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El pueblo valenciano de Simat se vuelca con su vecino tetrapléjico Rafa, protagonista de la película ‘Hardcore’

500 personas asisten a la proyección de la película sobre la vida del aficionado a la música electrónica, más que cuando Iniesta visitó también el monasterio de la localidad valenciana

F. B.
Rafa Botella y el director Adán Aliaga, el sábado en el acto en el que se proyectó 'Hardcore' en el monasterio de Santa María de la Valldigna.
Rafa Botella y el director Adán Aliaga, el sábado en el acto en el que se proyectó 'Hardcore' en el monasterio de Santa María de la Valldigna.

La música electrónica sonó el pasado sábado en el monasterio de Santa María de la Valldigna. No procedía de una rave, ni de un concierto, sino de la banda sonora del cortometraje Hardcore, que protagoniza Rafael Botella Martí, uno de los vecinos más conocidos de la población valenciana de Simat de la Valldigna. Cerca de 500 personas asistieron a la proyección de la película en el monumento fundado en 1298 en un acto que fue una muestra de afecto hacia Rafa, de 38 años, que sufrió un accidente de tráfico cuando tenía 19 y su cuerpo se quedó paralizado desde el cuello hasta los pies. Su nombre saltó a los medios de comunicación nacionales e internacionales cuando reclamó una ley de eutanasia en España unos años antes de su promulgación en 2021 y su testimonio cercano, sereno y razonado, fue también objeto de atención una vez aprobada una norma que defendía como un derecho legítimo.

“Ha sido muy grande, muy guay, muy emocionante. Estaba casi todo el pueblo. Amigos que no veía desde el instituto, incluso el equipo de enfermería y médicos que venía a casa y enfermeras de cuando estaba en rehabilitación en el hospital”, explica el protagonista por teléfono, desde su casa en la población valenciana de 3.200 habitantes. “Me han dicho que había más gente en el convento que cuando vino Iniesta tras marcar el gol del mundial”, añade.

El corto, dirigido por Adán Aliaga, recrea la vida de Rafa, su día a día, su relación con su madre, Marisa Martí, sus anhelos más ocultos, su afición por la música hardcore que produce con su ordenador desde su habitación adaptada, abierta a los familiares, amigos y vecinos del pueblo. Algunos entran, saludan, preguntan si se necesita algo y se van; otros se quedan a “xarrar” un rato. Rafa es un gran conversador, muy querido en el pueblo.

Rafa Botella, cuando entró en el monasterio de Santa María de la Valldigna, el pasado sábado.
Rafa Botella, cuando entró en el monasterio de Santa María de la Valldigna, el pasado sábado.

La película, que se aleja de los clichés, aspira a los Premios Goya, cuyos finalistas se conocerán a mediados de esta semana semana. El pasado año ganó el Premio Berlanga en su especialidad que concede la Academia Valenciana del Audiovisual. También ha sido distinguido en varios festivales internacionales.

“El propósito de la película no es animar a los tetrapléjicos diciéndoles: ‘Mirad lo que hago”, relataba Botella a este periódico tras el rodaje. “La idea es decirle al púbico que está bien: ‘Veis como no es para tanto’, ‘veis como si no tuviera dolor me largaría a un concierto a Holanda con la única diferencia de mi silla de ruedas’. Es mostrar la vida real de un tetrapléjico, con sus deseos oscuros, no la de un ser de luz; con su forma de relacionarse con los demás”.

“La verdad es que todo ha salido muy bien. Y la gente ha respondido más de lo esperábamos con la presencia de unas 500 personas en el monasterio que para abrirlo tienes que pedir permisos y estar encima”, ha comentado la concejal de Fiestas y Asuntos Sociales, Gloria Palmar. El Ayuntamiento ha sido el organizador de la proyección, con la ayuda de la productora Jaibo Films y del propio Rafa. “Sí, la verdad es que ver a mi sobrino allí, hablando, rodeado de tanta gente, me ha emocionado”, apunta un tío del homenajeado de visita en la casa.

También la madre de Rafa, Marisa, de 79 años, recibió un homenaje en la proyección del sábado en reconocimiento al cuidado que le dedica a su hijo que con frecuencia no puede utilizar la silla de ruedas debido al intenso dolor que sufre y se ha de quedar postrado en su cama. “Me dieron un ramo de flores. A mí la gente del pueblo siempre me ha tratado muy bien”, comenta.

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Sobre la firma

F. B.
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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