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Sabor de Gràcia: “Los festivales de verano tienen un problema con la rumba”

El grupo ofrece 30 recitales en el teatro Apolo de Barcelona

El grupo de rumba Sabor de Gràcia, en una foto promocional.
El grupo de rumba Sabor de Gràcia, en una foto promocional.

El pasado mes de marzo el barcelonés teatro Apolo reabrió sus puertas tras una importante remodelación tanto arquitectónica como de contenidos. Dejando atrás su pasado más reciente, una de las bazas de la nueva programación ha iniciado su recorrido musical a ritmo de rumba. Y en ese campo, el grupo más sólido y de vida más larga y continuada son, sin lugar a dudas, Sabor de Gràcia. La banda del Maresme a punto de cumplir 27 años de actividad continuada presenta un nuevo espectáculo, coproducido por el grupo y la nueva dirección del teatro, titulado Sabor a Rumba, que estará en cartel hasta el 14 de agosto en sesiones diarias de lunes a sábado.

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En Sabor a Rumba se recuperan canciones populares de Peret, los Gipsy Kings, las Grecas, los Amaya, el Pescailla y Gato Pérez, entre otros. “Es una buena oportunidad para poder entrar en el teatro con la rumba catalana y rescatando también una parte de la rumba flamenca”, explica con su entusiasmo habitual Sicus Carbonell, director y fundador de Sabor de Gràcia. “Que yo sepa nunca se ha hecho una temporada larga de rumba en un teatro. Es bonito poder hacerlo y más en la situación en la que estamos. Los lugares más seguros que existen ahora son los conciertos en los que todo está controlado. Sabes quién entra, hay sillas de separación, todo el mundo con mascarilla. Tal y como está el patio, es lo más seguro y la gente puede disfrutar de un espectáculo tranquilo, sentado, con aire acondicionado, seguro”.

Ante la duda de si este es el escenario idóneo para la rumba, Sicus contesta sin siquiera pensarlo: “La rumba se puede disfrutar de cualquier manera. Y la situación es la que es. Estamos acostumbrados a escuchar rumba en la calle, en plazas, lugares en los que la gente baila pero se puede disfrutar igual en un teatro. Además, este es un espectáculo pensado para un teatro aunque en algún momento la gente tenga que levantarse y ponerse a bailar. Pero se bailará con seguridad”.

Sabor de Gràcia en un acto promocional en la marquesina del Apolo.
Sabor de Gràcia en un acto promocional en la marquesina del Apolo.

Sabor a Rumba no es un concierto más de Sabor de Gràcia ya que, además de diversos medleys de larga duración, tiene fragmentos hablados en los que se explican historias de la rumba en catalán y castellano. “No está pensado para turistas, si no lo haríamos en inglés”, apostilla Carbonell que asegura no tener miedo ante el reto de treinta actuaciones seguidas. “Nos ha cogido en una temporada en que tenemos muchas ganas de tocar”.

¿Hay tanto público para la rumba? “Creo que sí, la gente cuando hay rumba va. Lo curioso es que si miras los grandes festivales de verano en Cataluña, como Cruïlla, Vida o Canet, tienen un problema con la rumba, no verás rumba en ninguno y no sé el porqué. Se lo tendríamos que preguntar a los organizadores. Da la impresión de que tienen un complejo de qué dirán o no sienten la rumba catalana como música del país. O tal vez piensan que traemos un público que no se sabe comportar; es un estigma que los gitanos llevamos siempre encima. Es un poco de clasismo y de racismo también, claro. No quiero decir que haya racismo en los festivales de verano, pero es muy raro que todos los años tengan a los mismos grupos y que nunca abran la puerta a la rumba catalana. Y cuando lo hacen es a la rumba blanca, la que no tiene nada que ver con los gitanos. Se lo tendrían que hacer mirar”.

En su nueva programación el teatro Apolo no solo apuesta por la rumba. Las representaciones actualmente en cartel de La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, dirigidas por José Carlos Plaza se mantendrán durante todo el mes de septiembre. La propuesta más notable del teatro del Paral.lel para la nueva temporada será el estreno en octubre del musical Fama con dirección artística y coreográfica de Coco Comin y musical de Guillem Galofré.

La idea general de la programación es no centrase sólo en el teatro dejando espacio para programas familiares, conciertos o danza. En ese aspecto el joven bailaor jienense El Yiyo recuperará el 17 de octubre su actuación suspendida por la pandemia en abril. En el aspecto musical se han programado ya algunos conciertos puntuales como la nueva visita a la ciudad de Maria Creuza interpretando a Vinicius de Moraes que se realizará el 22 de noviembre.


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