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Éxito arrollador de ‘¡Viva!’, de Manuel Liñán, en el Mercat

El bailarín bucea en el mundo femenino del flamenco desde su masculinidad

Un momento del espectáculo '¡Viva!'.
Un momento del espectáculo '¡Viva!'.

Bailarín feroz y coreógrafo inteligente, Manuel Liñán (Granada 1980), Premio Nacional de Danza en 2017, aterrizó al frente de su compañía el pasado fin de semana en el Mercat de les Flors de Barcelona con ¡Viva!, galardonado con el Premio Max 2020. Este espectáculo, enmarcado en la tradición renovada del nuevo flamenco, es de una gran belleza y voracidad, además venía precedido de un gran éxito de público, éxito que se repitió la noche de pasado sábado, cuando tras la función todo el público que llenaba el Mercat de les Flors, se puso en pie y ovacionó, jaleó y aplaudió durante varios minutos a toda la compañía.

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Manuel Liñán, desde principio de su carrera profesional como bailaor, se ha adentrado en las formas femeninas del flamenco, un estilo que tiene muy marcados y delimitados los roles para cada género. Con maestría ha sabido bucear en el mundo femenino y desde su masculinidad ha osado lucir vestidos de faralaes y hermosos mantones.

En ¡Viva! son siete los bailaores que suben al escenario y sacan a la bailaora que llevan dentro. Son grandes intérpretes con una gran formación técnica y una fuerte personalidad escénica. Son de complexiones diferentes y sus zapateados, distintos entre sí cuando bailan en solitario, cuando el trabajo es coral es de una gran armonía. Hay alguna pincelada de humor pero nunca se llega a lo chabacano. Los bailaores, Manuel Betanzos, Jonatan Miró, Hugo López, Miguel Heredia, Víctor Martín, Daniel Ramos y el propio autor se adueñan del flamenco de la mujer con elegancia, contemporaneidad y frescura, sin caer en la imitación ni el travestismo barato. La obra, muy vital, se convierte en un desafiante canto a la libertad.

Este espectáculo, cuidado en todos sus detalles, cuenta con un excelente equipo, la música de Francisco Vinuesa en la guitarra, Víctor Guadiana en el violín y Kike Terrón en la percusión, además de la quebrada voz de los cantaores David Carpio y Antonio Campos. La acertada iluminación de Gloria Montesinos y el colorista vestuario de Yaiza Pinillos acaban de redondear la obra.

En ¡Viva! abundan los momentos mágicos, por ejemplo los solos de Liñán: el del inicio su zapateado versátil y modulado es una declaración de principios y su intenso y sensual braceo resulta hipnótico, igual que al final, cuando luce bata de cola. O cuando toda la compañía, ya desprovista de vestidos y pelucas, interpreta un sobrio y varonil zapateado. El Mercat se vino abajo, lástima que solo hayan actuado tres días.

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