“Me ha recordado a las vacunas de cuando era pequeña”

La espera se ha hecho larga, pesada y dolorosa, con lo que la excitación previa era palpable en el ambiente. Poco después de las tres de la tarde un sonoro aplauso certificó que la primera vacuna antivirus de Tarragona ya estaba puesta. Teresa Soria, una mujer de 74 años, estrenaba las dosis de inmunidad contra la covid. Salud escogió la residencia de La Mercè, un centro titularidad de la Generalitat y que cuenta con 95 residentes, para empezar el proceso de vacunación en las comarcas del sur de Cataluña. Teresa lleva dos años residiendo en el geriátrico y su brazo derecho inauguró la ronda de pinchazos. Las enfermeras Carol y Alba, enfundadas en un traje azul, guantes y doble mascarilla, se aplicaron con esmero y Teresa, relucientes uñas carmesí y perfectamente peinada para ser objetivo de las cámaras y fotógrafos que aguardaban el momento, actuó como una paciente modelo: ni se inmutó al notar la jeringuilla en su músculo.

Luego fue el turno de Lourdes Julià, auxiliar de enfermería, de 29 años. Acumula más de una década rotando por residencias de la Generalitat pero sigue como interina. Desde hace tres años trabaja en La Mercè de Tarragona. Este domingo se tenían que vacunar 18 trabajadores de la residencia y a Lourdes le tocó ser la primera porque era la que ponía menos reparos para salir a hablar, luego, con los medios. “No he notado ningún dolor, me ha recordado a las vacunas de cuando era pequeña”, dijo. “Decidí vacunarme porque soy auxiliar, lo que implica que soy la persona con más atención directa con los usuarios y podría ser la cadena de transmisión de la enfermedad”, contó.

Por si su argumento no había quedado suficientemente claro, habló de la necesidad de tener “conciencia” para plantarle cara a un virus que pone en jaque “a los más débiles”. Lourdes admite haber vivido “momentos de incertidumbre” durante la pandemia y, después de pincharse, evocó las palabras que le manifestó un residente en la fase más cruda del confinamiento: “En la guerra sabían de quién se tenían que proteger, un virus te puede llegar de cualquier lado”.

De los 95 residentes que hay en La Mercè, 87 recibieron la vacuna. El departamento de Salud apuntó que algunos de los internos rechazan recibirla y que, otros, de momento no pueden por problemas de salud. El centro, situado muy cerca de la Part Alta de Tarragona, pegado a la sede de la Diputación Provincial, ha sufrido en los meses anteriores los efectos del virus pero, actualmente, está en fase verde, libre de contagios. “Ha sido una de las mejores maneras de terminar este año tan complicado”, manifestaba Ramon Descarrega, gerente de la región sanitaria de Tarragona.

Este domingo la vacunación también se puso en marcha en las Terres de l’Ebre. La residencia Natzaret, de Móra d’Ebre, fue el centro señalado por la Generalitat para administrar las primeras dosis. Móra d’Ebre es la capital de la Ribera d’Ebre, una de las comarcas donde el virus tiene más baja incidencia, con 68 casos cada 100.000 habitantes. Nada que ver con la vecina Terra Alta, donde la tasa de contagios es casi diez veces superior.

Salud manifiesta que a partir de este lunes decidirá dónde se siguen administrando las vacunas y advierte de que la planificación es muy sensible a cambios. Si se detecta un positivo en un centro, la administración de vacunas se abortará inmediatamente y se escogerá un nuevo destino.