El Museo de Lleida tendrá que devolver los 111 bienes de las iglesias de Huesca el próximo lunes
El TSJA admite que la Generalitat presente alegaciones a la ejecución de la sentencia y habla de “un nuevo calendario de entrega”, pero, horas después, rectifica y asegura que se mantiene el plazo previsto
El juzgado de Primera Instancia número 1 de Barbastro ha admitido este viernes la intervención de la Generalitat en el proceso de ejecución provisional que se sigue por el retorno de los 111 bienes llamados “de la Franja” que permanecen en el Museo de Lleida a la diócesis de Barbastro-Monzón. El auto admite la intervención de la Generalitat en el proceso e indica que, una vez aceptada y comunicada su intervención, dispone de un plazo de cinco días hábiles para formular sus alegaciones. Y en la nota hecha pública a primera hora de la mañana hablaba de “un nuevo calendario de entrega”. Pero 10 horas después, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), en una nota aclaratoria, ha rectificado asegurando que “la jueza del juzgado de Barbastro, en su auto hecho público hoy, no ha suspendido el plazo de entrega de los bienes de Barbastro fijado para el 15 de febrero de 2021″. Y remarca que “en caso de que los bienes no fuesen entregados en el plazo establecido por el auto de ejecución provisional se adoptarán las medidas pertinentes”.
El pasado 17 de diciembre este mismo juzgado, tras la petición del Obispado de Barbastro, decidió llevar a cabo la ejecución de la sentencia provisional obligando a devolver las 111 obras y fijaba el día 15 de febrero como el día límite para hacerlo. Tras asegurar que contra esa sentencia no se podía interponer recurso alguno, advertía que en caso de no cumplirse se establecerían multas coercitivas y mensuales, además de responsabilidades penales.
La juez Pilar Juste ha admitido la intervención de la Generalitat al entender que, aunque los bienes no están en su poder “no puede obviarse que tiene competencia exclusiva en materia de cultura”. Cuando la magistrada tenga en su poder estos escritos y las respuestas que generen las dos partes implicadas, el Obispado de Lleida y el Gobierno de Aragón, podrá fijar un nuevo calendario para la entrega.
Por la mañana, tras la información de que se retrasaba la fecha para entregar las obras, desde el Obispado de Barbastro se ha asegurado que “aunque la iniciativa de la Generalitat supone una nueva estrategia para retrasar la entrega, su acción ‘no pone ni quita nada’ a lo que resuelve la sentencia”. Y añade: “nadie pensaba que las piezas se iban a devolver el 15 de febrero”. “Lo importante es que ese día histórico y soñado está más cerca, que seguimos dando pasos y que el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón, con todo su personal, está listo para recibir las 111 obras de las parroquias aragonesas”.
En junio de 1995 comenzó este litigio después de que 43 parroquias de la Franja de Aragón -Bafaluy, Buira, Roda de Isábena, Ardanué, Benavente de Ribagorza, Egea, Fraga, Monzón y Tamarite de Litera, entre ellas-, que habían pertenecido a la Diócesis de Lleida hasta entonces pasaran a formar parte de la recién creada de Barbastro-Monzón, en Huesca. Las parroquias cambiaron de diócesis, pero las obras que a lo largo de los años habían pasado al Museo Diocesano de Lleida no, pese a que se han reclamado desde hace años en los juzgados eclesiásticos. Desde el obispado de Lleida se asegura, con papeles que así lo acreditan, que las obras fueron compradas a los curas y sacerdotes de esas parroquias. Desde el obispado de Barbastro-Monzón que solo están en ese museo en calidad de depósito y que se han de devolver a sus lugares de origen. Esta última tesis es la que creyó el juez de Barbastro dictando una sentencia de primera instancia que, por lo tanto, no es firme, en el sentido de que hay que devolver las obras. La sentencia está recurrida a instancias judiciales superiores por el obispado de Lleida y el consorcio del Museo de Lleida.
Entre las obras más destacadas están los frontales de altar de Sant Hilari de Buira de Bonansa (siglo XIII) y de San Vicente Treserra de Arén (siglo XIII), la arqueta de Buira de Bonansa (siglo XIV), el retablo de San Cristóbal de Santaliestra (siglo XV), la Virgen María con el Niño de Saidí (siglo XIV), la pintura sobre tabla de San Martín Obispo (siglo XV), una cruz procesional en plata (siglo XVI), un Nacimiento y Adoración de los pastores (siglo XVI), una pintura Santa Eulalia y Santa Madrona (siglo XVI) y el cuenco de Benavente (siglo XIV), entre otras. Durante la vista del juicio uno de los peritos aseguró que todas estas obras tienen un valor aproximado de ocho millones de euros.
Apertura al público del monasterio de Sijena después de 11 meses cerrado
Este viernes se ha abierto también al público la sala en la que se exponen las obras del monasterio de Sijena (también en Huesca) que la justicia ha obligado a devolver desde Cataluña, después de que el Supremo anulara las ventas que las monjas realizaron por un defecto de forma. La apertura se produce después de que el cenobio haya permanecido cerrado 11 meses, tras el cierre decretado de los centros culturales para evitar la propagación de la pandemia, que se ha prolongado más de la cuenta, ya que cuando las monjas de la orden de Belén que llevaban casi 30 años como inquilinas en el monasterio, lo abandonaron en julio porque el lugar ya no reunía las condiciones para su vida contemplativa.
Con todo, solo se pueden visitar los antiguos dormitorios, donde se exponen las piezas retornadas y la sala capitular, pero no es posible recorrer otros espacios, como la iglesia, el Panteón Real, que hasta marzo si se visitaban o la recién rehabilitada capilla de la Inmaculada. Estarán cerrados hasta que se firme un convenio definitivo entra las propietarias del monasterio, las monjas de la orden de San Juan de Malta, que residen en Salinas de Añana (Álava) y nunca han estado vinculadas con este centro oscense, y el Gobierno de Aragón.
Para este 2021 y el año próximo el Gobierno de Aragón tiene previsto invertir en el monasterio un total de 1,5 millones de euros, para seguir reformando estancias y luchar para mejorar el sistema de drenaje, un problema endémico del edificio, ya que se construyó en el siglo XII en medio de una laguna y los problemas con el agua y la humedad han sido continuos desde entonces. Las visitas son tres días a la semana, de viernes a domingo, con limitación de aforos y visitas guiadas con cuatro personas máximo.
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