a padecer el auto. El mexicano finalizó en el décimo puesto en la celebración de Max Verstappen como tetracampeón del mundo de Fórmula 1. La carrera fue ganada por George Russell, seguido por Lewis Hamilton y Carlos Sainz. La gloria, los festejos y la calma se alejan para Pérez que aún tiene Qatar y Abu Dabi para darle un giro a su suerte.

Pérez empezó desde la decimoquinta posición y en la largada perdió la posición frente a Fernando Alonso. No quiso ser golpeado ni golpear por accidente, hubo mesura. La decimoquinta posición la recuperó cuando el español tuvo que cambiar neumáticos. Más adelante, el de Red Bull pudo superar a Kevin Magnussen de Haas. El mexicano debía sacarle provecho a las llantas más duras. En algún punto alcanzó a ser segundo gracias a la salida a boxes de los punteros. Por la mente de muchos mexicanos pasó la idea de un afortunado coche de seguridad que beneficiara a su compatriota, aunque eso nunca ocurrió. Pérez se dio el gusto de poder superar a Zhou, de Sauber, y a Hulkenberg, pero perdió terreno frente a Verstappen, quien le superó en la vuelta 15, y luego los Ferrari. También Hamilton y Norris le pasaron por encima al mexicano mostrando la fortaleza del auto.

Cuando el de Guadalajara salió a cambiar los neumáticos cayó en el clasificador hasta la decimocuarta posición. Eso le dejó una batalla pendiente con el neozelandés Liam Lawson. El mexicano lo midió y le superó de forma limpia para evitar cualquier contacto con el piloto que busca ser su sucesor y quien le llevó al límite en el Gran Premio de México. Sin embargo, tras su segunda detención para cambiar las gomas, Pérez volvió a ser decimoquinto. Lo que sí dejó como manjar fue un rebase de maravilla del piloto de Red Bull Bull cuando superó en una curva a Lawson y a Magnussen. Un movimiento milimétrico. En las últimas 10 vueltas, pasó por delante de su excompañero Esteban Ocon para rozar la zona de puntos. Para atrapar la décima posición, el mexicano tuvo que superar a Alonso. El punto es un consuelo mínimo e insuficiente para un piloto que ya sabe lo que es ganar y agrandar su trayectoria en la Fórmula 1. Al mexicano se le resiste ese podio número 40.

La legión de aficionados de Checo Pérez han suplicado un golpe de suerte, una serie de carambolas que pudiese cambiar la temporada. No ha habido nada de eso. Lo que sí ha sido una caída de rendimiento de un auto, el RB20, que ha perdido vigor ante los McLaren, los Ferrari y en ocasiones contra los Mercedes. El auto ha dejado expuesto al mexicano ante las críticas, las cuales se han intensificado desde el Reino Unido para buscarle sucesor, aunque tenga contrato por dos años más. Si Verstappen sufre con el auto, Pérez agoniza y más cuando la prioridad de actualizaciones para el coche son para el neerlandés. Eso lo ha entendido el mexicano desde el inicio. El asunto es que se ha quedado solo en un momento de desolación en este 2024. Red Bull se queda tranquilo al asegurar el campeonato de pilotos, pero ve con preocupación el tercer lugar que tienen en el mundial de constructores.

Los juicios de los capataces de Red Bull han insistido durante el fin de semana que al final de temporada van a evaluar “todas sus opciones” para tomar una decisión con respecto a si Pérez continúa con lo establecido en el contrato hasta 2026 o si rompen el contrato y dan un salto al vacío. Mientras tanto, la fiesta se queda en Las Vegas gracias a Verstappen.