La investigación baraja un cortocircuito en el mecanismo eléctrico que accionaba un toldo como causa del incendio de Valencia

Un cortocircuito es la principal hipótesis que se baraja como causa del incendio que se declaró el pasado jueves en Valencia y provocó la muerte de 10 personas. La policía científica ya ha inspeccionado este lunes la vivienda de la puerta 86, en la séptima planta, donde se detectaron por primera vez las llamas para recabar todos los datos posibles sobre el origen del fuego que devastó 138 viviendas del complejo de dos torres del barrio de Campanar. Un posible fallo eléctrico en el mecanismo que acciona el toldo centra las pesquisas, según han avanzado fuentes próximas a la investigación citadas por Efe. Fuentes policiales también han confirmado a a este periódico que todo apunta a un fallo eléctrico, si bien insisten en que hay que esperar a la conclusión de la investigación, que tan solo se ha iniciado.

El fallo eléctrico es, de hecho, la principal hipótesis ya desde el inicio del siniestro en un edificio sin instalación central de gas y con un alto grado de domotización. Varios vecinos del barrio observaron desde el parque ubicado en frente del complejo y desde la calle cómo empezó el incendio y señalaron a este periódico que las llamas surgían de un balcón y parecían proceder de una cortina o de un toldo. Algunos de los vídeos grabados por ellos forman parte de la investigación.

El mismo jueves en que se produjo el incendio, la administradora del edificio, Adriana Banu, manifestó que no había nadie en el piso donde se originó, una versión que confirmó al poco el conserje del complejo, Julián, que llamó al vecino, pero nadie contestó. En el mismo sentido, la policía localizó al inquilino de esa vivienda, que estaba de viaje, y este aseguró que no había dejado ningún dispositivo eléctrico en marcha, según ha adelantado este lunes el diario Levante EMV. La ausencia del inquilino abundaba en la tesis de un cortocircuito como causa.

Eduardo Sainz, investigador especializado en incendios con más de 30 años de experiencia, y Vicent Pons, investigador de la Oficina Técnica de Ingeniería Forense, coinciden en que entre un 65% y 80% de los incendios se producen por fallos eléctricos.

Todos los esfuerzos de las fuerzas de seguridad hasta ahora se han dirigido, primero, a la búsqueda de posibles víctimas mortales —una vez se ha enfriado la estructura de hormigón a la que quedó reducido el edificio, que llegó a padecerr temperaturas de 800 grados—, y segundo, a la identificación de los cadáveres. Una vez inspeccionado “palmo a palmo” el edificio, recabadas todas las muestras de ADN para cotejarlas con los 10 cadáveres y a la espera de culminar definitivamente los trabajos de identificación (hay tres cuerpos que precisan más análisis por el estado de los restos), se ha procedido a iniciar la investigación de las causas, ha señalado este lunes la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé.

Ante la pregunta de si la policía ya ha detectado indicios de la posible causa, la delegada ha incidido en que el juzgado ha decretado el secreto del sumario en este caso y, por tanto, no se ha pronunciado al respecto. Sí ha reconocido que la policía científica ya había salido del inmueble al que había acudido esta mañana. El diario Las Provincias ha publicado que los agentes de dicho cuerpo policial habían hallado indicios de que hubo un cortocircuito.

La Unidad de Análisis e Investigación de la Escena del Crimen de la Comisaría General de Policía, con el apoyo de la Brigada Provincial de Policía Científica de Valencia, son los encargados de la investigación.

El origen del incendio no explica, en cualquier caso, la fulminante extensión de las llamas por toda la fachada del edificio en menos de una hora, dejando sin hogar a más de 400 personas. Se baraja que el material sintético del recubrimiento de las placas de aluminio o del composite (resinas compuestas) en el interior de las mismas actuara como un acelerante de las llamas, azuzadas, además, por el fuerte viento que ese día alcanzó los 60 kilómetros por hora en la zona. El complejo residencial ocupaba una manzana entera, abierta, entre dos espaciosas avenidas, conectadas por una rotonda, por lo que apenas estaba resguardado del viento, que suele soplar más fuerte allí que en otras partes más cerradas de la ciudad, según atestiguan varios vecinos. Los cuerpos de los 10 fallecidos fueron localizados en las plantas octava y novena.