El Parlament despide la legislatura con el clima de división con el que empezó

El Parlament ha celebrado este miércoles la última sesión de control de la legislatura en un tono preelectoral, evidenciando la división política que ha caracterizado estos casi tres años, con reproches mutuos entre el independentismo y la oposición. Nada nuevo se ha oído de boca de los diferentes líderes políticos, que no han hecho otra cosa que reiterar sus conocidos planteamientos, sin dar ninguna pista sobre un posible cambio de escenario tras las elecciones previstas para el 14 de febrero.

El líder del PP, Alejandro Fernández, ha preguntado de manera directa sobre la posibilidad de que no se celebren los comicios a la vista de la evolución de la pandemia, pero la respuesta del vicepresidente Pere Aragonès, en funciones de presidente sustituto, ha sido clara: “El día 22 firmaré el decreto de convocatoria”. Eso no asegura que los comicios vayan a celebrarse, como ya ocurrió con las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco, que se aplazaron, pero sí despeja las dudas sobre la voluntad del Govern de ir a las urnas.

“Se lo pregunto porque la consejera Budó lanzó un globo sonda y Esquerra se enojó por la posibilidad de que no hubiera elecciones, pero luego Sergi Sabrià [portavoz parlamentario de ERC] rectificó. Y como cada vez que Junts les aprieta las tuercas, les tiemblan las piernas...”, ha insistido Fernández con su habitual tono mordaz. Aragonès ha asegurado que el Govern trabajará “al cien por cien” para que puedan celebrarse las elecciones. El vicepresidente ha recordado al político popular que el Parlament celebró hace unos días una reunión de todos los partidos en la que se habló de los criterios que se iban a seguir para celebrar las elecciones en condiciones sanitarias fiables y, aprovechando la oportunidad, ha deslizado la frase típica de que el independentismo “nunca ha tenido miedo a las urnas”.

“La independencia es más necesaria que nunca y la próxima ha de ser la legislatura de la república, pero solo será posible si es ampliamente compartida”, ha dicho. El también candidato de Esquerra Republicana ha calificado de “positivo” el balance de la legislatura a la vista de los numerosos sobresaltos vividos desde el inicio: la imposibilidad de investir a Carles Puigdemont, Jordi Sànchez o Jordi Turull, así como la inhabilitación del presidente Quim Torra. “Tenemos más docentes y facultativos que nunca y se han aprobado unos presupuestos que son un gran avance en el terreno social”, ha resaltado.

“Nuestro balance no coincide con el suyo”, ha respondido el líder del PSC, Miquel Iceta, que ha reprochado al independentismo la “estrategia de confrontación” que defendió Torra. “No ha habido pactos con la oposición y sí una mala gestión, erosión de las instituciones y división de la sociedad”, ha replicado el dirigente socialista.

Más agresivo verbalmente se ha mostrado Carlos Carrizosa, candidato de Ciudadanos, en su tono habitual, pero seguramente más motivado por los pronósticos desfavorables que le dan las encuestas. De ahí que haya insistido en la tesis de que “se está negociando un tripartito”, que el PSC “será el socio” del independentismo en el Parlament y que Iceta “tiene que callar” ante el caso de corrupción que afecta a la alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín. Ha defendido la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del procés (”la justicia no es venganza”) y se ha opuesto a la ley de amnistía que reclama el independentismo (”la amnistía puede ser desigualdad”).

Aragonès le ha replicado que la amnistía es “absolutamente necesaria” y que se ha de gobernar “con generosidad, nunca con venganza”. En esa línea le ha recordado que él siempre defenderá el derecho de Carrizosa a que defienda sus ideas y ha apostillado que el discurso del político de Cs era “un cúmulo de cinismo y de nacionalismo español extremo”. El líder de Esquerra ha añadido que Ciudadanos ha ido esta legislatura al Parlament “a crispar, a montar shows, a amenazar a diputados que piensan distinto”, pero ha advertido de que la ciudadanía de Cataluña “ya les ha calado” y sabe que “van del bracito” con la extrema derecha.