La covivienda gana adeptos con sus servicios comunes y espacios privados
La fórmula de compartir espacios y servicios y mantener la privacidad se abre camino en 11 proyectos valencianos mientras la Generalitat prepara una ley
La covivienda o vivienda colaborativa (cohousing, en inglés, cohabitatge, en valenciano) es una fórmula comunitaria de acceder a la vivienda en régimen de cesión de uso compartiendo algunos servicios. El envejecimiento continuado de la población (en España, el 21% tiene más de 65 años), el incremento de la necesidad de cuidados y de los problemas derivados de la soledad no deseada, así como el encarecimiento de la vivienda y la dificultad de los más jóvenes para acceder a ella empujan a buscar nuevas formas de cohabitación. No solo para las personas mayores.
En Dinamarca y otros países del norte de Europa, en Canadá, en EE UU, la vivienda colaborativa está extendida. En Madrid, se ha consolidado la cooperativa Entrepatios, convertida en referente en España. En la Comunidad Valenciana, la coordinadora Cohabitem aglutina 11 proyectos que promueven estas coviviendas, en el ámbito rural y urbano, la mayoría como cooperativas, que se encuentran en distintas fases de funcionamiento. La Generalitat está preparando la primera ley integral para regular esta fórmula de carácter privado y colectivo, en suelo público o privado.
“Buscamos expandir el concepto de vivienda a espacios y servicios comunes que favorezcan la creación de una comunidad con vecinos activos y no aislados”, apunta Jorge Toledo, técnico del proyecto Alicante Convivencia para personas mayores, que cuenta con un terreno rural en Castalla.
En Alfara de la Baronía, en la comarca valenciana del Camp de Morvedre, ha adquirido suelo la cooperativa Vacaciones Permanentes. “La diferencia principal con una cooperativa de viviendas al uso es que nuestro objetivo no es construir solo una vivienda, sino crear una comunidad de viviendas y espacios comunes para tener un envejecimiento activo. Buscamos apoyo mutuo, participativo y solidario, en nuestro caso para personas mayores de 50 años”, explica Hernando Martínez.
Hay un muchas posibilidades de compartir servicios: de lavandería, enfermería, cocina, wifi... “O un taller. ¿Por qué todas las casas han de tener un taladro, por ejemplo?”, se pregunta uno de los diversos representantes de Cohabitem reunidos por videoconferencia con este periódico. Cada proyecto decide sus servicios comunes, si bien todos coinciden en mantener los espacios de privacidad. “Es importante incidir en que son viviendas en cesión de uso, tenemos el derecho a habitar una vivienda, pero son de la cooperativa”, apunta otra. Los proyectos son muy variados y oscilan entre 15 y 35 unidades habitacionales.
Intergeneracional
Uno de las iniciativas más adelantadas es la de Ágora, en la ciudad de Alicante, que está a la espera de la licencia del Ayuntamiento. “Salvo que es intergeneracional, no hay diferencias significativas con otros proyectos. Nuestra idea es la de la antigua aldea, donde unos cuidan de otros cuando se necesita. La forma de organizarnos es la sociocracia, un paso más de la democracia. Tenemos en cuenta el consentimiento y la corresponsabilidad en la toma de decisiones y en la resolución de conflictos”, apuntan Rosa Cortijo y Rosa Balonga.
Una pata fundamental en la covivienda en la cohesión grupal. El germen de estas iniciativas suele ser un grupo de amigos. Y los amigos de los amigos. “Nos hemos enterado de forma diferente. Por grupos de amigos, por las redes, por otros cooperativistas, por charlas en las que hemos coincidido. Al principio, interesaba a poca gente y ahora somos muchos. A la gente no le suele gustar las residencias y ve una posible alternativa en estos proyectos”, dice Montse Llorca, de la cooperativa Cobarraca, que promueve un proyecto intergeneracional en Valencia.
Los cooperativistas o asociados se reúnen con frecuencia para realizar actividades y fortalecer así los vínculos, aunque la construcción aún no haya empezado. En Castalla cuidan y cultivan el terreno en unos proyectos que aúnan sostenibilidad económica y medioambiental.
Intergeneracional es el proyecto de CAU que se limita a 15 unidades y pretende instalarse en Valencia o en un municipio de los alrededores como Moncada o l’Eliana. “Es importante incidir en que no somos propietarios porque no compramos la vivienda, la dueña es la cooperativa, pero sí es de uso privativo, con equipamientos comunes para compartir”, explica Vicente García-Noblejas. En su web se indica lo que no es CAU: “No es una residencia de mayores, ni una segunda residencia, ni una inversión inmobiliaria, ni una comuna, ni una ONG”.
El proyecto Resistir, que se emplaza en un solar urbano de Godella (Valencia) en el que hay que conservar e integrar un edificio existente, ya está presentado al Ayuntamiento. La pretensión es “facilitar el uso de los espacios comunes también a los vecinos de Godella, porque no queremos formar un gueto dentro del pueblo”, señala Juan Ballester, cooperativista de este proyecto también avanzado.
Para continuar es necesario contar con un marco regulador claro, que dé seguridad jurídica y facilite la financiación. Y para ello confían en la futura ley. El capitulo de la financiación es básico. Muchos proyectos están promovidos por personas mayores y los bancos ponen trabas para financiarlos y se precisa un aval, por eso es vital que la futura ley establezca estos cauces, apunta Alexis Ruiz, de Resistir.
“Tenemos dos entidaes entidades dispuestas a financiarnos, Caja Rural y la banca ética Fiare, pero necesitamos esa herramienta de garantía financiera”, apunta Prudencio López, de Ágora, que está a la espera del aval del Instito Valenciano de Finanzas. Por primera vez, esta entidad de la Generalitat ha consignado dos millones de euros para proyectos de covivienda, una fórmula al alza.
La primera norma integral en España
La Generalitat valenciana está ultimando una ley que reunirá toda la normativa y los aspectos relativos a la covivienda con el objeto de promoverla y regularla. Será la primera ley integral y autónoma de España sobre la vivienda colaborativa, señala la subsecretaria de Vivienda, Blanca Jiménez, dependiente de la vicepresidencia segunda de la Generalitat que dirige Héctor Illueca, de Unides Podem.
El objetivo es que se apruebe antes del fin de la legislatura el próximo año. Jiménez sostiene que la pandemia y el teletrabajo se suman a otras razones, como la soledad no deseada o la especulación inmobiliaria, para avanzar en el camino de la vivienda colaborativa. La ley planteará ayudas e incentivos y acuerdos con otros departamentos como posible alternativa a las residencias en algunos casos. Jiménez añade que su consejería canaliza el Plan Estatal de Vivienda que por primera vez concede ayudas directas a este modelo.
Y avanza que los dos millones presupuestados este año por el Instituto Valenciano de Finanzas para avalar los préstamos para estas iniciativas se concederán a través de la Sociedad de Garantía Recíproca.
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