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Ada Colau y Twitter: el riesgo de unas redes sociales demasiado personales

Políticos y expertos subrayan la importancia de que la comunicación en Internet de los representantes institucionales sea través de sus equipos

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en una imagen de 2019 consultando su teléfono móvil.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en una imagen de 2019 consultando su teléfono móvil.Albert Garcia (EL PAÍS)
Cristian Segura

Ada Colau ha utilizado ella misma, y de forma activa, su cuenta de Twitter. Lo que parece obvio, que use su propia cuenta, no lo es tanto cuando se trata de políticos con cargos de relevancia. La alcaldesa de Barcelona tiene en esta red social casi un millón de seguidores, y eso implica una cantidad de interacciones abrumadora. El pasado domingo anunció que abandonaba Twitter. Colau estaba más expuesta de lo que es habitual en posiciones de responsabilidad como la suya, indican expertos y políticos consultados por EL PAÍS. “Es un error que Colau como alcaldesa no tenga una cuenta pública, abierta y gestionada por su equipo”, afirma Liliana Arroyo, doctora en Sociología y especialista en innovación social digital de ESADE.

“Precisamente porque intento hacer buena política, voy a dejar Twitter”, afirmó Colau en su carta de despedida. Entre las razones que esgrimió, la principal es la agresividad tan característica en la manera de interactuar de muchos usuarios de esta red social: “En los últimos años es sabido por todos que la red se ha llenado de perfiles falsos y anónimos que intoxican e incitan al odio”. La alcaldesa mencionó los bots de la extrema derecha como origen de ataques contra ella, aunque un análisis de los comentarios críticos subidos de tono o directamente insultos que ha recibido en los últimos años indican que gran parte sobre todo proceden del nacionalismo catalán. Precisamente Junts per Catalunya retiró en enero de sus listas electorales autonómicas al candidato Josep Sort después de que, en otros muchos insultos o expresiones xenófobas contra el resto de España, afirmara en Twitter que “Colau no es nada más que una puta histérica española”.

Arroyo asegura que “ser una figura pública como mujer en Twitter es muy duro, porque hay mucha misoginia y mucho acoso”. La investigadora de ESADE entiende los motivos de Colau, pero cree que su decisión de romper con Twitter es equivocada. “Ella empezó en Twitter como activista. Le fue bien para reivindicar sus causas. El problema es que al ser alcaldesa, su comunidad de seguidores pasa a ser muy grande y pasa a ser necesario que alguien te gestione la cuenta”. Es lo que ha hecho Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y candidato de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) a la presidencia del Gobierno catalán. “Hace tiempo que no tengo la aplicación en el móvil, precisamente porque como servidor público mi obligación es dar respuesta a toda la realidad del país, no solo al mundo de Twitter”, explica Aragonès a EL PAÍS. “Sigo haciendo tuits personales pero es mi equipo quien gestiona el día a día de la cuenta. Así estoy al tanto de los mensajes y de su actividad, pero con distancia”.

La mayoría de altos representantes institucionales ceden el funcionamiento de Twitter a colaboradores de sus equipos. Es el caso de Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados, que afirma que si tiene redes sociales es por sus responsabilidades institucionales: “Estas redes las gestiona en buena medida mi equipo. Son un canal más de comunicación con la ciudadanía”. “Ahora bien”, prosigue Batet, “es cierto que estar supeditados a las voces más fanáticas de cada bando perjudica a la política, a las instituciones y, por lo tanto, a la democracia”. Posiblemente el político más vituperado por los sectores más fanáticos del nacionalismo catalán sea Miquel Iceta, secretario de organización del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) y Ministro de Política Territorial del Gobierno.

Pese a la agresividad que sufre en Twitter, Iceta defiende que esta aplicación “es una herramienta de comunicación para estar en contacto con gente que de otras formas no conseguirías”. Sobre la retirada de Colau, el dirigente del PSC dice respetar su decisión, aunque añade: “Los políticos tenemos que acostumbrarnos a recibir las críticas, aceptarlas con naturalidad, y que sobre todo nos sirvan para mejorar”.

“Hay que saber diferenciar la comunicación directa que ofrecen y posibilitan las redes y algunas opiniones e interacciones cada vez más polarizadas e irrespetuosas”, apunta Aragonès. “Uno tiene que saber aislarse de esto porque no es representativo de la sociedad”. El vicepresidente de la Generalitat valora Twitter como “una herramienta de comunicación que permite fijar el mensaje de manera más rápida, directa y personal con el usuario/ciudadano, y también interactuar”. De todas formas, añade Aragonès, “la realidad es mucho más que Twitter”. Arroyo suscribe que Twitter es un medio de contacto más directo que aporta una interacción positiva con la ciudadanía. “Twitter puede servir para lanzar globos sondas y recibir valoraciones. Además, cada vez hay más maneras para limitar los comentarios de odio”.

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Colau también lamentaba en su texto de despedida que estar en Twitter la obliga a opinar de todo: “Se ha generado otro fenómeno que yo llamo «la tiranía de la presencia permanente». Parece que hay que opinar de todo, todo el rato. Si de repente no haces un tuit de un tema polémico, sale alguien a decir que estás muy callada, que por qué será, que es una vergüenza que no hayas dicho nada sobre esto o aquello”. Colau finalizaba su intervención confirmando que seguiría comunicándose a través de Instagram, Facebook y Telegram. Todas las personas consultadas para este artículo conceden que estas redes sociales aportan un entorno de audiencia menos agresivo, aunque Arroyo matiza que Facebook puede ser un sitio también de crispación elevada. De hecho, una de las primeras condenas por amenazas a Carles Puigdemont, en 2018, fue a un hombre que en Facebook afirmó que quería “fusilar” y “quemar al expresidente de la Generalitat.

Una estrategia meditada

La alcaldesa de Barcelona afirma que dejar Twitter es un plan meditado: “Es cierto que a corto plazo puedo perder capacidad de incidencia, pero esta es una decisión de largo recorrido, una apuesta a largo plazo”. Xavier Tomàs, consultor de comunicación de políticos y exdirector de comunicación digital del alcalde de Barcelona Xavier Trias, elogia la estrategia en redes del partido de Colau, Barcelona en Comú: “Trabajan muy bien la gestión de su Instagram, Facebook o el newsletter que transmiten por WhatsApp. Y saben que Twitter tiene cada vez menos audiencia. Es una red tan politizada que es difícil que sirva para convencer a potenciales votantes”. En política municipal, apunta Tomàs, no la recomienda como herramienta “para convencer sino para movilizar”. La cuestión, según este experto, es que los comunes pueden permitirse que Colau deje de ser activa en Twitter ahora que no hay elecciones, porque no es momento para movilizar a sus bases. Sin embargo, Tomàs da por hecho que en 2023, cuando se celebrarán los próximos comicios municipales, Colau volverá a tener actividad, “aunque solo sea para retuitear mensajes afines”. La prueba, según él, es que la alcaldesa no ha cerrado todavía la cuenta de Twitter.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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