El Círculo de Economía lanza las elecciones que enfrentarán a Cañadas y Guardiola

Rosa Cañadas y Jaume Guardiola pugnarán por la presidencia del Círculo de Economía en las elecciones que se celebrarán el próximo 12 de julio. Se trata de un hecho inusitado en la institución barcelonesa, fiel hasta ahora a una tradición no escrita que marcaba que el presidente saliente ungía a su sucesor entre los miembros de su junta. Aunque hace meses que los dos todavía precandidatos trabajan en sus programas y en contactar con socios y potenciales apoyos, no ha sido hasta este jueves por la noche que se ha abierto oficialmente la carrera con la aprobación por parte de la junta directiva.

Javier Faus ha fracasado en su intento de que Guardiola tomara el relevo sin disputas. Hace más de un año que Cañadas -que ha estado en tres juntas diferentes a lo largo de los últimos años, pero no forma parte de la actual- le comunicó su voluntad de presidir el Cercle y no ha cambiado de opinión pese a que el exconsejero delegado del Banco Sabadell seguía siendo el favorito. La precampaña electoral ya ha contado con su propia polémica, ante la falta de claridad sobre procesos electorales que ofrecen los estatutos de la entidad, lo que ha obligado a formar una comisión jurídica para clarificar algunos elementos que denunciaba Cañadas, como las dudas de la antigüedad mínima para votar o las papeletas para avalar a los candidatos.

La contienda electoral remueve además el mar de fondo que Faus ha tenido que gestionar durante su mandato. El financiero fue criticado por algunos expresidentes al año de asumir el cargo por su forma de proceder al frente del Círculo, con un exceso de protagonismo personal, y por los cambios internos que introdujo, entre ellos trasladar las jornadas anuales de Sitges a Barcelona. Su junta le ha respaldado y ha defendido que llevara a cabo la renovación a la que se había comprometido, pero aquellos problemas continúan flotando en el ambiente, pese al éxito, sobre todo, de la primera Reunión del Círculo de Economía que se celebró en Barcelona el año pasado.

Guardiola es el elegido de Faus pese a que, con sus siete años más que el actual presidente, acabaría con la promesa de rejuvenecimiento de la actual junta. Conoce bien la entidad, de la que es socio desde los 28 años, y podría dedicarse a ella casi a tiempo completo, pese a que compatibilizaría el cargo con la presidencia del Patronato de la Fundación Esade. Ex ejecutivo bancario en BBVA y en el Sabadell (dejó este último hace poco más de un año), no esconde un claro perfil continuista al frente de la institución. La señal más clara es que prevé mantener a la gran mayoría de los actuales miembros de la junta, a los que aplicará pequeños cambios para introducir ya de entrada un mayor peso en la geopolítica internacional de salida y otros pocos más a mediados del mandato (si vence).

Cañadas tampoco es una figura ajena al Cercle. Ha tenido asiento en las juntas de Josep Piqué, Salvador Alemany y Antón Costas y cuenta con una relación especial con otro expresidente, Carlos Tusquets, con quien está casada. Es presidenta de Trea Capital Partners, sociedad especializada en la gestión de valores, y ocupa la misma posición en la Fundación Tanja, cuyo objetivo es fortalecer las relaciones entre España y Marruecos.

Mientras Guardiola apuesta por el continuismo de la etapa iniciada hace tres años (considerada reformadora de la entidad entonces), Cañadas denuncia “la pérdida de voz” y apuesta por un “perfil más renovador” y pone uno de los acentos en volver a los encuentros de Sitges a los que puso fin Faus, incluso compatibilizando con otros que se hagan en Barcelona. Guardiola, por su parte, apunta a dar mayor protagonismo a los actores de la nueva economía, el potencial que ha surgido en Barcelona tras la marcha del poder financiero y de los grandes proveedores de servicios a Madrid. Desde fuera, nadie ve que los dos programas vayan a diferir en exceso de los puntos fuertes sobre los que el Cercle ha puesto el foco en los últimos años: la defensa de las democracias liberales, el debate territorial en España y el papel que ha de jugar la capital catalana. Hablar de decadencia se ha convertido en algo incómodo.

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