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Las multas eliminan a dos tercios de los coches y motos más contaminantes en Barcelona

Las dos primeras semanas de multas en la ZBE se saldan con 10.700 multas a los vehículos sin etiqueta

Clara Blanchar
Señalización de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en uno de los accesos a Barcelona.
Señalización de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en uno de los accesos a Barcelona.Albert Garcia (EL PAÍS)

La Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Barcelona, que veta a los vehículos que no tienen etiqueta ambiental, ha conseguido reducir a solo un 1% los coches y motos más contaminantes que circulan por la ciudad. Tras unos meses sin multas, el régimen sancionador de la ZBE entró en vigor el pasado 1 de septiembre y logró una caída drástica del parque circulante más contaminante: se desplomó de un 3% a un 1%, reduciendo en dos tercios el número de estos vehículos que circulan por Barcelona. En las dos primeras semanas de septiembre se impusieron 10.700 multas, informó este viernes el Ayuntamiento.

El concejal de Emergencia Climática del Ayuntamiento de Barcelona, Eloi Badia, compareció para hacer balance de los efectos de la ZBE con multas. A la cifra de 10.700 sanciones falta sumar las que hayan impuesto los otros cuatro municipios incluidos en la ZBE: L’Hospitalet de Llobregat, Esplugues de Llobregat, Cornellà de Llobregat y Sant Adrià del Besòs.

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Badia quiso destacar que el impacto de la Zona de Bajas Emisiones ha sido grande desde que se anunció, en 2017. Entonces, el porcentaje de coches, motos y vehículos comerciales y de transporte que circulaban sin etiqueta era del 20%. De éstos solo queda un 3%, que son las furgonetas, camiones y autobuses que no tienen etiqueta pero una moratoria les permite circular, para darles tiempo a renovarse.

“Ha sido lo nunca visto, que una medida tenga la capacidad de interlocutar con tanta efectividad, y que incluso personas que no estaban obligadas a cambiar el vehículo lo hayan hecho”, celebró el concejal. En número de desplazamientos de vehículos contaminantes, actualmente hay 285.000 menos que en 2017.

El concejal reveló otro dato: y es que mientras se acercaba la prohibición de circular sin etiqueta ambiental, también ha habido una notable reducción de los coches que tenían etiqueta amarilla. En tres años han pasado de ser un 43% del total del parque circulante a representar un 27%. Una reducción del 40%.

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El resultado de que no circulen estos vehículos y los que no tenían etiqueta supone que “un tercio de los desplazamientos de los vehículos más contaminantes ya no se producen, son 550.000 trayectos”, sumando sin etiqueta y etiqueta amarilla, señaló el edil. “El impacto de la caída de vehículos más contaminantes es bajo, porque hemos hecho parte del trabajo en los últimos tres años”, resumió.

Badia aseguró que la ZBE “es la medida más importante” para luchar contra la contaminación, pero recordó que “no será la última”. “Porque no hemos llegado al objetivo final, que es rebajar la contaminación por debajo de los límites que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

“Habrá que seguir pensando más medidas y alternativas”, un paquete en el que está en estudio la implantación de un peaje de congestión. En este capítulo, en el que en el gobierno municipal hay discrepancias (los comunes son partidarios de estudiarlo y los socialistas afirman que no es el momento), Badia se mostró ayer conciliador. Aseguró que todo el gobierno está de acuerdo en estudiarlo y recordó que el compromiso para reducir la contaminación está en el acuerdo de Gobierno, en el Plan Clima o en la Declaración de Emergencia climática.

“Hay que estudiarlo, el cómo y cuándo es un proceso que no hemos abierto. No será un blanco o negro, requiere un análisis complejo, se puede hacer de muchas maneras, hay que ver el ámbito, a quién puede afectar, cuándo... No es sencillo, habrá que ver también si las competencias municipales son suficientes o es necesario hacer cambios legislativos...”.

Etiquetas amarillas

Más allá del peaje, otra fórmula para dar una vuelta de tuerca en la lucha contra la contaminación sería endurecer las actuales restricciones de la ZBE. Y una vez los coches sin etiquetas son residuales, una opción sería limitar la circulación de los vehículos con etiqueta amarilla, admitió. La opción, que no se ha ni comenzado a hablar, dijo, pero va para largo, porque a muchos vehículos profesionales con esta calificación ambiental todavía les quedan años para amortizar el coste de compra o están en régimen de concesión que hay que agotar.

Sobre los niveles de contaminación en la ciudad, Badia admitió que superan las recomendaciones de la OMS, aunque todavía no han superado los anteriores a la declaración del estado de alarma por la pandemia del coronavirus. La recuperación del uso del transporte privado sigue por encima de los pasajeros del transporte público, por el temor a contagios y el efecto del teletrabajo.

Colau no cortará Via Laietana ni Aragó en fin de semana

El Ayuntamiento informó ayer de que recuperará a partir del próximo fin de semana el programa Obrim carrers, que consiste en cerrar calles al tráfico para facilitar el paseo y ocio de los vecinos y animar la actividad de los ejes comerciales. El proyecto arrancó a comienzos de 2020, se interrumpió durante las semanas más duras de la crisis sanitaria por la covid-19 y se retomó coincidiendo con la desescalada, después del estado de alarma. En verano dejó de hacerse.

Ahora se retoma tras dialogar con vecinos y comerciantes. Se restringirá el paso de vehículos los fines de semana en el eje Creu Coberta-Sants y en Gran de Gràcia, durante todo el día: de las 9 horas a las 21 horas. Los sábados también se cerrarán algunos tramos de la Travessera de Gràcia.

Sí podrán circular por estos tramos los servicios municipales, los vehículos de emergencia y los de las personas con movilidad reducida. Los vecinos podrán entrar y salir de los aparcamientos.

La recuperación de programa, con todo, no incluye vías que sí formaron parte del Obrim Carrers original. Es el caso del corte simbólico —y anunciado a bombo y platillo y exitoso— de la calle de Aragó y de la Via Laietana.

En el caso de la Via Laietana, los comerciantes y parte de la oposición municipal pusieron el grito en el cielo por el daño que, alertaron, el corte de tráfico provocaba en el comercio o el mercado de Santa Caterina. Tras esa polémica y los desencuentros en el gobierno municipal entre comunes y PSC en materia de movilidad, el ejecutivo quiere ahora negociar con el entorno de la céntrica vía.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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