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Ada Colau fía la mejora de la imagen de Barcelona a la nueva contrata de limpieza

Las asociaciones de vecinos acusan al equipo de gobierno de no acabar con la suciedad mientras publicitan lo contrario

Nuevo vehículo de limpieza en la playa Bogatell
Nuevo vehículo de limpieza en la playa BogatellMASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)
Alfonso L. Congostrina

El segundo problema para los barceloneses es, después de la inseguridad, —según el último barómetro publicado por el Ayuntamiento el pasado diciembre— la limpieza insuficiente de la ciudad. A solo un año para las elecciones municipales, la alcaldesa Ada Colau sabe que buena parte de las críticas vecinales y de la oposición están originadas en el insuficiente servicio de limpieza. A finales de verano, la primera edil admitió que algo no iba bien y puso en marcha el plan Cuidem Barcelona movilizando a decenas de operarios en 350 puntos de la ciudad para limpiar, repintar, volver a señalizar, pavimentar, reforzar el alumbrado, podar árboles y cuidar alcantarillado y patrimonio artístico. Todo un despliegue de efectivos —acompañados de cámaras y flashes— que limpiaron las zonas señaladas. Este miércoles, Colau dio un paso más y presentó los nuevos vehículos que comenzarán a limpiar la ciudad, anunció más riego de calles, más personal y la sustitución de los actuales contenedores.

La nueva contrata de limpieza no comenzará hasta marzo. A la espera de que los nuevos vehículos eléctricos barran la ciudad ya hay vecinos que critican que la primera parte del plan de limpieza solo sirvió como publicidad municipal y la suciedad se ha cronificado en las aceras. Sonia Frías, la gerente de ecología urbana del Ayuntamiento de Barcelona, aseguró este miércoles a EL PAÍS que el plan Cuidem Barcelona sigue vigente. “Semanalmente recorremos cada uno de los 350 puntos donde hacemos actuaciones de choque”, advierte Frías. Puntos como la Rambla Prim, la plaza dels Àngels o la plaza Santa Madrona donde cada semana, según la gerente, se limpia a conciencia el asfalto intentado sacar el esplendor a la ciudad. La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, aseguró durante la presentación de la nueva contrata, que además de la limpieza en estos 350 puntos se han acelerado las reparaciones que antes tardaban mucho más tiempo. El gobierno municipal afirma que este tipo de limpieza quirúrgica ha funcionado y ha llegado para quedarse.

El problema es que la mayoría de líderes vecinales consultados afirman que precisamente estas intervenciones solo fueron un claro ejemplo de “propaganda” municipal que no ha acabado traduciéndose en limpieza. Enrique Navarro, el vicepresidente de la coordinadora vecinal metropolitana Airenet integrada por varias asociaciones de la zona del Besòs, critica que el Cuidem Barcelona ha sido una actuación “de cara a la galería”. “No han repintado farolas, los alcorques de los árboles están dejados, las bolsas de basura por los suelos. No se ha vuelto a incidir en los puntos que ellos mismos marcaron. Ha sido pura publicidad”, destaca Navarro.

El presidente de la asociación de vecinos de Vila Olímpica, Jordi Giró, admite que algo se mejoró pero critica: “Los botellones de la Mercé acabaron con contenedores ardiendo en nuestro barrio. A día de hoy, no tenemos suficientes de papel ni de plástico y las bolsas se acumulan por los suelos”. Sergi Gázquez de la asociación de vecinos del Poble Sec denuncia: “En nuestro barrio esta supuesta limpieza municipal no se nota. Hemos diseñado un mapa con lugares como la plaza Navas o Santa Madrona en los que si alguien limpia, la verdad, es que no lo vemos ni lo notamos”. Jordi Papell de Casc Antic se limita a calificar la tarea del Ayuntamiento en este capítulo de “insuficiente” y mantiene que puede que las calles estén “más sucias que nunca”. En Ciutat Meridiana Fili Bravo es más condescendiente y apunta que “se nota a ratos”. Bravo sostiene que el barrio puede que esté más sucio pero admite que la ciudadanía es más incívica.

Vehículos eléctricos y contenedores más bajos

Ada Colau presentó este miércoles los pormenores del nuevo contrato de limpieza en el que se utilizarán vehículos más sostenibles, se incorporarán más operarios a la flota, se adaptará la limpieza a cada barrio y se sustituirán los 25.200 contenedores de la ciudad por otros que serán más bajos para que no haya problemas de visibilidad para los peatones. 
El nuevo contrato será para los próximos ocho años y es el que supone más gasto para el Consistorio, con una inversión total de 2.300 millones de euros: la limpieza cuesta en Barcelona 122 euros por habitante al año. La implementación del contrato será progresiva y se realizará en dos fases: una primera que comenzará a partir de marzo en los distritos de Ciutat Vella, Eixample, Gràcia, Sant Andreu y Sant Martí; y una segunda a partir de septiembre en el resto de la ciudad. 
El 66% de la flota será eléctrica: un total de 870 vehículos frente a los 200 que hay actualmente. Además, unos nuevos vehículos permitirán la limpieza y barrido de los carriles bici. En cuanto al personal, se sumarán 400 nuevos operarios, lo que supone un incremento de la plantilla del 10%. Unos 40 empleados actuarán como informadores permanentes. 
A partir de marzo, el contenedor orgánico pasará a ubicarse al lado de los de recogida selectiva. También se reforzará el uso de agua en las labores de limpieza hasta doblarse y se intensificará la frecuencia, también por la tarde, en un horario en el que no era habitual.


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