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Las sanciones aumentan después de un mes de confinamiento municipal

Los Mossos esperan que con el nuevo cierre comarcal, las multas vuelvan a reducirse

Rebeca Carranco
Las terrazas llenas en el paseo de Sant Joan de Barcelona, en el último fin de semana de confinamiento municipal.
Las terrazas llenas en el paseo de Sant Joan de Barcelona, en el último fin de semana de confinamiento municipal.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

Los ciudadanos están agotados. Después de casi un año de restricciones, y un mes con un cierre perimetral municipal en Cataluña, los Mossos empiezan a notar cómo incrementan las sanciones. “Es lo que suele pasar. Cuando hay un confinamiento nuevo, la gente lo respeta, y a medida que pasan los días, hay un cansancio”, explica el comisario portavoz de los Mossos d’Esquadra, Joan Carles Molinero. El último fin de semana de enero, los Mossos impusieron un 15 % más de sanciones. Ahora esperan que con el leve relajamiento que empieza hoy, de confinamiento local a comarcal, las cifras vuelvan a reducirse.

”Que la gente está cansada es algo evidente”, explica el teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle. El responsable político insiste en que en general hay una buena observancia de la norma, pero que Barcelona padece una situación atípica. “Tiene una densidad de población que para ver algo igual hay que buscar una población fuera de Europa”, explica Batlle. Por eso, semana tras semana, sobre todo cuando salen cuatro rayos de sol, se repiten las imágenes de calles atestadas. “Es normal que los parques estén llenos. ¿Dónde quieres que vaya la gente? Es una situación de congestión por falta de espacio”, defiende Batlle.

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Las situaciones más típicas de sanción por parte de los Mossos y de las policías locales suele ser por no llevar mascarillas, no respetar el máximo de seis personas por grupo, o saltarse el cierre municipal. Y por la noche, personas que no respetan el confinamiento de las 22.00 a las 6.00. El incremento de los últimos días lo atribuyen sobre todo al fin de semana, cuando las personas tienen más margen para el ocio. “El cansancio se nota en que algunas personas deciden salir más allá de su municipio y aceptan el riesgo de que las pillen”, explica Molinero.

Los Mossos han empezado además una campaña específica con los hoteles en la primera línea de mar de la ciudad de Barcelona. “Se usa la picaresca y se buscan formas diferentes de celebrar las fiestas”, indica el comisario. Desde enero, han intervenido en 7 fiestas en hoteles y han impuesto 80 sanciones. “El hotelero tiene derecho a alquilar habitaciones a ocho o nueve parejas en la misma planta. Pero también les debe advertir de que no pueden estar juntos, ni sin mascarilla. Si no, él también tiene una responsabilidad”, recuerda Molinero. Con ese objetivo, los Mossos están llevando a cabo una campaña preventiva con 42 hoteles del litoral de Barcelona, y reuniéndose también con el gremio para advertirles de la nueva situación que han detectado. Prevén ampliar la campaña a otros municipios.

Tanto Mossos como la Guardia Urbana destacan la colaboración ciudadana para detectar fiestas y otros incumplimientos de las restricciones. “La situación más típica que nos encontramos son 15 amigos que se van a un piso, compran algunas botellas en el súper y se instalan ahí. El vecino es quién nos llama porque están montando un sarao”, explica Albert Batlle. Las fiestas nocturnas en la calle casi han desaparecido, sobre todo por el toque de queda. El sábado, la policía diluyó una celebración vespertina en la vía pública de 100 personas en Sant Cosme, en el Prat. También detuvieron dos fiestas ilegales en dos casas en Barcelona. Los datos que manejan los Mossos indican que en los dos últimos meses, las sanciones por saltarse el toque de queda han disminuido un 10% (de 17.392 en noviembre a 15.535 en enero).

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La policía catalana detecta pocas infracciones del cierre autonómico. “Se da algún incumplimiento, pero con el argumento del trabajo, es relativamente fácil de justificar” el desplazamiento, explica Molinero. Los Mossos han sancionado a cinco personas de dos aves distintos a Madrid. Pero en general han comprobado que la mayoría “tiene un argumento” para salir o entrar a Cataluña.

“Muchas personas temen encontrarse un control”

El cierre municipal es más complicado cuanto más pequeños y juntos están las localidades. “Pero aquí la gente cumple más, quizá porque hemos sido muy estrictos”, explican fuentes de la policía local de Castell-Platja d’Aro. “Muchas personas temen encontrarse un control y están concienciadas”, añaden. Aunque admiten que hay quien aprovecha una causa justificada, como ir a una tienda Apple de Sant Feliu de Guíxols a Platja d’Aro para arreglar el móvil, para hacer otras compras. Tampoco abundan las fiestas, como las que se pudiesen dar en verano. En los últimos meses se han detectado dos, en viviendas, con poco más de 10 personas.


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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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