Cambray tacha de “violentos” a los profesores que le silbaron y boicotearon un acto el lunes
El consejero de Educación considera que estas actitudes “no son propias de maestros” y “no representan a la comunidad educativa”
Las relaciones entre los sindicatos educativos y el consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, se enrarecen día a día y están tomando un camino de no retorno. Y las duras palabras del consejero contra los representantes sindicales, que le boicotearon un acto el lunes, tachándoles de “violentos” no se antojan de ayuda para encauzar las relaciones. “Las imágenes de personas violentas que no permiten que se celebren actos no representan a la comunidad educativa”, ha asegurado Cambray este jueves en una entrevista en Rac1.
El lunes, un grupo de un centenar de miembros de los sindicatos educativos irrumpieron en el paraninfo de la Universitat de Barcelona donde Cambray presidía el acto de presentación de una guía (UB) sobre la construcción de edificios educativos. Los manifestantes entraron en la sala con silbatos y bocinas y pidiendo a gritos la dimisión del consejero. El acto, finalmente, fue suspendido. “Hay boicots y sabotajes que no corresponden a actitudes propias de los maestros y no son tolerables”, ha criticado Cambray este jueves, al mismo tiempo que ha calificado estas actitudes de “violentas”. Preguntado sobre a qué se refería cuando hablaba de violencia, el consejero ha abundado: “Cuando se ocupan espacios y entran por la fuerza sin permitir que se realicen actos”. Y ha rematado: “Estos boicots no me pararán ni frenarán mi acción”.
A esto se añade el enquistamiento de las negociaciones entre el Departamento y los sindicatos para revertir los recortes y evitar nuevas jornadas de huelga como las vividas en marzo. La última reunión convocada fue, precisamente, el lunes por la mañana, horas antes de la protesta. Cambray también ha cargado contra los sindicatos por no presentarse al encuentro. “No han venido a las últimas siete mesas sectoriales. Dejan la silla vacía, pero dicen que quieren diálogo y consenso. Pero en la vida lo que dices y lo que haces debe coincidir”, ha terciado. Y ha añadido: “Si no vienen a hablar es que no quieren un acuerdo”.
Pero el viernes anterior sí hubo una reunión entre el Departamento y todos los sindicatos, incluidos los que no participan de la mesa sectorial. En ella, Educación puso sobre la mesa una nueva oferta: reducir un ahora lectiva -de 24 a 23- a los maestros de infantil y primaria el próximo curso, lo que supondría contratar 1.463 profesores más y un coste de 67 millones. En secundaria se aplicaría en el curso 2023-24 -de 19 a 18 horas- y se contratarían 2.009 docentes, con una inversión de 105 millones.
Los sindicatos ya rechazaron el viernes la propuesta y se negaron a asistir el lunes si no se modificaba. Exigen que la reducción se haga a partir del próximo curso, tanto en primaria como en secundaria. “No podemos firmar un acuerdo que deje fuera a los profesores de secundaria. Nos aplicaron los recortes a todos al mismo tiempo y la recuperación de las condiciones tiene que hacerse igual”, argumentan los sindicatos en un comunicado unitario. Los representantes de los trabajadores consideran este punto como un “línea roja” en las negociaciones.
Se retira el foco así del punto que hasta ahora era la fuente de la polémica: el avance del inicio del curso una semana. Cambray ha insistido en que este asunto no está en discusión. “La decisión está tomada”, ha zanjado. En este sentido, los sindicatos también reprochan a Cambray sus declaraciones sobre la necesidad de consenso y le recuerdan que la raíz del problema está, precisamente, en la falta de acuerdo y de diálogo sobre el nuevo calendario escolar, que fue anunciado por sorpresa sin consultar con ningún actor de la comunidad educativa.
Con todo, las posiciones de ambas partes se mantienen enrocadas. Educación, tras el plante de los sindicatos y el boicot del acto que enojó fuertemente al consejero, publicó el martes la relación de plantillas de profesorado, cerrando así la posibilidad de ampliar personal para el próximo curso. Y los sindicatos están celebrando estos días asambleas para concertar las protestas que llevarán a cabo en este último trimestre. Se intuye una primavera caliente.
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