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Rey emérito
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La monarquía hoy

La monarquía, para mantenerse, debe ejercer sus funciones con discreción y sin causar problemas

Unos jóvenes pasan ante un mural pintado por el artista urbano TV Boy titulado "Viajando como un Rey" en la que se ve al Rey Emérito Juan Carlos I.
Unos jóvenes pasan ante un mural pintado por el artista urbano TV Boy titulado "Viajando como un Rey" en la que se ve al Rey Emérito Juan Carlos I.Quique García (EFE)

La monarquía es una institución que tiene su origen en el sistema feudal y que evolucionó hacia la monarquía absoluta, en que el reyconcentraba todos los poderes del Estado y donde se decía que “la voluntad del rey es la ley”. Las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII tuvieron como resultado las monarquías constitucionales, en las que los poderes del rey eran los que le confería la constitución, ya que el pueblo era el titular de la soberanía. En una primera fase el rey conservaba la jefatura del gobierno y era el vértice del poder judicial; en la última, la de la monarquía parlamentaria, la constitucional, el rey tiene funciones meramente simbólicas.

Hoy en día el rey no puede adoptar ninguna medida de política interior o exterior porque sería incompatible con el sistema democrático. La actuación del rey se limita a sancionar, obligatoriamente, con su firma, las leyes aprobadas por las Cortes Generales, sin que las pueda vetar, y a nombrar a aquellas personas que le propone el gobierno. Todos sus actos son meramente formales y expresan la voluntad de los representantes democráticamente elegidos. Ello se articula mediante el refrendo, acto según el cual el rey no puede actuar solo, sino que sus actos deben ir acompañados de la firma de un representante político, que es el responsable de aquel acto.

El rey Juan Carlos fue designado por el dictador Francisco Franco. No obstante, condujo al Estado, con la participación y la conformidad de la inmensa mayoría de las fuerzas políticas, hacia un sistema democrático, en forma de monarquía parlamentaria. También desempeñó un papel crucial para acabar con el intento de golpe de Estado del 23-F. Por todo ello, la sustitución de la monarquía no ha estado en la agenda política de las principales fuerzas políticas.

Sin embargo, si el rey comete un delito mientras ocupa el cargo no puede ser juzgado porque la Constitución establece que es inviolable. La monarquía, para mantenerse, debe ejercer sus funciones con discreción y sin causar problemas. El rey Juan Carlos no ha tenido una conducta adecuada desde hace años y la monarquía está muy desprestigiada entre la población. El problema es que la Constitución blinda a la monarquía y para sustituirla por una república, en la que la ciudadanía pueda elegir al jefe del Estado, es preciso modificarla mediante un procedimiento que es prácticamente imposible de conseguir. Se necesita una propuesta de reforma que sea votada favorablemente por dos tercios del Congreso y del Senado. Después deben disolverse las Cortes y convocarse elecciones generales, en las que obviamente uno de los elementos centrales sería la abolición de la monarquía y la creación de la república. Después, las nuevas Cortes deberían someter nuevamente la propuesta de reforma constitucional a votación y en cada cámara debería obtenerse nuevamente una mayoría favorable a la reforma de dos terceras partes y finalmente debería someterse la reforma a referéndum.

Para reformar la Constitución en este tema es necesario el consenso de los principales partidos políticos para obtener las mayorías parlamentarias que se han mencionado y, por el momento, PSOE, PP y Ciudadanos ni lo plantean.

Francesc Pau i Vall es profesor de ciencia política de la Universidad Pompeu Fabra.



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