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El urinario detective de la estación de Sants

La estación de tren barcelonesa alberga el primer mingitorio público de España capaz de medir el nivel de hidratación del usuario

Alfonso L. Congostrina
Una azafata realiza una prueba en el urinario inteligente de la Estación de Sants, en Barcelona.
Una azafata realiza una prueba en el urinario inteligente de la Estación de Sants, en Barcelona.Albert Garcia (EL PAÍS)

La estación de tren de Barcelona-Sants ha inaugurado este jueves el primer urinario público capaz de medir el nivel de hidratación en la orina. El mingitorio público inteligente es de creación catalana, proporciona datos sobre la salud del usuario y está situado en los lavabos públicos de pago que gestiona la empresa One Hundred. Unos lavabos que suplen a los antiguos –y muy decadentes aunque gratuitos- servicios públicos situados junto a la zona de embarque a los tres de Alta Velocidad.

El director de One Hundred España, Niels Bakker, ha repetido este jueves –por enésima vez- que su empresa tiene un objetivo: “Utilizar un lavabo público tiene que dejar de ser una pesadilla y convertirse en bienestar y placer”. Pero todo tiene un precio. En este caso un euro, justo lo que cualquier usuario requiere para entrar en sus lavabos a hacer lo que la gente hace en un lavabo público pero, eso sí, con un servicio de limpieza, espejos con frases motivacionales, música de pajaritos y papeles pintados con paisajes. Bakker le quiere dar glamour a los servicios que ofrece y consigue convencer de su importancia hasta a diplomáticos. El pasado julio, logró que el cónsul de Países Bajos en Barcelona, Dirk Kremer, inaugurara (cortando una cinta muy similar a un rollo de papel higiénico) sus primeros lavabos públicos en la estación de Sants. Este jueves no ha aparecido ningún miembro del cuerpo diplomático pero el nivel de expectación se ha mantenido alto.

Desde las 10 de la mañana, una docena de personas rodeaba ya el nuevo urinario inteligente. Posiblemente desde Font, la célebre obra de Marcel Duchamp, un mingitorio no había tenido tantos espectadores. Para el desarrollador del dispositivo, Jordi Ferré, el CEO de la star-up barcelonesa Kamleon, la mañana era como un examen. Con tanto público rodeando el urinario ni el más desinhibido hubiera sido capaz de probarlo. Pero Ferré tenía todo preparado. “Tenemos estas botellitas que simulan orina”, ha explicado.

Trabajadores de Kamleon fueron echando este sucedáneo de pipí por el sumidero del mingitorio. “Aquí simulamos una micción de 45 centilitros pero lo habitual es que cada vez que vamos a orinar evacuemos entre 250 y 300 centilitros. Por la mañana la primera micción es de unos 500″, ha explicado Ferré mostrando que conoce al dedillo el tema con el que trabaja. Segundos después de haber echado por el desagüe el simulacro de orina, el dispositivo analiza y muestra los resultados en una tablet que hay justo encima del urinario. “Nuestro dispositivo mide la densidad de la orina, el espectro del color y los electrolitos. Hace un análisis y si el nivel de hidratación está por debajo del 33% muestra una señal roja. Si está entre el 33% y el 75% es amarilla y por encima verde”, ha especificado el CEO. “Cuando detecten que el nivel de hidratación es bajo es el momento de ir a beber agua filtrada que tenemos en esta fuente porque el agua en Barcelona no se puede ni beber”, ha apostillado Bakker.

Ferré ha admitido que están preparando un sistema para que las mujeres puedan utilizar algo parecido. Con muchos eufemismos admite que el problema que hay es que las mujeres orinan en lavabos donde también se “defeca” y eso impide una medición exacta del nivel de hidratación. “Estamos trabajando en un bidet donde las mujeres solo puedan orinar”, ha asegurado mientras Bakker apunta que posiblemente se estrene este diseño en uno de sus WC.

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