La extrema derecha independentista, Aliança Catalana, se cuela en el Parlament con dos diputados
El partido entra en la Cámara catalana con un discurso abiertamente xenófobo y supera los 118.000 votos, la mayoría en Girona
Aliança Catalana, un partido de extrema derecha, independentista y de corte xenófobo, ha entrado este domingo en el Parlament de Cataluña con dos diputados. Con el lema Salvem Catalunya (Salvemos Cataluña), ha logrado más de 118.000 votos (3,8% de los sufragios), la mayoría en Girona (9%) y Lleida (7,7%). Su líder, la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, ha protagonizado una carrera fulgurante hacia la Cámara catalana desde que anunciase su intención de concurrir a las elecciones, el pasado mes de marzo, con dos ejes principales: abanderar por primera vez las teorías del supremacismo blanco del reemplazo (una cultura, en este caso catalana, supuestamente amenazada por la población musulmana) y atribuir la delincuencia a la inmigración.
El partido ha vetado la entrada a la mayoría de medios acreditados en su sede central de Ripoll, donde han seguido el resultado de las elecciones con su reducido equipo, y solo ha permitido el acceso a los dos medios digitales que han seguido toda la compaña de Orriols. Aliança Catalana ha sido la fuerza más votada en Ripoll (31%), que dirige desde el año pasado cuando alcanzó la alcaldía con un porcentaje similar de votos, y en las localidades de Les Llosses (35%) y Campdevànol (26%). Los tres son municipios gerundenses del interior de Cataluña que colindan.
Aliança Catalana se fundó en 2020, y pivota en la figura de Orriols, que concitó la atención de los medios de comunicación por su discurso abiertamente islamófobo en el municipio del que eran los terroristas que cometieron los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017. Orriols es una militante ultranacionalista y obsesionada con el islam. Sus propuestas estrella para las elecciones se dirigen contra la inmigración. El partido propone vetar la entrada de extranjeros hasta que se hayan “integrado” en los valores occidentales y plantea la expulsión de todos los que se encuentren en situación irregular o hayan delinquido.
Durante la campaña electoral, el partido de Orriols manifestó que vería con buenos ojos apoyar la investidura de Carles Puigdemont. Pero Junts, ERC, CUP, PSC y Comuns Sumar han firmado un compromiso para vetar a la ultraderecha. Se trata de un acuerdo promovido por el colectivo Unidad contra el Fascismo y el Racismo que apela a no aceptar “por acción ni omisión” los votos de “ninguna formación de extrema derecha para conformar una eventual mayoría de investidura ni de Govern”. A pesar de la solemnidad del acuerdo, el Parlament no tiene ningún mecanismo que permita a un candidato a presidente desdeñar los apoyos que quieran entregarle.
Como alcaldesa de Ripoll, la líder de Aliança Catalana ha protagonizado diversos episodios polémicos. El más sonado consistió en el hecho de dificultar el empadronamiento de personas migrantes en el municipio, alargando al máximo los plazos para poder hacerlo. Diversas asociaciones han denunciado las dificultades que impone el equipo de Orriols, que suponen problemas básicos de acceso a la sanidad o de escolarización. También fue sonado su censura al cartel de las fiestas del pueblo elegido por el jurado porque en él aparecía una niña con velo. En su lugar, impuso una ilustración donde se da preeminencia a la figura de un santo. La alcaldesa ha sido también sancionada por la Generalitat con una multa de 10.000 euros por atacar a los musulmanes en una entrevista televisiva en la extinta 8TV, por una falta grave de la Ley de igualdad y no discriminación.
Parte de la clave del éxito de Orriols han sido las redes sociales, donde la líder del partido ha hecho gala de sus políticas discriminatorias y un discurso abiertamente xenófobo. La alcaldesa ha asegurado también que el veto impuesto a su figura ha supuesto un impulso para ganar mayor visibilidad. “Tengo cinco hijos, cinco herederos a los que no quiero dejar un país infestado de fundamentalistas”, dijo para abrir su discurso en uno de los actos centrales que celebró en Barcelona. Allí defendió una Cataluña “libre del Estado español, del Estado francés y del Estado islámico” y pidió también el voto de los no independentistas.
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