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Entidades sociales catalanas alertan de que han agotado sus fondos

Cáritas asegura en septiembre agotó el presupuesto anual destinado a ayudas económicas de primera necesidad. El Banco de Alimentos, avisa que sus reservas actuales no llegan a final de año

Clara Blanchar
Reparto de alimentos a personas sin techo en Barcelona.
Reparto de alimentos a personas sin techo en Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

La pandemia y la crisis social derivada han dejado las cuentas de las entidades sociales temblando. Con la curva de la segunda oleada subiendo, incertidumbre sobre el futuro, pero con la certeza de que la crisis social se alargará, Cáritas ha alertado de que en septiembre agotó el presupuesto de todo el año destinado a ayudas económicas de primera necesidad. El Banco de Alimentos, con un 40% más de demanda, avisa de que con las reservas actuales no llegará a final de año.

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Con un 40% más de demanda, el Banco de Alimentos ha reducido a casi la mitad los kilos repartidos por persona y mes: de 12 kilos en julio a siete ahora. En Creu Roja, tienen el colchón de los socios, pero se preguntan qué pasará con las donaciones privadas de particulares y empresas a partir de enero. En el caso de Cáritas, su director en Barcelona, Salvador Busquets, alertaba en su última carta abierta de que, además del virus, “también la pobreza rebrota” y recordaba que durante la primera oleada tuvieron más de 2.000 peticiones semanales, que les obligó a triplicar ayudas en alimentación y duplicar las de la vivienda. La entidad ha impulsado una campaña de captación de fondos y otra de redondeo solidario en los supermercados Bon Preu.

Eduard Sala, responsable de Acción Social de Cáritas Barcelona, pronostica un otoño tan duro o más que la etapa del confinamiento. "Para este 2020 teníamos un presupuesto de 225.000 euros al mes para ayudas directas en habitaciones y alimentos. Y estamos desbordados: en abril gastamos 415.000, en mayo 609.000, en junio casi 600.000, en julio 725.000 y en agosto 500.000.

Todas las cifras que manejan estas entidades tienen este año muchos ceros. El Banco de Alimentos, por ejemplo, reparte 15.000 toneladas al año en Cataluña, por valor de 35 millones de euros. Su director, Lluís Fatjó, admite que no están preparados para una situación tan grave. En Barcelona han pasado de 110.000 beneficiarios a 160.000 y en Cataluña, de 195.000 a 270.000. Fatjó celebra haber dado respuesta gracias a una gran solidaridad por parte de las empresas que donan excedentes y a los particulares. Pero avisa de que esta oleada de solidaridad se concentró en el confinamiento y luego bajó. También los excedentes cayeron —son el 50% de lo que reparten— y tuvieron que comprar cinco veces más que en 2019. El Banco cuenta con fondos de la UE, que han pasado de cinco millones a cuatro. “Nos obliga a poner remedio y lograr donaciones”, apunta Fatjó, que ha pedido fondos a la Generalitat y Ayuntamiento. “Nos quedan unos recursos mínimos. No tenemos suficientes para mantener lo que necesita una persona. Siete kilos es el tercio de una dieta de un mes”.

El reto de la organización ahora es la campaña el Gran Recapte, que proporciona 4,5 millones de kilos de alimentos. Desde Creu Roja, su coordinador en Cataluña, Enric Morist, admite que la situación humanitaria es de “muy difícil previsión” y aplaude que disponen de 6.000 nuevos voluntarios. Pero alerta de que necesitan “gasolina”. De marzo a septiembre destinaron 10 millones a ayudas y calcula que hasta finales de año necesitan cuatro más.

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La mitad de sus fondos provienen de encargos de las administraciones y la otra de socios o donaciones. “Hay incertidumbre y esta certeza: ayudamos a 500.000 catalanes y el 30% de ellos nunca había pedido ayuda. El talón de Aquiles es la captación de fondos privados”, dice Morist y teme que la situación empeore en 2021 con el incremento del paro. “Es muy distinto si funciona el ingreso mínimo vital: si no funciona, la presión caerá sobre las organizaciones humanitarias”.

35 millones en el plan de choque social

El Ayuntamiento de Barcelona ha destinado 35 millones al Plan de Choque Social. 18 de ellos nutren un fondo de emergencia para 34.000 personas en situación precaria y se han duplicado las ayudas de los Servicios Sociales. Las sumas oscilan entre 200 y 475 euros, en función de la renta y las personas de cada familia y se otorgan a través de la tarjeta monedero Barcelona Solidaria. La ciudad mantiene abiertas 500 plazas extraordinarias para personas sin hogar que se suman a las 2.200 que funcionan habitualmente. Este gasto extraordinario se eleva a 10 millones de euros.


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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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