Los presupuestos de la ruptura
El president Aragonès no ha querido hablar con el PSC demostrando que el diálogo no es su bandera. El acuerdo agónico con los comunes muestra improvisación y falta de altura de miras
Todos somos conscientes del difícil momento que estamos viviendo. Seguimos inmersos en la crisis de la pandemia de la COVID19, que ha provocado también una crisis económica y social. Europa ha activado unos mecanismos económicos sin precedentes y los países europeos se apresuran a fortalecer las políticas de reactivación económica y justicia social.
En este contexto, es evidente que los presupuestos son la herramienta fundamental que tienen los gobiernos para afrontar esta delicada situación. También en Cataluña.
Hace dos semanas conocimos la propuesta de presupuestos del Gobierno de la Generalitat para 2022. Unos presupuestos que no nos gustan, esencialmente por dos motivos. El primero porque no fortalecen las políticas que deben mejorar la igualdad de oportunidades en los ámbitos de la salud, la educación o las políticas sociales que han quedado muy dañadas durante la crisis. Por poner un ejemplo, ha aumentado la demora para pruebas diagnósticas un 38,7% y hemos diagnosticado un 22% menos de cáncer durante la pandemia.
En segundo lugar, porque no facilitan la reactivación económica, que debe ser la clave de la generación de puestos de trabajo estables y de calidad. El presupuesto de industria se mantiene en 49M€, en el año 2010 fue de 164M€, y justo el año en que se quiere aprobar un nuevo Plan Nacional para la Industria el Gobierno no realiza esfuerzo alguno para mejorar los recursos. Y seguimos sin apostar por las políticas de innovación, aquellas que deben permitirnos localizar el conocimiento para generar riqueza.
Durante estas semanas hemos comprobado cómo ERC y Junts han mercadeado con Cataluña poniendo en cuestión el cuerpo de Mossos d’Esquadra o proyectos importantes para el territorio como los Juegos de Invierno, el Circuit de Catalunya o el Centro recreativo y turístico de Vilaseca y Salou. Lo han hecho para conseguir el apoyo de los radicales de la CUP, de aquellos que apuestan por el decrecimiento, y no lo han logrado a pesar de los esfuerzos del President Aragonès. De nuevo, dejar al Govern en manos de la CUP ha demostrado altos niveles de inestabilidad e incertidumbre que habría que evitar en estos momentos complejos como los que vivimos.
Los socialistas hemos extendido la mano al Govern en varias ocasiones con el objetivo de contar con unos mejores presupuestos para 2022. Somos conscientes que el momento merece conseguir el máximo de apoyos posibles para tejer unos presupuestos de país, y no de bloques. Pero el President Aragonés ha dedicado todos sus esfuerzos a mantener intacta la mayoría de la investidura más que a alcanzar el máximo apoyo posible.
No ha querido hablar con el primer grupo de la Cámara, demostrando que el diálogo no es su bandera. Y a pocas horas de iniciar la tramitación presupuestaria, hemos conocido un acuerdo agónico con los Comunes que muestra improvisación y falta de altura de miras.
El debate parlamentario del pasado lunes, y sobre todo las intervenciones de los dos grupos que conforman el Govern, evidenciaron que la mayoría de la investidura está rota, que el mismo Govern está dividido y roto, sólo seis meses después de haber investido al President Aragonés.
Así pues, se abre un nuevo escenario político en Cataluña. Mientras quien debe responder cómo avanzar y qué futuro le espera al país evita el debate, los socialistas haremos el mejor servicio que podemos hacer en el país: ofrecer una alternativa que proporcione a Cataluña buen gobierno, estabilidad, unidad y mirada larga.
Alícia Romero es portavoz del grupo Socialistas y Units per avançar en el Parlament.
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