Barcelona quiere endurecer las multas por orinar, beber, pintar grafitis o masturbarse en la calle
El gobierno municipal de Jaume Collboni, presenta a los grupos políticos su propuesta para modificar la ordenanza de convivencia, que data de 2005
El Ayuntamiento de Barcelona quiere poner el foco sobre los problemas de convivencia en la ciudad y endurecer las multas para castigar con más contundencia los actos incívicos. Este viernes, el gobierno municipal de Jaume Collboni ha presentado a los grupos políticos su propuesta para modificar la Ordenanza de medidas para fomentar y garantizar la convivencia ciudadana en el espacio público de Barcelona, una normativa que está vigente desde 2005. La propuesta de momento es solo el borrador que han elaborado los técnicos del Ayuntamiento a partir de las aportaciones de los vecinos a través de un proceso participativo, con lo que incluye las principales inquietudes de los ciudadanos de Barcelona. Esta modificación implicaría endurecer las sanciones por comportamientos incívicos, desde orinar y beber en la calle, poniendo el foco en las rutas de borrachera, hasta pintar grafitis o masturbarse y cometer actos denigrantes de naturaleza sexual en el espacio público, más allá de que tengan o no consecuencias penales.
La propuesta ahora tendrán que debatirla los grupos políticos, y luego se trasladará a otros órganos participativos como el Consell de Ciutat y el Síndic de Barcelona, como ha explicado la Comisionada de Convivencia del Ayuntamiento, Montserrat Surroca. El objetivo es que en el primer trimestre de 2025 el texto pueda aprobarse en la Comisión de Gobierno, y que la nueva normativa entre en vigor en verano. La propuesta llega después de un proceso participativo en el que los vecinos han expresado sus principales preocupaciones para modificar un texto que llevaba años pendiente de revisión.
Una de las grandes preocupaciones tiene que ver con los orines de los perros en la calle, pero la obligatoriedad de limpiarlos con agua no se incluye en la propuesta porque ya se hará efectiva modificando la ordenanza sobre la protección, tenencia y venta de animales. Las multas para los humanos que orinen en la calle sí se endurecerán, hasta llegar a los 750 euros, en el caso de que se haga en presencia de menores, en calles de menos de cuatro metros de ancho o en zonas donde haya lavabos públicos o establecimientos.
La propuesta incide en la necesidad de hacer corresponsable a la ciudadanía de Barcelona en la protección de la convivencia en la ciudad. Y modifica algunos artículos para endurecer las multas. En el caso del consumo de alcohol en la vía pública, si se hace en presencia de menores, se considerará una infracción grave, sancionable con entre 750 y 1.500 euros. La celebración de botellones seguirá penada, y cuando se celebren en zonas donde se aplican medidas de reducción de ruidos para preservar el descanso, las multas podrán llegar a los 600 euros, con un agravante si se usan altavoces. El Ayuntamiento también propone modificar la ordenanza para acabar con las llamadas rutas etílicas o de borrachera, es decir, los circuitos organizados que algunos locales de ocio hacen con el objetivo de beber alcohol. Estas rutas podrían ser multadas con hasta 3.000 euros.
Sobre los actos de naturaleza sexual en la vía pública, el Ayuntamiento incluye un nuevo artículo y propone endurecer las multas. “Se prohíbe la realización o incitación a la realización de actos que atenten contra la libertad y la indemnidad sexual en el espacio público, entendido como las prácticas ejercidas por una o varias personas, cargadas de connotaciones sexuales que puedan generar malestar en las personas que las sufren”, reza el nuevo artículo. Concretamente, se prohíbe el exhibicionismo y la masturbación en público, los improperios verbales de carácter sexual que puedan ser degradantes, los tocamientos —también los que son aparentemente accidentales—, el seguimiento de personas, aunque sean conductas puntuales, o la insistencia a tocar o abrazar a otra persona que no lo acepte. Las multas por exhibirse, masturbarse o lanzar improperios podrían ir de los 750 euros a los 3.000 euros, sin que ello impida que un juez emprenda otras medidas si ve plausible la vía penal. Sobre los grafitis, el Ayuntamiento propone que los infractores asuman el coste de la reparación de los desperfectos.
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