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La fallida expedición a Marruecos por el 17-A

Tutelados por policías locales, dos inspectores no hallaron pistas sobre los últimos pasos del imán de Ripoll en su país

Jesús García Bueno
Imágenes del imán de Ripoll contenidas en el sumario judicial del 17-A.
Imágenes del imán de Ripoll contenidas en el sumario judicial del 17-A.

Dos inspectores del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) viajaron a Marruecos para investigar los atentados de Barcelona y Cambrils. La misión tenía dos objetivos: tomar muestras de ADN a familiares del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, y averiguar cuáles fueron sus últimos pasos en aquel país. La primera parte de la misión la cumplieron; la segunda fue un fiasco, en parte por la escasa predisposición de las autoridades marroquíes, que tutelaron en todo momento la expedición.

Los inspectores, de la brigada de información, aterrizaron el 11 de diciembre de 2017 en Chef Chaouen y fueron conducidos hasta la aldea montañosa de Bab Taza, en el Rif. Allí nació el imán de Ripoll, considerado el cerebro del 17-A, y allí vive aún parte de su familia. Su margen de maniobra durante esa semana fue nulo: “Todo lo que hicimos allí lo hicimos acompañados de policías marroquíes”, ha explicado uno de los inspectores en su declaración de este miércoles, como testigos, en el juicio por los atentados de Barcelona, que se adentra en la recta final.

Los policías visitaron las casas de la madre, un hermano y una de las hijas del imán. “Eran casas humildes, no había muebles ni alfombras, no había nada”. Esos tres familiares se sometieron voluntariamente a los tests de ADN, que fueron practicados y custodiados por “los funcionarios de policía científica marroquíes”, ha añadido el testigo a preguntas del abogado de Javier Matínez, el padre del niño de tres años atropellado mortalmente en La Rambla. Martínez cuestiona la investigación oficial de los atentados: cree que el imán sigue vivo y niega que muriese, como afirma el sumario, en la explosión de la casa ocupada por la célula terrorista en Alcanar (Tarragona) ocurrida la víspera del 17-A.

“Todo lo que hicimos allí lo hicimos acompañados de policías marroquíes”
“Todo lo que hicimos allí lo hicimos acompañados de policías marroquíes”

Esos mismos funcionarios marroquíes hablaron con los familiares y los vecinos de Bab Taza. “Allí nadie sabía nada del imán ni había pasado por allí recientemente”. Una de las hijas llegó a decir, siempre según la traducción facilitada por los marroquíes, que no había visto a su padre en siete años y que desde que se había “radicalizado” le habían perdido la pista.

La hija, Maryam, tal vez ignoraba que su padre había estado en Marruecos entre el 20 de julio y el 9 de agosto de 2017, pocas semanas antes de los atentados que provocarían la muerte de 16 personas y más de un centenar de heridos. Probablemente fue a hacer una última visita a su exesposa y a sus hijos, que viven en Tetuán. Los inspectores han detallado que estuvieron en Tetuán, pero ni ellos buscaron a la esposa ni sus colegas les facilitaron una dirección. “Estuvimos mirando archivos de una comisaría de distrito, hablando con los policías marroquíes… Todo lo que hicimos no dio frutos”, ha admitido uno de ellos.

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Tres familiares de Es Satty se sometieron a pruebas de ADN
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El juez instructor, Fernando Andreu, sospechaba que Es Satty podía ser propietario de alguna vivienda en Tánger o en Chaouen. La policía marroquí no mostró mucho entusiasmo por buscarlas. “De entrada eran pesimistas sobre la posibilidad de encontrar un domicilio”, ha añadido el inspector. La base de datos del registro de la propiedad tampoco aportó novedades.

La colaboración de las autoridades de Marruecos no ha sido demasiado espléndida. Solo ocho días después de los atentados, los Mossos d’Esquadra ya disponían del ADN del imán por los indicios (como una chilaba) hallados en el piso de Ripoll donde vivía. Interpol Madrid pidió a sus homólogos de Rabat que consultaran la base de datos nacional por si coincidía algún perfil. El resultado tardó en llegar, pero fue negativo, lo que motivó el viaje de los dos inspectores a final de año. Marruecos tampoco autorizó la entrada y registro en un par de domicilios, tal como había solicitado la policía autonómica. La defensa de Martínez, además, había pedido la declaración de los dos forenses de Casablanca que hicieron la comparativa de los ADN. Cree que los informes no son válidos porque no cumplen los estándares internacionales. Marruecos ha rechazado que se desplacen a España y no existe convenio para que lo hagan por videoconferencia.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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