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Los cinco días de huelga educativa en Cataluña agudizan el divorcio entre profesores y Govern

Las cifras de seguimiento caen en la última jornada hasta los 6.000 manifestantes en Barcelona y el paro del 8% del profesorado. Ambas partes están citadas este jueves para retomar las negociaciones

Manifestación de los sindicatos educativos
Manifestación de los sindicatos educativos en la plaza Sant Jaume de Barcelona, este miércoles.EUROPA PRESS (Europa Press)

Los cinco días de huelga unitaria impulsados por los sindicatos de profesorado han profundizado el divorcio entre docentes y Departamento de Educación. Las jornadas han contado con una muestra de fuerza notoria en las calles, aunque fue decreciendo con el paso de los días, pero desigual y más discreta en las aulas. Las negociaciones han fracasado y las acciones del consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, durante estas semanas de protesta no han logrado aplacar el descontento. Ambas partes vuelven a sentarse este jueves para intentar acercar posiciones, ahora en las antípodas.

Los sindicatos educativos convocaron de forma unitaria cinco jornadas de protesta -del 15 al 17 y el 29 y 30 de marzo-, a la que puntualmente se han ido sumando diferentes sectores, desde los comedores escolares, la concertada, los estudiantes, el personal de apoyo educativo o las escuelas infantiles. De forma inédita, hasta los directores se sumaron al paro del primer día. Los ánimos en los centros eran muy crispados: a los recortes sufridos desde hace una década —carga de horas lectivas, reducción salarial, más trabajo, menos personal en los centros— se sumaron dos años de pandemia con un trabajo ingente para gestionar los casos de covid con unos protocolos nada claros y cambiantes. El anuncio, por sorpresa y sin haberlo negociado con la comunidad educativa, del nuevo calendario escolar -que avanza una semana el curso- desencadenó el conflicto. “El calendario colmó un vaso que ya hacía años que estaba muy lleno. En esta huelga han salido todos los temas que estaban en la recámara”, tercia Pilar Gargallo, presidenta de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica.

El gran seguimiento del primer día de huelga -con todos los colectivos sumados y una manifestación de más de 20.000 personas- hizo mover ficha al Govern y Cambray anunció que la aplicación de los nuevos currículos escolares sería voluntaria el próximo curso. La maniobra tuvo el efecto contrario y enojó más a los docentes, entre otros motivos, porque era otra decisión no negociada. Como tampoco se les avisó de la reforma de la Ley de Política Lingüística para dar respuesta a la sentencia que obliga a implantar el 25% de clases de castellano en las aulas. Ni tampoco gustó la carta de tono propagandístico que Cambray envió a las direcciones justo antes de la huelga sacando pecho por las mejoras para el próximo curso. “Los docentes están muy dolidos porque el Departamento ha impuesto una serie de cambios sin pedir la opinión a quien tiene que aplicarlos y, en cambio, se les ha puesto en el punto de mira, haciendo creer que los profesores no quieren trabajar”, comenta Joan Cumeras, director del instituto Sobrequés de Girona y miembro de la junta permanente de profesorado.

La protesta ha aguantado con dignidad en la calle durante cinco días, aunque se ha ido desinflando: de los 22.000 manifestantes del primer día a los 6.000 del último, según la Guardia Urbana. También ha caído el seguimiento en las aulas, de un 33% de profesorado al 8%, respectivamente, según el Departamento. Pero más allá de las cifras, los sindicatos tachan la huelga de “histórica” y consideran que ha supuesto la “reactivación del colectivo de docentes”. Cumeras considera “sorprendente” que la protesta se haya sostenido tantos días, teniendo en cuenta que “no es una reivindicación de mejora salarial, sino de mejora del sistema educativo”. Para Gargallo, la protesta “ha servido para unir toda la comunidad educativa en la demanda de mejor del sistema” y que esta ha cogido fuerza “para que el Departamento la tenga en cuenta a la hora de tomar decisiones”. “Desde el punto de vista discursivo, ha sido un éxito para los sindicatos, de cara a hacerse fuertes ante el Departamento”, añade Xavier Bonal, catedrático de Sociología en la Universidad Autónoma de Barcelona.

En esta línea se expresaban los maestros que se manifestaban este miércoles en Barcelona. “La huelga ha supuesto la unión a nivel de profesores y sindicatos, y ya hacía falta”, valoraba Álex. Alba y Meritxell, maestras de primaria en una escuela pública, coincidían a lamentar “la pérdida total de confianza hacia el Departamento”, aunque admitían que las consecuencias de la protesta hayan sido “desgraciadamente pocas”, informa Anna Ariño.

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Las voces consultadas coinciden en destacar que la protesta ha evidenciado el divorcio entre profesores y Departamento. “Hay una desconexión enorme”, resume el director. Pero también se pide a ambas partes flexibilidad. A Cambray le exigen que abandone la “unilateralidad” y más negociación. “Los directores recogemos las opiniones de la comunidad educativa y la trasladamos al Departamento para que las tenga en cuenta en la toma de decisiones. Tradicionalmente ha sido así, pero últimamente no hay este diálogo con la Administración”, lamenta Cumeras. Pero también hay críticas para la otra parte. “Hay tensión entre las reivindicaciones legítimes y apropiarse del discurso del derecho a la educación”, tercia Bonal, quien también considera que los sindicatos están anclados en “la negativa a hacer, sin plantear alternativas”. “Los sindicatos tienden a las enmiendas a la totalidad, y así no se avanza, hay que ir a los puntos clave y negociar por partes”, añade Gargallo.

Este jueves, sindicatos y Departamento tienen una nueva cita este jueves para intentar rehacer puentes y evitar nuevas propuestas, con las que ya amagan las organizaciones sindicales.

Mientras tanto, la última jornada de huelga se ha saldado con una manifestación de unas 6.000 personas en Barcelona, aunque también se han convocado marchas en Girona, Lleida, Tarragona y Tortosa. El día ha empezado con la irrupción de medio centenar de manifestantes en la sede de ERC en Barcelona, donde han mostrado pancartas y han realizado pintadas tachando a los republicanos de “traidores” y pidiendo la dimisión de Cambray. Paralelamente, las familias con alumnos con alguna discapacidad se han concentrado ante la sede del Departamento, mientras que las escuelas infantiles lo han hecho en la plaza Urquinaona.

También apareció ayer pintada y empapelada con pancartas la sede de la Fundación Bofill, un think tank especializado en asuntos educativos. La acción creó un notable revuelo en las redes sociales con una división de posiciones entre los que critican -entre ellos los sindicatos- que la entidad reciba fondos de entidades bancarias y la acusan de controlar las políticas del Departamento, y entre los que defienden su experiencia y larga trayectoria con la publicación de numerosos estudios sobre el sistema educativo y sus aportaciones para mejorar la educación.

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