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‘Fadrines’, la historia olvidada de las solteras que no se casaron “cuando tocaba”

El Museo Valenciano de Etnología recopila testimonios de mujeres que décadas atrás no se ciñeron a la norma del matrimonio por imposición o elección

La exposición 'Fadrines', mujeres que "no se casaron cuando tocaba", en el Museo L'Etno de Valencia.
La exposición 'Fadrines', mujeres que "no se casaron cuando tocaba", en el Museo L'Etno de Valencia.Mònica Torres
Cristina Vázquez

Machuchas, egoístas, desnaturalizadas, fracasadas, se les ha pasado el arroz o se han quedado para vestir santos... Son algunas de las expresiones, estereotipadas y plagadas de prejuicios, que la sociedad tradicional valenciana ha empleado décadas atrás para referirse a las mujeres que permanecieron solteras, que no se casaron “cuando tocaba”. Una exposición en L’Etno —Museo Valenciano de Etnología— bajo el título de Fadrines (Solteras), reflexiona sobre esas mujeres que no se ciñeron a “esa norma del heteropatriarcado que es el matrimonio y tener hijos”, resume Isabel Álvarez, comisaria de la exposición junto a la antropóloga Raquel Ferrero.

“Es que la vida, ¿es solo casarse?, interroga, a modo de preámbulo, un cartel a la entrada de la exposición temporal e itinerante recién abierta en L’Etno, dentro del complejo cultural de la Beneficencia de Valencia. A continuación, cuatro estereotipos engloban los diferentes modelos de soltería femenina: están las mujeres que desde su nacimiento estuvieron predestinadas y obligadas a ser exclusivamente cuidadoras, dejando de lado cualquier otro plan de vida; están las llamadas “bestias sueltas”, que defendieron su espacio de libertad y no admitieron limitaciones; las que, autosuficientes económicamente, optaron por la soltería como lujo, como una elección personal; y las que no les venía nunca bien eso de casarse.

Lejos de una mirada de lástima o desprecio, el proyecto pretende dar conocer que no hay modelos exclusivos o excluyentes de ser mujer soltera. Lo hace a partir de testimonios de mujeres mayores valencianas que no se casaron, dramatizados en vídeo por actrices para contar sus vidas desde la neutralidad, y de ilustraciones que comparan cuatro maneras de vivir como soltera con referentes cinematográficos como Mary Poppins o Lara Croft.

El material de la exposición procede de una investigación que realizaron las antropólogas Raquel Ferrero y Clara Colomina para el archivo de la memoria oral valenciana, que pretendía explorar las biografías de esas mujeres situadas al margen de los patrones sociales porque “si redefinimos qué voces son valoradas, redefinimos nuestra sociedad”, subraya Álvarez. Comenzaron a escuchar y recopilar relatos de solterías y descubrieron un montón de trayectorias mucho más amplias que las estrechas definiciones que imponen los estereotipos. Y L’Etno se propuso darles visibilidad en diferentes tipos de soportes, por lo que además de la exposición física hay una Webdoc, donde se recogen los testimonios de las mujeres, de una manera reposada, e imágenes en blanco y negro de décadas pasadas.

En la sala de la muestra, un amplio muro recoge cientos de instantáneas de bodas de la época en las que se resalta con color el yugo, el antiguo rito que consistía en colocar un velo sobre los esposos para simbolizar que quedaban unidos de por vida. En la exposición, del techo, cuelga además un yugo real para para ilustrar la carga que suponía entonces el matrimonio.

La comisaria Isabel Álvarez reconoce que “todavía hay un estigma sobre las mujeres solteras. Existe en el imaginario de las mujeres una culpa o una carencia si no llegas, ya no digo a casarte, pero sí a la ausencia de pareja. Creo que eso sigue presente en la sociedad; ese pensamiento de que la mujer, sin un hombre al lado, no está completa”.

Una de las imágenes antiguas, en blanco y negro, de la exposición 'Fadrines' que se muestra en L'Etno.
Una de las imágenes antiguas, en blanco y negro, de la exposición 'Fadrines' que se muestra en L'Etno. Mònica Torres

“Sí, yo no me casé, y ya no fui nunca mujer”, cuenta una de ellas al comienzo del documental. “Había quienes me miraban un poco de reojo. ¿Sabes? ‘A esas ¿no las ha querido ninguno o qué? Se ha quedado para vestir santos’”, comenta otra que oyó en más de una ocasión. “Yo me salí del destino que tenía de casarme e irme y dejármelo todo. Así que me lo pensé y dije que no, que para trabajar igual, prefería ser soltera”, apunta una tercera en el trabajo de web, en el que ha colaborado Bressol Produccions o el grupo de teatro La Zafirina, que se ha encargado de la dramatización de los testimonios de las mujeres, la mayoría con edades de entre los 80 y los 90 años.

“Es una muestra muy de L’Etno, muy cuidada y reposada, hecha en casa y basada en la cultura tradicional y popular valenciana, que nos permite muchas perspectivas. Es una exposición que se ajusta muy bien a la misión de un museo, que es hacer memoria y confrontar historias olvidadas”, ha destacado su director, Joan Seguí, que ha presentado la iniciativa junto al diputado de Cultura, Paco Teruel. Fadrines es una exposición itinerante, que recorrerá los pueblos valencianos que la soliciten.


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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.
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