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Barcelona estrena multas a comercios por tirar mal la basura

El Ayuntamiento recurre a las sanciones para acabar con la suciedad que se acumula cerca de los contenedores

Muebles cerca de la Plaza santa Madrona de Poble Sec.
Muebles cerca de la Plaza santa Madrona de Poble Sec.Gianluca Battista
Alfonso L. Congostrina

Asun Justo es miembro del colectivo Prou Incivisme, de la Asociación Vecinal Casc Antic. El pasado 18 de septiembre fue una de las voces vecinales que alertaban, en un reportaje en EL PAÍS, de que los problemas de limpieza en Barcelona llevan años cronificados. Justo, al igual que otros vecinos, denunciaba: “Una situación como la actual no la hemos vivido nunca. Hay un problema grave, pero además hay más operarios limpiando de los que ha habido nunca. Es un problema de incivismo, pero creemos que la solución no puede ser solo la sanción”. En febrero, la alcaldesa, Ada Colau, presentó la nueva contrata de limpieza: más vehículos, más efectivos, nuevos contenedores… Aun así, los problemas con la suciedad persisten. Ahora —cuando faltan ocho meses para las elecciones municipales— el equipo de gobierno va a incidir en poner freno a los incívicos. ¿Cómo? Varias fuentes municipales anuncian que solo hay una manera: “A base de sanciones”.

Se ha acabado el periodo de información y ahora la Guardia Urbana realizará una cruzada para perseguir y multar no solo a los que hagan pintadas, botellones, dejen muebles en la calle u orinen por las esquinas sino, también, a los comerciantes que desborden los contenedores. El objetivo es claro: que la ciudadanía comience a percibir que Barcelona está limpia. Una de las acciones empieza este miércoles, cuando el Consistorio comenzará a denunciar a los comercios que no coloquen adecuadamente su basura en los contenedores.

“Más que de seguridad, en Barcelona tenemos un problema de convivencia”, recuerda el teniente de alcalde de seguridad, Albert Batlle. “Por eso, el pasado noviembre creamos la mesa ciudadana para una noche cívica y segura. Nos sentamos con vecinos, comerciantes, restauradores, empresarios del ocio nocturno… para averiguar problemas y encontrar soluciones”. Tras escuchar a los miembros de la mesa ciudadana, el pasado mayo la Guardia Urbana activó la Operación Verano. Era el primer verano pospandémico y el Ayuntamiento quería encarar el regreso del turismo con un plus de seguridad pero también prestando especial atención a la “convivencia y al civismo”. El objetivo era “evitar comportamientos que generan molestias y comporten una alteración de la convivencia o degradación del espacio público”. Solo en los meses de junio, julio y agosto se interpusieron 9.134 denuncias por consumir alcohol en la vía pública —la lucha contra botellones— mientras que en el mismo periodo del prepandémico 2019 la cifra fue de 3.687. Durante los tres meses de verano se ha multado a 1.205 personas por realizar sus necesidades en la calle y se ha desalojado a 121.775 personas del espacio público (también por botellones).

“El año pasado la Guardia Urbana interpuso 39.529 denuncias por infracciones relacionadas con asuntos de incivismo mientras que este año ya llevamos 61.557. Y hay algunas peculiaridades: por ejemplo, en infracciones relacionadas con la contaminación acústica hemos pasado de sancionar a 5.314 personas en 2021 a 8.154 este año”, se enorgullece Batlle.

Las estadísticas muestran claramente la persecución a base de sanción. Entre enero y agosto de 2019 se sancionaron a 13.954 personas por beber en la vía pública. En el mismo periodo de 2021 multaron a 15.772 y este año a 22.222. Entre enero y agosto de 2019 se denunciaron a 3.177 personas por hacer sus necesidades en la calle. El año pasado a 1.527 y este año a 3.538. “Sabíamos que hay barrios donde las pintadas y los grafitteros han hecho que la ciudad esté hecha un asco. Incluso algunas afectan a patrimonio. La Guardia Urbana solía interponer 200 multas al año y hoy llevamos 216 cuando todavía falta un trimestre para que finalice 2022″, destaca Batlle.

Pese a las cifras, el Ayuntamiento todavía no ha hecho un balance de cuantas de estas sanciones ha cobrado.

Cada vez que hay una denuncia pública sobre la falta de limpieza se apunta al concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica de Barcelona, Eloi Badia. Consultado sobre si el incivismo es uno de los grandes problemas de la ciudad, el regidor se sincera: “El 80% de los ciudadanos que considera que la limpieza es uno de los problemas de la ciudad creen que Barcelona no está limpia por culpa del incivismo. Todos tenemos que saber que cuando hay una nevera abandonada en mitad de la calle es que alguien la ha dejado allí. El Ayuntamiento tiene que actuar rápido para retirarla e informar sobre qué día pueden dejar los vecinos los objetos voluminosos en la calle pero alguien ha sido incívico y ha abandonado la nevera”.

Badia cree que los principales problemas de incivismo en la ciudad son las pintadas, los muebles en la calle a cualquier hora y día y el desbordamiento de contenedores. Con las pintadas ya se ha optado por la persecución pero la sanción también es posible con los otras dos casos. “Con el problema de los muebles en la calle ahora estamos en la fase de comunicar en cada barrio cuándo es la recogida pero, además, vamos a detectar cuáles son los puntos calientes donde más trastos se abandonan. Estaremos muy encima pero además queremos potenciar la recogida de muebles a demanda para hacerlo más fácil y que no esté la ciudad siempre sucia”, advierte. Donde ya ha puesto el ojo el Ayuntamiento es en las actitudes de los comerciantes: “Nuestros informadores ya han visitado 23.000 comercios para que coloquen bien su basura en los contenedores. A partir del día 28 de septiembre comenzamos a sancionar. Revisaremos si las cajas amontonadas tienen logos o identificaciones y si hacen una incorrecta gestión de residuos, multaremos”. La sanción por realizar pintadas en la vía pública puede alcanzar los 600 euros. La de amontonar o gestionar mal los residuos puede llegar a ser de 300.

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