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Almeida en Barcelona: “Madrid va como un tiro”

El alcalde celebra durante su visita a la capital catalana que la ciudad que gobierna “ha cogido el relevo de la Barcelona olímpica”

Clara Blanchar
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, pasea en Barcelona con el líder del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, pasea en Barcelona con el líder del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento.Alberto Paredes (Europa Press)

En pleno debate político y social en Barcelona sobre la situación de la ciudad (desastrosa, según algunos; los mismos que aseguran que Madrid está ahora en la cresta de la ola), llegó este miércoles la visita del alcalde José Luis Martínez Almeida a la capital catalana. Sacó pecho de Madrid, de la capacidad de atraer inversiones, del orden público, lamentó las críticas a la ciudad por su baja presión fiscal o la gestión de la pandemia, e insistió en la aspiración de la ciudad a albergar unos Juegos Olímpicos “cuando haya consenso político”. Y acabó diciendo: “Madrid va como un tiro”. Antes, celebró que la ciudad ha tomado el relevo de la admirada Barcelona de la época olímpica. “Con una situación histórica diferente y retos distintos, Madrid ha cogido el relevo”, presumió.

Fue durante un almuerzo-coloquio en el Círculo Ecuestre, ilustre y clásica entidad que reúne a parte del empresariado de la ciudad. No hubo primeras espadas entre los presentes. Por la mañana Almeida paseó con los concejales del PP en el Ayuntamiento, Josep Bou y Oscar Ramírez, y en un tono institucional afirmó que las dos ciudades “no deben competir sino cooperar”. En el almuerzo el tono fue distinto de la mañana y con aplausos en varios momentos de su intervención. Acudieron el líder de los populares en Cataluña, Alejandro Fernández, o primer teniente de alcalde y socio de Ada Colau en el gobierno de la ciudad, el socialista Jaume Collboni.

Al alcalde le presentó el vicepresidente del Círculo Ecuestre, Enrique Lacalle, que además de mencionar su paso por Cataluña como abogado de Estado, informó a los asistentes de que “tiene 18 sobrinos y es soltero”. “Aquí hay muchas chicas guapas”, añadió Lacalle entre sonoras risas del público. Y el coloquio lo condujo el periodista de La Vanguardia Enric Juliana, que abrió juego con el, dijo, “plato fuerte”: si Madrid ha tomado el relevo a la Barcelona olímpica.

La respuesta fue larga, para acabar con un sí claro. El alcalde se declaró “profundamente enamorado de Madrid” y celebró los elogios que, aseguró, recibe desde fuera sobre “la alegría y energía” que respira la ciudad: “Madrid es una ciudad enfebrecida con ganas de recuperar lo que nos ha arrancado la pandemia y con ganas de comernos el futuro: y Barcelona 92 era eso”. Almeida convino que, si en los años anteriores a los Juegos, “Barcelona ejemplificaba las ganas de conquistar la modernidad, de homologarnos al resto de grandes democracias y la mirábamos como una ciudad abierta, cosmopolita, que tenía una visión global del mundo”, ahora, “con una situación histórica diferente y retos distintos, Madrid ha cogido el relevo”.

“Cuando uno ve que en Madrid hay esa ilusión y esperanza de ganar el futuro, si hay una ciudad que se identifica con la modernidad, cosmopolita, con apertura, dinamismo, capacidad de atraer talento, de no encerrarnos… es Madrid. Igual que en los ochenta veíamos el progreso económico y social de Barcelona, ahora el liderazgo y el protagonismo le corresponden a Madrid”.

Almeida no eludió el debate sobre la baja presión fiscal de Madrid, que le ha permitido captar inversiones. Ni sobre la gestión de la pandemia: aquí negó que la ciudad encabezara las cifras negativas. “Se nos acusó de ser una bomba vírica y nunca hemos tenido los datos más altos”. “Nos hemos sentido señalados por acusaciones de dumping fiscal, cuando hemos aprovechado el marco legislativo que nos propicia la España de las autonomías”, argumentó. “¿Es liberalismo salvaje lo que predicamos? No, el liberalismo necesita reglas, pero pocas y claras”, dijo en otro momento.

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Y, si por la mañana había lamentado la pérdida de ingresos que supondrá dejar de cobrar el impuesto de plusvalías tras la sentencia del Tribunal Constitucional, por la tarde presumió de una rebaja fiscal de “65 millones por la rebaja del IBI, que afectarán a 2,2 millones de recibos” si prosperan sus ordenanzas fiscales.

El alcalde cuestionó de Barcelona su no a la ampliación del aeropuerto: “El cambio climático no se puede negar, pero no puede utilizarse de excusa para el crecimiento económico. Me sorprendió el absoluto rechazo sin buscar alternativa”. Celebró que la ciudad albergue un hotel Four Seasons (una operación fallida en Barcelona). Y aquí admitió que “Barcelona ha tenido un turismo que no tenemos y queremos consolidar”. “Cuando preguntas cuál es la ciudad de referencia española mucha gente te dice Barcelona”, admitió.

También celebró la llegada de nuevos ciudadanos de países iberoamericanos. “Les damos marco de seguridad jurídica para generar economía y empleo, altas tasas de seguridad ciudadana y condiciones de convivencia: el mantenimiento del orden público es fundamental. Se comienza por problemas de convivencia y se acaba con problemas de orden público”.

Por último, lamentó “debates inoportunos, da la sensación de que el enemigo tiene que ser Madrid y es irresponsable”. Por ejemplo, rechazó que organismos oficiales trasladen su sede fuera de la ciudad, como el Tribunal constitucional, pero se avino a que ocurra en nuevos organismos. “Que haya organismos que se puedan instalar fuera de Madrid no genera inquietud, sino que se nos culpe de todos los males”, dijo.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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