Junts ve peligrar su feudo de Girona en unos comicios que obligarán a pactos

La renuncia de la actual alcaldesa de Girona Marta Madrenas a presentarse a la reelección será una prueba para saber si JxCat tiene el bastante apoyo como para revalidar una alcaldía convertida en el principal feudo de los posconvergentes de Junts en Cataluña. La elegida para afrontar esta complicada plaza que en las últimas legislaturas ha vivido episodios surrealistas ha sido la exconsejera Gemma Geis. Guanyem Girona (CUP), ERC y PSC repiten candidatos —Lluc Salellas, Quim Ayats y Silvia Paneque, respectivamente— la apuesta de C’s es por Camino Fernández y entra en escena la plataforma ciudadana Ara Girona, surgida del espacio posconvergente a quien el PDeCAT ha cedido sus derechos electorales. Su líder es Carles Ribas, quien fue edil con Carles Puigdemont (CiU 2011) y en el primer mandato de Madrenas y asumió concejalías como Urbanismo —con la gestión del AVE— y Cultura. En los comicios del 28M será clave el reparto de los 27 asientos para ver quien lidera la alcaldía. Acaba un mandato convulso, con episodios como la gestión tras el temporal Gloria, la pandemia, la municipalización del agua, el nuevo contrato de limpieza, el nuevo hospital Josep Trueta y la gestión del auge de pisos turísticos.

En las elecciones de 2019, todavía con la resaca del referéndum ilegal y juicio del Procés, JxCat se impuso en las urnas con 9 de los 27 ediles de la plaça del Vi. Madrenas empezó una legislatura en minoría. La candidatura impulsada por Guanyem Girona quedó solo a tres ediles de Madrenas, y esta vez opta a desbancar a Junts como fuerza más votada con el tandem Lluc Salellas-Cristina Andreu. Los socialistas con la Diputada al Parlament y líder del PSC a Girona, Silvia Paneque, con seis ediles, empataron con Guanyem, pero quedaron en tercer lugar por votos. Esta histórica dirigente local aspira a recuperar la alcaldía que estuvo 32 años en manos socialistas, la mayoría de ellos bajo la vara de Joaquim Nadal, actual consejero de Recera i Universitats.

También repite el actual vicealcalde, el republicano Quim Ayats, que tras los primeros meses de la legislatura pasada, en septiembre de 2020, firmó un acuerdo con JxCat y entró en el Gobierno dándole fuerza pero no mayoría absoluta: sumaban 13 ediles. Su objetivo es incrementar los cuatro asientos que consiguió en 2019 y le posicionaron de cuarta fuerza. La última de las formaciones con representación es C’s, que consiguió dos ediles con Daniel Pamplona al frente. El partido naranja llega tocado a la cita también en Girona. Tensiones internas acabaron con la expulsión de Pamplona del partido y Miriam Pujola, que debía ser la cabeza de lista de estas elecciones, se quedó sola. A finales de marzo, problemas de salud la obligaron a renunciar y la sustituyó la que fue asesora del grupo municipal y diputada al Parlament entre 2018 y 2020, Camino Fernández.

Estas municipales son claves para saber si JxCat puede mantener su principal alcaldía, la que en 2011 Carles Puigdemont (CiU) arrebató tras más de tres décadas de Gobierno socialista a Pia Bosch aprovechando el embate de un cambio de ciclo a nivel de toda Cataluña. Estos comicios, marcados por el adiós de una Madrenas que lleva en el cargo desde marzo de 2016 y que no deja indiferente a nadie, también serán una prueba de fuego para las izquierdas. Geis, candidata tras un sonado episodio de “puñales por la espalda” que hicieron renunciar a la primera opción —la arquitecta Assumpció Puig— se presenta con una lista renovada con sólo dos de los ediles actuales.

A parte de estos seis candidatos, los censados en Girona podrán votar otras siete listas, las principales son el PPC, que tendrá de líder a su presidente provincial, Jaume Veray, de una estirpe Popular que intentará volver al consistorio del que salió en 2019; En Comú Podem vuelve a presentar a Eugènia Pascual; el candidato de VOX será Francisco Domínguez y Mercè Costa por el Front Nacional de Catalunya (FNC).

Los temas que centran la campaña son el acceso a la vivienda, —gestión de viviendas públicas frente al auge de los pisos turísticos que afectan sobretodo al Barri Vell—, mejorar la movilidad, con la pacificación de la plaça de Catalunya, más carriles bici, aparcamientos disuasorios, transporte público y la seguridad.

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