Despedir al amigo

Ha fallecido Francesc Granell i Trías. Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, Académico de número en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras de España, con la medalla número 26, divulgador, colaborador y amigo.

Noticia inesperada y muy sentida por sus muchos amigos, entre quienes me cuento. Francesc compartió con nosotros un amplio periodo de su vida, que, debido a un desgraciado accidente en la playa, se ha detenido repentinamente, y nos ha dejado desolados.

Francesc colaboró estrechamente con la Fundación Internacional Olof Palme. Cuando la crisis de la hambruna devastaba Somalia, la Fundación fletó un barco de dos mil toneladas, con una tripulación de voluntarios de la UGT. Gracias a Francesc, responsable de la ayuda alimentaria comunitaria al tercer mundo y las relaciones con el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, además de buen colaborador de la Unión Europea, nos licitaron 800 toneladas de arroz, que el mercante Eva del Mar cargó en el puerto de Ravena, y desplazó hasta Djibouti, donde Cruz Roja Internacional se encargó de distribuirlas por el país.

Francesc colaboró también con la FIOP y FEDEA en los trabajos para la reforma del sistema de financiación autonómica. Fue también buen colaborador de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona, bajo la presidencia de Miquel Valls, de la que fue director de su Centro de Estudios de Economía Internacional. Recibió la Cruz de Sant Jordi, la Orden del Mérito Civil y la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

Guardo con emoción el recuerdo de Francesc, y de su esposa Ernestina, fallecida hace un año y medio. Granell aceptó ser ponente en el segundo seminario que organizamos en la Universidad de Damasco, para ayudar a Siria en el proceso de modernización de sus estructuras, con vistas a un acercamiento a la UE.

Hace pocos meses se había incorporado al grupo “Foro de Movilidad” promovido por la FIOP, para racionalizar el tráfico en la ciudad de Barcelona.

Recuerdo especialmente que, tras el golpe de Estado del 23-F, recibí una generosa llamada de Francesc Granell poniendo su domicilio particular a mi disposición y de mis hijos, por si precisaba de una dirección anónima en favor de mi seguridad, de la de mis dos hijos mayores, y de los gemelos que nacieron meses después. Fue una muestra de amistad, generosidad y nobleza, que nunca olvidaré.

Muchos encontraremos a faltar a Francesc, y, ante todo, su hija y sus dos hijos, viajeros del mundo, que en las próximas horas llegarán a Barcelona para despedir a su padre.

Anna Balletbò, presidenta de la Fundación Internacional Olof Palme