Aluvión de multas en Valencia por circular en patinete con auriculares, sin casco o mirando el móvil
La Policía Local sanciona a 61 personas en un día tras una campaña de concienciación por el incremento exponencial de la siniestralidad en cuatro años
Un operativo de nueve agentes de la Policía Local de Valencia detiene aleatoriamente en el carril para bicicletas de Guillem de Castro, frente al IVAM, a conductores de patinetes eléctricos. Ya ha pasado la hora de la entrada a los colegios, en los que hay bastante movimiento, y el control es bien visible. “Le vamos a hacer un control de alcoholemia”, le informa el oficial al cargo al conductor de un patinete que han parado. El joven sopla en la boquilla sin que el dispositivo registre presencia de tóxicos. “Continue. Gracias”, lo despide. El Ayuntamiento de la capital valenciana puso en marcha la semana pasada una campaña informativa que desde este lunes es sancionadora ante el aumento de accidentes.
Este martes, primer día con sanciones de la campaña de control de vehículos de movilidad personal, ha acabado con 61 sanciones y 508 vehículos controlados. La mayoría de las denuncias, 43 en concreto, se han extendido por la utilización de auriculares, teléfonos móviles o la falta de casco. Los importes oscilan desde los 60 euros para las faltas leves hasta los 1.000 en los casos más graves.
La División de Seguridad Vial y la Unidad de Convivencia y Seguridad de Valencia también ha impuesto 12 denuncias por circular por encima de la acera, que implica una sanción de 101 euros y tres por circular por calzadas donde no hay un límite para circular a 30 kilómetros por hora, que son otros 101 euros.
“Es fundamental que los usuarios de vehículos de movilidad personal interioricen el respeto y cumplimiento de las normas de circulación”, ha manifestado el concejal de Protección Ciudadana de Valencia, Aarón Cano, que ha recordado “el aumento en el número de accidentes en los que se ha visto implicado un vehículo de movilidad personal durante los últimos años”. Desde 2017 hasta ahora el crecimiento de los accidentes ha sido exponencial: en los últimos cuatro años se ha producido un aumento de la siniestralidad exponencial: si en 2017 se registraron nueve accidentes en 2021 la cifra supera los 500.
La Policía Local de Valencia comenzó el pasado lunes 22 de noviembre la campaña informativa a los VMP y durante los cinco primeros días, controló un total de 880 patinetes y, aunque no se impusieron denuncias, la infracción más común fue la utilización de auriculares, teléfono móvil o la falta de casco. En total, si se hubiesen impuesto sanciones desde el primer día de campaña, esta infracción acumularía 141 denuncias, seguida de la circulación por encima de la acera con 67 y en tercer lugar la circulación por calzadas, donde no hay un límite para circular a 30 kilómetros, con 43 denuncias.
El segundo día de campaña informativa, el pasado martes 23 de noviembre, fue el que acumula hasta el momento más infracciones, 98 en concreto. La campaña se está realizando actualmente en todos los distritos y barrios de la ciudad con radares y pruebas de alcohol y drogas. También se está controlando la circulación de VMP por encima de las aceras así como la utilización de cascos o la circulación con más ocupantes que plazas autorizadas. Los agentes ya multaban las infracciones cometidas con este tipo de vehículos, ahora la novedad es que empleará radares y drones para perseguirlas.
No es la única capital española donde se disparan los siniestros. La siniestralidad e indisciplina de los usuarios de patinetes eléctricos preocupa y mucho en el Ayuntamiento de Barcelona. De enero a septiembre, la ciudad ha registrado dos accidentes al día con patinetes implicados (1,9 para ser exactos) y la Guardia Urbana ha impuesto 66 multas a usuarios de estos vehículos.
El número de patinetes eléctricos implicados en accidentes de tráfico ha aumentado este año un 54% (540 siniestros de enero a diciembre) respecto el mismo período del 2020 (349). En 2019, sin restricciones de movilidad los accidentes fueron 489.
No criminalizar sino educar
Según José Ignacio Lijarcio, investigador del Intras (Instituto de Seguridad Vial de La Universitat de València y centro de referencia dentro y fuera de España), el único requisito para circular en un patinete eléctrico en España es comprarlo, “no hay necesidad de pagar un seguro ni recibir una formación específica”, advierte. Los VNP han pasado de ser considerados juguetes, utilizados solo para ocio, a medios de transporte y movilidad.
“Los usuarios de patinetes, a partir de 14, 15 o 16 años, no han dado educación vial y algunos incluso se sorprenden cuando la policía los denuncia, porque nadie les ha informado de las reglas de uso. Mientras tanto el peatón se siente amenazado por este tipo de vehículo, no lo quiere, porque crea problemas en el ecosistema de la movilidad”.
El investigador del Intras apunta que está bien fomentar la salud y la sostenibilidad con el uso de este tipo de transporte alternativo y poco contaminante “y nos olvidamos de la seguridad. Es un elemento saludable pero a la vez dañino y letal; y en caso de accidente, con la velocidad a la que se desplazan, puede crear un problema importante a ellos y a terceros”.
El perfil más común de los usuarios de los VMP es gente joven. “No percibimos igual los riesgos cuando tenemos 60 años que cuando tenemos 17 o 18 años. Nuestra percepción del riesgo y de la movilidad cambia con los años y la experiencia”, añade este experto.
La regulación de los VMP depende, sobre todo, de las ordenanzas municipales, aunque la nueva ley de Seguridad Vial estatal, que está a punto de salir del Congreso, obliga a que los usuarios de VMP lleven un casco que les proteja. Queda pendiente una formación específica y un seguro, así como un elemento para poder identificar los vehículos. “No hay que criminalizar ni al elemento ni al usuario sino promover y potenciar su mejor movilidad”, pide Lijarcio.
La ley de Seguridad Vial no será suficiente para mejorar la situación, pronostica este investigador: “¿Vamos a resolver con legislación lo que no somos capaces de solucionar con educación? Siempre penar, penar, penar, cuando antes no hemos sido capaces con un programa educativo específico de explicarles cómo tienen que manejarse”, concluye-
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