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La Diada retrata un independentismo desorientado tras perder la Generalitat

La tradicional manifestación de Barcelona sufre el efecto de la desmovilización y reúne a 28.000 personas, mientras 12.000 se concentran en Girona y 1.500 en Tortosa

Miles de personas participan en la manifestación por la Diada en Barcelona, este jueves. Foto: massimiliano minocri | Vídeo: EPV

Hace solo 10 años, 1,4 millones de personas, según la Guardia Urbana, llenaron las calles de Barcelona durante de la Diada. La llamada Vía Catalana, que ocupó 5,5 kilómetros fue uno de los momentos efervescentes del procés, en pleno camino rumbo al choque del referéndum unilateral de 2017. El panorama, de este jueves, fue completamente distinto: 28.000 personas participaron en una manifestación mermadísima no solo por un día inicialmente lluvioso sino también víctima de la desorientación que vive el independentismo. La convocatoria de Girona reunió a 12.000 personas y la de Tortosa a 1.500. Incapaz de reactivar a sus bases tras la pérdida de la Generalitat, el secesionismo además se enfrenta a gestionar el crecimiento de la pulsión ultra en su seno. La presencia de la líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, en el acto convocado por las entidades independentistas ha generado tensiones en el recorrido.

Sílvia Orriols, en primer término entre partidarios de Aliança Catalana, este jueves en la Diada.

La movilización ciudadana ha caído con el paso de los últimos años con el fiasco del procés y el recuerdo de tiempos mejores marca una jornada que antaño fue una demostración de fuerza del independentismo y que, ahora, se vive más como una ocasión propicia para tener un día ocioso aprovechando una jornada que el calendario reserva como festivo. La playa podría haber sido una opción a tener en cuenta, pero una tormentosa mañana en Barcelona condicionó planes, lo mismo que seguro que influyó en desalentar la participación en la tradicional manifestación que se celebra cada 11-S por la tarde, organizada por Assemblea Nacional Catalana (ANC) y otras plataformas independentistas. Según la Guardia Urbana, la asistencia no fue ni la mitad que el año pasado (unas 60.000 personas) y muy lejos quedó de cifras superiores al millón de participantes durante la época cúspide del desafío separatista.

La marcha arrancó a las 17:14 horas en el Moll de la Fusta de Barcelona, entre el parque de la Ciutadella y el monumento a Colón, un recorrido muy inferior en comparación con las calles y manzanas que se reservaban en pleno ardor del procés, pero con una puesta en escena habitual, aunque lejos de las muchedumbres de años pasados: banderas catalanas y esteladas, pancartas y gritos de “Independencia”.

En los primeros compases, cinco personas encapuchadas quemaron una bandera española ante la cabecera de la manifestación. La marcha discurrió con una fluidez que era imposible cuando el toque de corneta del independentismo sí lograba atiborrar calles y avenidas. Entonces, las llamadas a la unidad solían ser una demanda habitual de los manifestantes, pero ahora se han abierto más grietas con la irrupción de la fuerza de ultraderecha Aliança Catalana. Hubo abucheos entre los partidatrios de Sílvia Orriols y el resto de manifestantes, pero los Mossos d’Esquadra evitaron que los dos bandos llegasen a mezclarse.

La lluvia obliga a cancelar actos de Òmnium y ANC

La lluvia se cebó este jueves sobre la capital catalana durante buena parte de la mañana, con acumulaciones de hasta 100 litros por metro cuadrado en algunas zonas. El Ayuntamiento de Barcelona activó en fase de alerta el plan municipal de emergencia por posible insuficiencia de drenajes. Como resultado, Òmnium Cultural tuvo que suspender el acto político que tenía previsto celebrar al mediodía frente al Arco de Triunfo, el lugar donde dio su mitin Carles Puigdemont el 8 de agosto de 2024, tras irrumpir súbitamente en Barcelona y volverse a escapar a Bélgica, ante la presencia de los Mossos d’Esquadra.
Por el mismo motivo se canceló el acto organizado por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y la Comissió Independentista Fossar de les Moreres por la Diada ante la Iglesia de Santa Maria del Mar. El acto estaba previsto para el mediodía y preveía contar con la participación del presidente de la ANC, Lluís Llach; el de la Associació de Municipis per la Independència (AMI), Salvador Coll; el del Ciemen, David Minoves; el de Estat Català, Josep Andreu, y la intervención telemática del exconsejero de Cultura de la Generalitat, Lluís Puig.

Sin Carles Puigdemont, a la espera de que la justicia le aplique la amnistía, Junts per Catalunya no logra escapar del perfil bajo. Esquerra Republicana acudió a la marcha sin su jefe de filas, Oriol Junqueras, quien sí estuvo en la ofrenda floral. El PP, por su parte, optó por evitar toda exposición pública. El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, acusó a Salvador Illa de trasladar una situación de “normalización” en Cataluña que considera que no existe. Señala que la política catalana “sigue secuestrada” y decisiones relevantes se negocian con el líder de Junts, Carles Puigdemont, en Bélgica.

Decenas de personas participan en la manifestación por la Diada en Barcelona, este jueves.

Pasado el chubasco de la mañana, la atención estaba puesta en qué grado de afluencia habría en la manifestación de la tarde. Además de abogar por “la República Catalana libre e independiente”, como única manera de poner fin a “la vulneración constante y planificada de los derechos contra Cataluña”, el discurso de Lluís Llach, presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), puso especial énfasis en la situación del catalán. “Ningún juez nos tiene que decir en qué lengua tenemos qué hablar ni qué escuela tenemos que tener”, aseguró el cantautor en referencia a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, conocida el pasado miércoles y que deja sin efecto el decreto que daba prelación al catalán y al aranés en las aulas. La norma, que en su día apoyaron el PSC y los Comunes, estaba suspendida desde su aprobación.

Laila Grané, de 19 años, acudió a la manifestación sola tras una hora de tren desde Sant Pol de Mar. Guardaba recuerdos de cuando acudía de niña colgada al pecho de sus padres, aunque ellos ya no participan. “Ha bajado mucho porque llevamos años luchando. Han surgido nuevos movimientos independentistas de extrema derecha, como Aliança Catalana, y la gente independentista está muy cansada”, explica. Muchos de sus amigos también independentistas, decía, han dejado de acudir a la manifestación porque no creen en la posibilidad real de una independencia de Cataluña, informa Lorraine Delorenzo.

Miles de personas participan en la manifestación por la Diada en Barcelona, este jueves.

La defensa del catalán fue el gran hilo conductor de la jornada, más allá incluso de los partidos independentistas, a los que les dio fuelle en un momento de desmovilización máxima. La reacción al fallo monopolizó los mensajes de los partidos en la tradicional ofrenda al monumento de Rafael Casanova, líder de la ciudad durante el sitio de la Guerra de Sucesión en 1.714. Mientras que la portavoz del PSC, Lluïsa Moret, describió la lengua como el gran pilar de la cultura, el secretario general de Junts, Jordi Turull, aprovechó la sentencia como argumento para criticar a un Estado que ya no usa los cañones sino las “togas” para atacar al nervio de la nación”.

Con semejante contexto, todas las miradas estaban puestas en la manifestación y la foto resultante certificó no solo el cambio de polaridad en la política catalana sino también la difícil coyuntura por la que pasa tanto el independentismo político como el asociativo.

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