La tortuga malherida de 230 kilos rescatada en Mazarrón no logra recuperarse y muere al volver al mar

La enorme tortuga laúd de 230 kilos de peso rescatada el pasado sábado en el puerto murciano de Mazarrón, enmallada en un cabo de pesca y lastimada por los golpes contra el pantalán y los barcos, no ha logrado recuperarse y se ha muerto este lunes por la tarde cuando ha sido devuelta al mar. El animal, de casi metro y medio de longitud, se encontraba muy debilitada, pero había logrado sobreponerse a las lesiones con los cuidados veterinarios del centro de animales marinos del Oceanogràfic de Valencia. Este lunes por la mañana se mostraba muy activa y daba síntomas de haber respondido bien al tratamiento. Por ello, los profesionales decidieron devolverla a su hábitat natural. Se trata de una especie pelágica que desarrolla su vida mar adentro.

Sin embargo, el animal no ha reaccionado al contacto con el agua como se esperaba, nadando y sumergiéndose, y ha fallecido mar adentro de Cartagena. El cuerpo ha sido recuperado para practicarle una necropsia y analizar las causas de su muerte. Es muy poco común hallar un animal pelágico de este tipo en la costa y todavía se ignoran muchos aspectos de su biología y de su comportamiento, según los expertos. Hace cinco años, se hallaron dos tortugas laúd de 250 kilos muertas en la Costa Brava catalana por causas desconocidas.

La tortuga fue trasladada al puerto de la ciudad murciana para embarcada y soltarla mar adentro con la ayuda de Salvamento Marítimo, según indicó la veterinaria Marta Muñoz, del Oceanogràfic, antes del desenlace. La tortuga se iba a soltar en las aguas de Valencia, pero el temporal que azota la ciudad aconsejó llevarla hasta Cartagena en un vehículo preparado para ello.

Fue trasladada el sábado al Oceanogràfic de Valencia por los técnicos de la Dirección General de Medio Natural y del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Región de Murcia, que consiguieron rescatarla malherida del mar, en el puerto de Mazarrón. Los profesionales del acuario “le practicaron los procedimientos veterinarios correspondientes -exploración física, ecografía, analítica sanguínea etc-” e intentaron sanar las múltiples lesiones y erosiones que presentaba por todo su cuerpo, según explica el centro.

La tortuga laúd (Dermochelys coriacea) es una de las especies de tortuga más grandes que existe en el planeta, pudiendo llegar a pesar 600 kilos. Por ello, se le había instalado un dispositivo satelital en el caparazón que permitirá conocer sus próximos movimientos cuando volviese al mar, lo que hubiera aportado a los científicos una gran información sobre las rutas y el comportamiento en el mar de estos animales, de acuerdo con la información suministrada por el Oceonogràfic de Valencia.

La lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) clasifica de “vulnerable” a la tortuga laúd y España también la incluye en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Sus principales amenazas son la caza de ejemplares adultos en la playa, la muerte accidental en artes de pesca y la expoliación de sus nidos. Este animal se caracteriza por tener una capacidad extraordinaria para regular su temperatura, lo que le permite tolerar temperaturas muy bajas y bucear a gran profundidad.