El Gobierno cierra un acuerdo de 1.500 millones con la Generalitat en plena negociación por Illa

Mientras se cocina un acuerdo definitivo entre ERC y el PSC para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat, el Gobierno catalán está aprovechando el momento para garantizar los acuerdos que los republicanos cerraron con el PSOE en noviembre pasado para que Pedro Sánchez prorrogara su estancia en el Palacio de la Moncloa. Para muestra un botón: este lunes el Ejecutivo de Pere Aragonès ha exhibido un compromiso de 1.520 millones de euros destinados al servicio ferroviario de Rodalies de Renfe, a la concesión de becas y a la investigación. Faltan menos de diez días para que caduque la fecha impuesta por los republicanos para cerrar un acuerdo para la investidura del presidenciable socialista.

“Esta era una condición imprescindible, pero no suficiente” para hacer presidente a Illa, ha señalado la consellera de Economía, Natàlia Mas, quien ha presentado el acuerdo junto a la titular de Territorio, Ester Capella, tras la reunión de la Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales que se ha reunido en Barcelona. Los negociadores del Gobierno central no han atendido a los medios de comunicación. Que lo acordado este lunes no es suficiente lo ha dejado claro el equipo negociador de ERC, que, en un artículo publicado en La Vanguardia, ha señalado que no habrá investidura si no hay acuerdo sobre un modelo de financiación para Cataluña basado en una suerte de concierto económico como el que disfrutan País Vasco y Navarra. El Gobierno se resiste a asumir esa tesis, que supondría romper el actual modelo del régimen común.

De todas formas, tanto Mas como Capella han destacado que el acuerdo de este lunes supone poner a cero para negociar más cuestiones carpetas como la de Rodalies o de investigación, que están pendientes de garantizar administrativamente desde que se negociaron a finales del año pasado. Faltan otras, como la condonación de 15.000 millones de euros de la deuda que la Generalitat tiene pendiente con el Estado a través del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), el 20% del total, y que la consejera de Economía ha dicho que se está avanzando en los detalles técnicos y que podría estar listo en los “próximos meses”.

ERC parece demostrar que los acuerdos del partido acaban convirtiéndose en acuerdos entre gobiernos y que cualquier transacción política de calado -como que el PSC vuelva a gobernar la Generalitat 14 años después- es imprescindible para ir cerrando carpetas que se habían acordado meses antes.

Es el caso de Rodalies. La Generalitat negocia el traspaso integral de tres de sus líneas, pero antes quería zanjar otros temas pendientes, que es lo que ha certificado en el encuentro de hoy. El servicio de corta distancia que Renfe ofrece en Cataluña se lleva 1.057,9 millones del acuerdo que, sirve, sobre todo, para dejar atrás uno de los conflictos que enfrentaban a ambas administraciones por Rodalies: el coste del servicio y lo que aportaba realmente el Estado, por lo que la Generalitat se negaba a pagar la factura, lo que había provocado denuncias judiciales por parte de Renfe, a las que renunciará. Es el déficit de explotación [o de tarifa].

Ese capítulo supone 850 millones de euros en el periodo 2024-26, a lo que se suman 191 millones por el plan de acción para mejorar el servicio (más trenes para las líneas R1 y R4) y otros 16 millones por los servicios de Rodalies de Lleida y el pago de los servicios alternativos que ocasionan las continuas incidencias en el servicio, y que ahora estaba sufragando la Generalitat.

A esas cifras para la explotación del sistema ferroviario se añaden 11,9 millones del servicio de becas y otros 450 millones para el fondo de investigación de la Generalitat (también a tres años). Muchas partidas, como la investigación y el déficit de explotación se consolidarán más allá de 2026, por lo que el acuerdo va más allá de los 1.500 millones. Capella ha señalado que el acuerdo supone “aterrizar la letra pequeña“ del traspaso, mientras que Mas ha reconocido que la negociación por Illa es una buena palanca para acabar de concretar acuerdos: “El PSOE solo se mueve cuando está obligado a hacerlo”.

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