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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cuestión de tono (a propósito del litigio sobre el grado de Medicina)

Mazón tendrá su Campus de la Salud interuniversitario en Alicante, suponiendo que tenga claro en qué consiste el proyecto y cuente con el dinero preciso para llevarlo a efecto

La rectora de la Universidad de Alicante, Amparo Navarro, con el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, durante la reunión mantenida el lunes.
La rectora de la Universidad de Alicante, Amparo Navarro, con el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, durante la reunión mantenida el lunes.generalitat valenciana

Después de semanas de escritos, declaraciones, decenas de argumentos a favor y otros tantos en contra, el asunto de los estudios de Medicina en la Universidad de Alicante ha quedado resuelto. Bastó una reunión de poco más de dos horas y media para que todo lo que parecía imposible días atrás dejara de serlo. Cuando dos personas aceptan sentarse a la mesa y bajar el tono de la conversación, pueden lograrse estos resultados. Alicante tendrá sus estudios de Medicina y Mazón su Campus de la Salud interuniversitario, suponiendo que el presidente de la Generalitat tenga claro en qué consiste el proyecto y cuente con el dinero preciso para llevarlo a efecto. Ya sabemos que, en política, lo importante de los proyectos es su enunciación. Si en la Comunidad Valenciana, por seguir dentro de nuestro territorio, se hubieran ejecutado solo la mitad de los planes que en su día anunció Eduardo Zaplana, hoy seríamos una de las regiones más boyantes de Europa. Pero esta es otra cuestión. Lo que importa ahora es que la polémica sobre los estudios de Medicina parece zanjada. Las declaraciones efectuadas los últimos días, tanto por parte del presidente de la Generalitat como por la rectora de la Universidad de Alicante, y, sobre todo, el tono de las mismas, así lo aseguran. Es probable que la solución viniera impuesta por la necesidad: al punto que había alcanzado la polémica, Mazón y Navarro tenían poco que ganar y bastante que perder.

A estas alturas, la pregunta que queda sin responder es por qué el jefe del Consell se dejó enredar en este caso. Las respuestas pueden ser tan variadas como el punto de vista que adopte cada uno. Poco importa. Todas ellas quedan, de momento, en el terreno de la hipótesis. En cualquier caso, los hechos están ahí y los ha relatado con pormenor la prensa. Desde el primer momento, el secreto con el que se pretendió mantener la retirada del Consell ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana encendió una mecha a la que se fueron sumando una serie de actuaciones poco calibradas que, con los días, agravaron la cuestión. Las inconcreciones del propio Mazón, que en ningún momento logró expresar con claridad cuáles eran sus propósitos tampoco ayudaron a despejar la cuestión. Fue esta falta de claridad del presidente la que llevó a pensar que nos encontrábamos ante una operación para abrir las puertas de Medicina a las universidades privadas.

La rectora Amparo Navarro ha mostrado coraje en la defensa de la Universidad de Alicante, pero no podía encerrarse en una actitud numantina. Mantener un enfrentamiento permanente con el Gobierno valenciano no parecía una opción con recorrido. La comunidad universitaria puede aplaudir su tesón pero, en un momento u otro, le exigiría resultados. Un enfrentamiento permanente con la Generalitat estaba abocado al fracaso, por mucho que se ondease la bandera de la autonomía universitaria. Llega un momento en el que las razones del dinero son inapelables. Con todo, hay que alabar la postura de Navarro al sentarse a negociar: volver a la senda del sentido común exige, en ocasiones, una notable fortaleza de ánimo.

Quienes tenemos por costumbre quejarnos de las actuaciones de nuestros políticos, haríamos bien en no buscar aquí vencedores ni vencidos. Es posible que Carlos Mazón y Amparo Navarro hayan hecho de la necesidad virtud al sentarse a la mesa, pero han sabido negociar y llegar a un acuerdo que es de lo que, en realidad, va la política. Afirmar, como algunos han hecho, que en este asunto gana Alicante sería reducir el tema a un ámbito demasiado local; también sería injusto porque quien ha ganado ha sido la sociedad.

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