Muere Juanito, el famoso Pinotxo de La Boqueria y deja por escrito el “maltrato” que recibía de su familia
La viuda de Bayén publica un comunicado justificando la venta del negocio y acusando a la familia del anciano de no haberle tratado correctamente en los últimos meses
El camarero más famoso de los mercados de Barcelona, Joan Bayén —hasta hace solo unas semanas propietario del bar Pinotxo de la Boqueria— ha muerto la mañana de este martes, a los 89 años, en el Hospital de Barcelona. Bayén —al que todos conocían como Juanito— se jubiló a finales del año pasado. En febrero vendió su establecimiento por millones de euros (nunca se ha llegado a saber la cifra aunque fuentes cercanas al mercado hablan de una operación de más de tres millones de euros), se enfrentó a su sobrino por excluirlo en la operación de venta del negocio familiar e ingresó —hace solo unos días— en este hospital de la capital catalana donde ha fallecido. La viuda de Bayén publicó este martes un comunicado en el que revela que éste llevaba años quejándose del “maltrato” que le dispensaban sus familiares.
La imagen de Bayén ha ido ligada a su barra, en el mercado más icónico de Barcelona. Juanito mantuvo la sonrisa junto a su inseparable máquina de café. Allí empezó a trabajar siendo adolescente en el bar de su madre. Un perro al que bautizó como Pinotxo fue el origen del nombre del establecimiento, que cogió fama gracias a los coloridos chalecos de su dueño, a su sonrisa constante, la calidad de sus productos y una suerte de mercadotecnia natural que le convirtió en el mejor embajador de la Boqueria y transformó su establecimiento en uno de los reclamos más importantes del mercado.
Sin embargo, a finales de marzo, el Juzgado Mercantil número 9 ordenó a la empresa que compró el Pinotxo (Restaurante Egipcio S.L.U.) retirar el cartel y le prohibió utilizar el nombre. El sobrino de Bayén había pedido auxilio judicial y quería explotar el nombre del negocio. Juanito, que ya se había enemistado con su familia, apoyó a Restaurante Egipcio y, hoy, en lugar del cartel del Pinotxo, hay una fotografías del propio Bayén detrás del mostrador.
El culebrón en que se ha convertido la venta del Pinotxo es enrevesado. Cuando Bayén se jubiló, llevaba 75 años detrás de un mostrador. En principio, el negocio lo iba a continuar su sobrino Jordi Asín, su esposa y el hijo de ambos, Didac. Los tres llevan años trabajando en el bar. Pero Bayén, contra todo pronóstico, traspasó el negocio a la empresa Restaurante Egipcio S.L.U., que también explota el bar Central de la Boqueria. Jordi Asín se vio de la noche a la mañana sin el negocio familiar e intentó impedir ese movimiento judicializando el traspaso efectuado por su tío.
La historia de Pinotxo comenzó hace más de 80 años cuando Catalina, la madre de Bayén, se hizo con un pequeño bar en la Boqueria. El negocio funcionó y acabaron comprando seis paradas. Era otra época y las paradas estuvieron siempre al nombre del marido de Catalina hasta que murió. Tras el fallecimiento, las paradas las heredaron Joan y su hermana Maria. Joan nunca tuvo descendencia, pero María tuvo dos hijos, Jordi y Albert Asín. En la Boqueria existía la posibilidad de unificar paradas siempre y cuando pertenecieran al mismo titular. Joan y Maria tenían seis paradas. Para unirlas, Maria decidió ponerlas a nombre de Joan y de esta manera las unieron hasta convertirlas en la barra del Pinotxo. La concesión siempre ha estado a nombre de Bayén, pero en 2001 el camarero y sus sobrinos Jordi y Albert constituyeron una sociedad civil para gestionar el negocio. Cada uno de ellos tenían un tercio de la sociedad. Albert falleció y Jordi y Joan se quedaron, cada uno de ellos, el 50% de la sociedad.
La relación entre Joan y su sobrino llevaba meses siendo tensa y la tirantez llegó a su clímax el 25 de enero cuando Bayén vendió al Restaurante Egipcio la concesión de las paradas. Jordi Asín ha denunciado que la marca del establecimiento, la carta y la sociedad que gestiona el negocio no ha podido venderlas ya que él tiene el 50% de esa sociedad y la magistrada ha ordenado que Restaurante Egipcio, hasta que se acrediten los hechos, no utilice el nombre de Pinotxo Bar. El Restaurante Egipcio hizo caso a la orden judicial: retiró el nombre pero colocó en el letrero fotografías de Bayén.
La versión de la viuda de Bayén
La viuda de Bayén ha hecho público un comunicado este mismo martes por medio del Estudio Jurídico Enrique Moreno. Los letrados del matrimonio aseguran que Bayén llevaba años contactando con el despacho “entre lágrimas” para quejarse del “mal trato” que recibía de sus familiares. El despacho asegura que Bayén no sabía ni disponía de ningún documento de la sociedad, “no veía un solo arqueo de caja, no sabía el destino que se daba a lo recaudado y se limitaba al cobro de la nómina”. Según el comunicado, “Juanito era todo miedo y angustia y ni siquiera se atrevía a preguntar a sus sobrinos por la situación económica de la gestión de su negocio o del patrimonio inmobiliario por miedo a su reacción”.
Los letrados aseguran que el anciano camarero hacía años que pensaba en traspasar el negocio ya que consideraba que “su sobrino y familia no eran los sucesores adecuados”. El comunicado denuncia: “Hay decenas, cuando no centenares de personas, que son testimonio de lo que venía ocurriendo en la parada, que, si nos vemos obligados, llamaremos a testificar ante los tribunales. La eterna sonrisa de Pinotxo, su proverbial alegría, su afabilidad, su natural bondad y su capacidad de dar servicio durante años, tenía la cara oculta de la angustia y la tristeza que le generaba el trato que recibía”.
El letrado advierte que el sobrino de Juanito había registrado la marca Pinotxo Bar a su nombre en noviembre de 2011 a escondidas de Bayén. Una operación que causó “disgusto y decepción” en el camarero. El comunicado concluye que el pasado 27 de octubre Asín y sus familiares salieron de la barra cuando Juanito quiso ir a trabajar. Una maniobra que según el abogado sirvió para presionar al anciano para que “se fuera” de su propio bar. El letrado asegura que Bayén es el único dueño del negocio y acusa a Asín de pretender “tener derechos que descansan en una legitimidad moral que ha demostrado no merecer”.
El letrado concluye Bayén no reconoce a su sobrino como “continuador de la obra” y avisa que incluso el nombre de Pinotxo no pertenece a Asín y así lo acabarán asegurando los tribunales.
Juanito y su sobrino vivían en el mismo edificio, en el barrio de Poble Sec. En varias entrevistas, Jordi Asín ha destacado la tensión en las últimas semanas entre tío y sobrino, agravada por el hecho de que vivieran en el mismo edificio. El pasado mes de febrero, cuando se supo que se iba a traspasar el Pinotxo, el PSC inició los trámites para conceder la medalla de oro de la ciudad a Juanito. Bayén ha fallecido este martes a los 89 años. En octubre de 2020 EL PAÍS le entrevistó en plena pandemia. Entonces ya aseguraba que el mercado había cambiado: “La Boqueria ya no volverá a ser lo que era. Si no cambiamos todos, veo el futuro de la Boquería muy mal”. La junta del mercado se reúne hoy a las 13.00 para acordar qué homenaje realizan al camarero más famoso de Barcelona.
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