La T2 del aeropuerto de Barcelona cierra de nuevo por falta de vuelos
Todos los servicios se concentran en la T1 tras no cumplirse las previsiones sobre una recuperación del tráfico
La actividad del aeropuerto de Barcelona no levanta el vuelo y Aena ha optado por replegar servicios en la instalación, con el objetivo de racionalizar la operativa y economizar costes. La decisión más contundente implica el cierre de la T2 y la concentración de toda la actividad aeroportuaria en la T1, una medida que ya se aplicó en los días más duros del confinamiento de la pasada primavera. Ello implica trasladar a la T1 la actividad de compañías como Ryanair, EasyJet, Wizzair, Jet2, AerLingus o Germanwings. También sería el caso de Norwegian, pero la aerolínea escandinava ha anunciado el cese de toda su actividad en el Josep Tarradellas al menos hasta el mes de febrero.
El aeropuerto de Barcelona registra, actualmente, unos 200 vuelos diarios. Nada que ver con los casi 800 que se contaban el año pasado por estas mismas fechas. Las restricciones a la movilidad por efecto de la pandemia han hundido el tráfico y las previsiones a corto y medio plazo no hacen prever ninguna prisa por parte de las compañías por rellenar sus listas de vuelos. La Cámara de Comercio de Barcelona ha lamentado que el aeropuerto Josep Tarradellas “sigue en la cola de Europa” del número de vuelos de pasajeros. La entidad refiere una caída del tráfico del 71%, y lo contrapone a los registros de Milán, París, Londres y Amsterdam, donde el descenso ronda el 55%.
Ante este escenario, Aena ha optado por readaptar y reducir servicios. El próximo día 19 de noviembre empieza el traslado hacia la T1 de las aerolíneas que operan en la T2. El proceso debe estar completado antes del 1 de diciembre, fecha prevista para cerrar la terminal y concentrar toda la carga operativa en la T1.
Será el segundo cerrojazo de la T2 en lo que va de año. La dirección del aeropuerto la mandó clausurar tras el primer decreto del estado de alarma, en marzo. Se reabrió a finales de julio, contando con que el pico veraniego podría ser el punto de partida para reactivar el trajín aeroportuario. Pero la evolución de la pandemia ha desbaratado las previsiones y las compañías están lejos de volver a ofertar las conexiones que ofrecían desde las pistas de El Prat. Ryanair, que el año pasado transportó a 7,8 millones de pasajeros a Barcelona desde la T2, prevé recortar en una tercera parte su oferta de vuelos para la temporada invernal y reducir la capacidad de algunas bases. La empresa irlandesa operará en noviembre y diciembre apenas el 40% de los vuelos que operó el año pasado.
Aena trata de que la centralización de servicios no choque con las medidas de seguridad para evitar la acumulación de personas en un mismo espacio. En los accesos, mantendrá abiertas las puertas A, B y C, y reserva la D y la E para los ciudadanos de países que están fuera del espacio Schengen. Solo se permite el acceso a la terminal a los pasajeros que dispongan de billete o tarjeta de embarque, en las seis horas anteriores a la salida prevista del vuelo.
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