11 angustiosas horas que costó bajar la estatua de Franco de su pedestal en Valencia
La Policía Local reproduce por primera vez los testimonios de algunos de los agentes que participaron hace 39 años en el desmontaje de la escultura ecuestre del dictador
“Salimos del retén sin saber a qué servicio íbamos. No nos lo comunicaron hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento” recuerda Sebastián Abad, agente de la Policía Local de Valencia que formó parte del dispositivo que debía garantizar el 9 de septiembre de 1983 la retirada de la estatua a caballo del dictador Francisco Franco, que presidía desde 1964 la céntrica plaza de la ciudad. Hoy viernes se cumplen 39 años de un día histórico, en el que Valencia descabalgó de su pedestal la estatua del dictador entre improperios de unos y aplausos de otros.
La Concejalía de Protección Ciudadana del Ayuntamiento conmemora este viernes el aniversario de la retirada de la estatua descubriendo, a través de testimonios inéditos de agentes que participaron en el dispositivo, el papel que representó la Policía Local de Valencia en aquel día en el que, recuerda su titular, Aarón Cano, “finalizó la transición en Valencia y se impuso definitivamente la democracia tras el fallido golpe de Estado de 1981, que aquí tuvo una especial significación”.
La Policía Local ha grabado a algunos de los agentes que participaron en aquel dispositivo y ha reproducido por primera vez sus testimonios y las fotografías que captaron con la cámara que utilizaron entonces y que generó no pocas suspicacias. La retirada era el resultado de un acuerdo municipal que el consistorio democrático había aprobado cuatro años atrás, en 1979, pero su ejecución se retrasó por las dificultades de un periodo especialmente virulento en Valencia.
“Cada hora se concentraba más gente alrededor, lanzaban improperios contra los operarios que trataban de retirarla, tuvimos que llamar a la Policia Nacional para evitar que rompieran el cordón de seguridad que habíamos establecido” prosigue Abad que rememora las angustiosas 11 horas que duraron los trabajos.
“Tuvimos que utilizar dos grúas, la nuestra sola no podía” añade Abad que rescata de su memoria también el momento en el que el cuerpo del dictador se separó del caballo que seguía en el pedestal. “Yo me retiré a las seis de la mañana y allí seguían, los trabajos se prolongaron hasta casi las tres de la tarde y la tensión entre partidarios y detractores aumentaba cada hora”, señala el agente, que sigue activo en la Policía Local y recuerda, sobre todo, “el miedo que había. Los operarios encargados de retirarla temían que se les pudiera identificar” afirma.
Otro de los testigos de aquel episodio histórico fue Jesús Fernández, policía jubilado hace tres años que siguió las evoluciones de los trabajos desde otro lugar de la plaza. “Me ordenaron que fuese a la plaza del Ayuntamiento [en aquella época plaza del País Valencià] a fotografiar los trabajos de retirada de la estatua”. De aquel momento, nos quedan cuatro instantáneas en blanco y negro y la cámara con la que se captaron.
“Era una de las cámaras que utilizábamos en Atestados para fotografiar los accidentes y hacer la correspondiente investigación. También las utilizábamos para retratar las manifestaciones y así calcular la asistencia a las mismas” añade este policía jubilado que no ha olvidado el día en el que se retiró la estatua ni todo lo que sucedió. “Todos recordamos aquella jornada, creo que toda la ciudad vivió intensamente aquel momento estuvieran allí o no. Fue un día histórico” añade Fernández cuyo padre ya captaba fotografías e inició las grabaciones de vídeo en la Policía Local de Valencia.
Para el concejal de Protección Ciudadana de la capital valenciana, “aquel día finalizó la transición” una afirmación que evidencia la trascendencia histórica de aquella noche después del fallido golpe de Estado de 1981 que en Valencia tuvo una especial significación “porque aquí el golpe triunfó a diferencia de otras ciudades con un Ayuntamiento democrático al frente del cual estaba Ricard Pérez Casado que volvió a demostrar su valentía aquel 9 de septiembre de 1983 con la retirada de una estatua que jamás debió presidir la plaza del Ayuntamiento” señala Cano.
Cano ha aprovechado esta efeméride para felicitar a los agentes locales “por su determinación, valor y coraje en aquella jornada histórica en la que el miedo, afortunadamente, no se impuso y los agentes que participaron, trabajaron en medio de unas condiciones excepcionales”.
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