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La vicepresidenta valenciana deja su cargo en una asociación subvencionada por la consejería de Igualdad que ahora dirige

Susana Camarero asegura que dimitió de la presidencia de Mujeres en Igualdad a primeros de agosto y que si aparecía en su web hasta este miércoles es por falta de actualización

Rafa Burgos
Susana Camarero
La vicepresidenta segunda y consejera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, Susana Camarero (centro), entre varias consejeras de la Generalitat. De de izquierda a derecha: la consejera de Justicia, Elisa Nuñez, la de Medio Ambiente, Agua, Infraestructuras y Territorio, Salomé Pradas, y la consejera de Hacienda y portavoz del Consell, Ruth Merino.Biel Aliño (EFE)

La vicepresidenta segunda de la Generalitat Valenciana, Susana Camarero (PP), ha abandonado la presidencia de una asociación comprometida con la lucha contra la violencia machista y llamada Mujeres en Igualdad, que al menos desde 2019 recibe una subvención de la Consejería de Igualdad que ahora dirige. Las ayudas fueron otorgadas por el anterior Gobierno de la Generalitat, formado por el PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem. Camarero ha asegurado a este periódico que presentó su dimisión “a primeros de agosto”, aunque hasta este miércoles seguía figurando en la web de la asociación, en cabeza del organigrama y firmaba un saludo en el que presentaba su currículo en políticas de igualdad durante los últimos 20 años, según ha constatado este periódico. Ambos apartados han sido suprimidos después de la consulta realizada por EL PAÍS. “Las trabajadoras responsables de la web no la han actualizado porque han estado todo el mes de vacaciones”, afirma la dirigente popular. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, anunció el nombramiento de Camarero como vicepresidente y consejera de Igualdad el 19 de julio.

Camarero presentó su carta de despido unas semanas después de convertirse en uno de los miembros más destacados del Consell que lidera Carlos Mazón. “En cuanto me acordé, firmé la dimisión”, sostiene, aunque subraya que no tenía “vinculación profesional ni sueldo asignado” de la asociación. No obstante, podría haber constituido un caso de incompatibilidad, ya que, en el apartado de subvenciones que aparece en la web, el logotipo de la consejería de Igualdad, en la que Camarero ocupa el mismo despacho que Mónica Oltra y Aitana Mas, se repite sin interrupción desde 2019.

En los dos últimos ejercicios, además, consta que uno de sus centros de acogida está integrado en el Sistema Público Valenciano de Servicios Sociales, cuya responsabilidad también entra dentro de sus competencias. “Se trata de un centro concertado en el que nunca tuve poder de decisión”, comenta la consejera valenciana. La información no detalla la cantidad recibida en ayudas, ya que solo constan dos informes de auditoría de la asociación, correspondientes a los ejercicios de 2017 y 2018.

En la carta de presentación ya retirada, la consejera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda repasaba la trayectoria realizada en “defensa de la igualdad y la lucha contra la violencia de género, tanto desde el poder legislativo como desde “el ejecutivo, el asociacionismo y el ámbito privado”. Camarero fue ponente de la ley Integral de Violencia de Género y de la de Igualdad. También ocupó el cargo de secretaria de Estado de Igualdad y Derechos Sociales y presidió la comisión de Igualdad del Senado y la ponencia del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, siempre bajo el mando del PP de Mariano Rajoy. Como dirigente de la asociación, indicaba que la principal pretensión de Mujeres en Igualdad es “que la sociedad decida su futuro bajo el prisma de la igualdad” y ofrecía la web como herramienta “de denuncia y de lucha contra las desigualdades que aún se dan en España y en otros lugares del mundo” a través de sus “diferentes comunicados y manifiestos”.

Insistía Camarero en que “las protagonistas más activas” son las 40.000 asociadas, a las que definía como “luchadoras incansables y tremendamente imaginativas e innovadoras”. “Nuestro compromiso en la erradicación de la violencia machista es absoluto”, continuaba, “desarrollándolo desde las casas de acogida” que gestiona la entidad. Pero, además, tratan de plantear debates sobre “los horarios laborales, la corresponsabilidad, la natalidad, la brecha salarial o la diferencia de las pensiones”.

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