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Mueren los dos excursionistas rescatados en Lleida con hipotermia extrema

Las dos víctimas fueron atendidas en el hospital Vall d’Hebron tras ser encontradas inconscientes el miércoles cerca del lago Contraix, en el valle de Boí, a 2.500 metros de altitud

Bernat Coll
Muere un menor que se bañaba en Sant Fruitós de Bages (Barcelona) y no pudo salir del agua
Tres miembros de la unidad de rescates de los bomberos, en una intervención de alta montaña.

Los dos excursionistas rescatados el miércoles al mediodía en el valle de Boí (Lleida) han muerto en el hospital Vall d’Hebron, donde estaban ingresados con una hipotermia extrema. El hospital ha confirmado el deceso de la primera víctima este jueves por la mañana, y el equipo médico tampoco ha podido salvar a la segunda. Ambos fueron encontrados en una situación grave, uno de ellos a 16 grados corporales, una temperatura “incompatible con la vida” según los médicos. Los expertos consideran que una hipotermia es muy severa cuando la temperatura es inferior a 24 grados.

Los dos excursionistas, de nacionalidad francesa, habían salido el martes del refugio Ventosa i Calvell, ubicado a unos 2.200 metros. Sus cuerpos fueron encontrados inconscientes por unos montañistas al mediodía siguiente cerca del lago Contraix, en el valle de Boí, a unos 2.500 metros de altitud, una zona donde las temperaturas ambientales son bajas, especialmente por la noche. La alerta se dio a las 12.25.

Los bomberos activaron al grupo de rescate y a un médico para realizar las primeras atenciones, hasta la llegada de los servicios de emergencia. Estos movilizaron a dos helicópteros medicalizados para trasladarlos hasta el hospital. Primero se realizó una actuación de traslado de la víctima más grave, y después se movilizó a su acompañante, también hasta Vall d’Hebron. A las cuatro de la tarde las dos víctimas ya estaban en el centro barcelonés.

La prioridad de los médicos de Vall d’Hebron era aumentar paulatinamente el calor corporal para que los órganos recuperen sus funciones en una situación de mucha gravedad. “A 16 grados estás técnicamente muerto”, sintetizaba el miércoles Jaume Sellarès, vicepresidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona. “A esta temperatura el cuerpo no respira ni el corazón funciona”, insistía para remarcar la dificultad de la reanimación. La pérdida funcional de los órganos, especialmente del corazón, limita el flujo sanguíneo y el transporte de oxígeno, por lo que ya existía un gran riesgo de lesión en los tejidos.

El caso evocó inicialmente al de Audrey Marsh, rescatada en 2019 cerca del refugio de Coma de Vaca, en el Pirineo de Girona, a 18 grados corporales. Los doctores de Vall d’Hebron consiguieron recuperarla a través de la oxigenación con membrana extracorpórea (Ecmo, por sus siglas en inglés), un sistema que consiste en extraer la sangre para oxigenarla y calentarla y devolverla al sistema circulatorio del paciente. La mujer llegó al hospital a 20,2 grados y alcanzó los 30 después de cuatro horas de tratamiento. Una pequeña descarga eléctrica mediante un desfibrilador hizo que su corazón empezara a latir de nuevo a esa temperatura.

Los expertos consideran que un paciente sufre hipotermia leve cuando un cuerpo está a entre 32 y 35 grados. Se pueden sufrir temblores, aunque no se pierde la consciencia. La hipotermia moderada se diagnostica en cuerpos de entre 28 y 32 grados, cuando ya hay riesgo de inconsciencia. Por debajo de los 28 grados la hipotermia es severa y se pierde la consciencia. Por debajo de los 24 grados se observa una “muerte aparente”, sin signos vitales, según el Consejo Europeo de Resucitación (ERC, en sus siglas en inglés).

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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